domingo, 4 de septiembre de 2011

8. La sabiduría de convivir en la paz de Cristo: 1 Cor 3, 1-4



    No pude hablarles como a espirituales sino como a carnales, como quienes todavía son niños en Cristo. Los celos y discordias que hay entre ustedes, prueban que se comportan de manera sólo humana. Cuando uno dice, yo soy de Pablo, y el otro, yo de Apolo, y otro de Pedro prueba que proceden como humanos, que para ustedes Cristo está dividido, y la energía de la comunión del Espíritu está ausente en su comunidad. En Corinto han surgido grupúsculos antagónicos con rivalidades y divisiones. Hay algo de normal en esto, la vida es una serie de conflictos que nos hacen madurar si los resolvemos bien, y nos amargan y desintegran si los resolvemos mal. Pero los corintios no están dando soluciones sanas a sus conflictos, y además están olvidando que la división es un sinsentido para los que estamos anclados en el Único Jesús resucitado, y que la fe no se basa sólo en la sabiduría de los hombres sino en el dinamismo del poder de Dios. Optamos por el pecado o por el Espíritu.
    Necesitamos pertrecharnos para alcanzar buenas interrelaciones personales, que no hay que confundir con ausencias de problemáticas, opiniones diferentes, libertad de expresiones y cruces, sino con obtener una serie de virtudes y técnicas que tenemos que adquirir, enseñar y mejorar. Plutarco Elías Calles, presidente de México entre 1924 y 1928, pero que de facto siguió gobernando hasta que Lázaro Cárdenas lo expulsó a EU en 1936, recordado por su persecución a la Iglesia y la guerra  contra los cristeros que costó 70.000 vidas, una caída fulminante de la producción agrícola y la emigración de 200.000 personas; dijo: Nos hemos empeñado en apresar obispos, desterrar curas y matar cristeros. Pero sólo adueñándonos de las escuelas podremos conquistar nuestra patria. Conocía la importancia de la educación. Hoy hay que tomar conciencia de una pedagogía específica que desarrolle nuestra inteligencia interpersonal o capacidad de ponerme en lugar de los otros y relacionarme bien con ellos para comprenderlos, ayudarlos a controlarse y motivarlos.
    Explicitamos, dentro de la teoría de las inteligencias múltiples, siete. Sexual, emocional, intelectual, extrasensorial, espiritual, mística y totalidad. La sexual sería el fundamento de la interpersonal por la relación mujer y varón, hijos, hermanos, y fraternidad universal. Howard Gardner estudia ocho. Lingüística, matemática, espacial, cinética, musical, ecológica, intrapersonal e interpersonal. Agregaría la trascendental por la división anterior. Para él, cualquier inteligencia es un potencial genético, que se desarrolla por la educación y formación, para solucionar problemas y crear nuevos resultados. Ser inteligente no es sólo cuestión de cognición, sino también de cómo cuidar de la naturaleza, gozar del baile, la música y el canto, vivir bien consigo mismo, y resolver los conflictos comunitarios.
    Nos dice Manuel Segura en Enseñar a convivir no es tan difícil, que en los últimos años, dentro del campo de la teoría de la educación, se han sucedido cuatro oleadas. Estudiarlas muestra cómo educar, formar y transfigurar a las personas no es fácil, pero tampoco es un misterio imposible, sino algo que puede conseguirse con sabiduría, ciencias y práctica. La primera fue Aprender a pensar, más que proponer muchos contenidos e informaciones, lo importante es enseñar a pensar, o cómo lo llamó la Universidad de Harvard La revolución de la inteligencia. La segunda fue el Entrenamiento en habilidades sociales sobre todo para adquirir la asertividad, es decir, ser justo y eficaz evitando los extremos de la pasividad tímida, callarnos cuando deberíamos hablar o actuar, y el de la agresividad violenta, insultar y agredir a otros sin respeto de su dignidad y derechos. La tercera fue La Educación emocional para conocer las emociones, utilizarlas bien y controlarlas. La cuarta fue la Teoría de los valores éticos en un mundo que separa las tecnociencias de la ética.
    Los éxitos y desengaños, delincuentes hábiles y emoticones necios, mostraron que para los católicos son necesarias las cuatro, más la trascendencia en el Espíritu, para una pedagogía que lleve a una pacífica convivencia comunitaria con Jesús resucitado en medio.















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