159. Padre,
nunca me abandones, entrégame en tu Amor a la muerte: Heb 5, 5-10
Cristo dirigió durante su vida en la carne
súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo
de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. El Grito, krázo, kraugé, fonèn megálen de Jesús, testimoniado por los
sinópticos, expresa el drama paradójico de su abandono en la muerte, y su
entrega en las manos de su Padre.
Debido a la investigación y lectura intensa
de semanas que me tomó exprimir el mensaje teológico
de Kazuo, escribo esto luego de tres horas caminando por los bosques de un
vecino nuestro que extrae resina de pinos gigantescos, lo que hace que uno se
moje los dedos y respire incienso fresco, ese que resbala sangrando y llorando
por los troncos canalizados. Me fui para ver si lograba sintetizar los
centenares de datos acumulados.
Soplaba viento del Pacífico hacia el Golfo, y
leí de Urs Von Balthasar en sus precisiones teológicas Klarstellungen. Zur Prüfnung der Geister, este trozo. La Iglesia paga hoy con amargura, las faltas
que ha cometido en su larga historia, por abreviaciones y unilateralismos que,
con frecuencia, penetran sin que los sintamos, pero preñados de consecuencias.
En el sector de la mariología cualquiera puede recordar los arriesgados
desplazamientos de acentos, no sólo en la piedad popular, sino en la teología
científica. Hemos de preguntarnos si hemos situado la cristología en su debido
y justo lugar, o sea, en el lugar que Jesús mismo ocupó al ofrecerse como
Camino hacia el Padre, que no puede recorrerse sino en el Espíritu Santo. Hemos
practicado un culto de Cristo aislado, como una mariología desgajada. Nos hemos
estancado en el hombre Jesús como en un grandioso modelo de la humanidad, como
un hermano mayor, amigo de las almas y el alimento eucarístico, en vez de
concebirlo como quiso que se lo entendiera, como la demostración palpable del
amor del Padre, como la Palabra fáctica de la reconciliación del Padre con
nosotros, de ese Padre que debe ser nuestro último Tú y al que nos conduce el
Hijo como Camino. Toda mariología debe estar encauzada de forma cristológica y
eclesial; pero la cristología debe estarlo en la Trinidad. Por no haberlo
predicado pagamos hoy tanto plato roto. A María se la aísla del contexto
salvífico total poniéndola en concurrencia con la misión del Hijo, quien se nos
desmorona en pura humanidad, y su mensaje pascual en el Dios Trino no se
identifica con Él. Nada de esta Revelación se explicitará en Nunca me abandones, sólo se insinuará
con lenguaje secular la situación
humana, lo desconocido, y la felicidad; tratando de expresar lo inefable con
amor y conocimiento. R. Panikkar, De
la Mística
Descendía de la montaña, estando por alcanzar alguna inteligibilidad,
cuando cataplum todo rodó por el suelo. Me caí cerca de un manantial. Una de
las tantas caídas en la peregrinación llevando la Cruz. Nada serio, sí
peligroso para un anciano con osteoporosis hiperdegenerativa. Al revisarme
horas después por los dolores, noté que tenía una herida en el meñique derecho
y dos feos hematomas en el segundo dedo del pie izquierdo y la oreja izquierda.
Las heridas, de pie a cabeza, son hitos de nuestra historia, al observarlas
reavivan nuestro limitado imaginario. Es Dios escribiendo sobre nuestro pellejo,
una narración de Amor, Piel y Sangre. Peter Greenaway, The Pillow Book
Así
tres, que no se me han borrado y siguen cinceladas, hablan de mi niñez. La de
la muñeca izquierda, el servicio gozoso a mi madre de ir a buscar los huevos de
las gallinas en pleno invierno, expuesto a los cortes del hielo filoso cual
cuchillo, que me abrió una venita y sangré como puerco con la yugular abierta.
El medallón del muslo derecho, la
exagerada vacuna del doctor Bravo contra la viruela, en la Escuela Primaria. La
de mi cuello, una cataplasma encendida en alcohol que me aplicaron sin darse
cuenta y me quemó y arrancó la piel sin estética hasta hoy. Heridas como
memorias que, si quisiera recordarlas y narrarlas con exactitud, aun esta última
del meñique, la cosa se pondría ardua, ya que la realidad no es ni objetiva ni
subjetiva, sino el misterio del mensaje de la experiencia, signo; que llega a nuestra conciencia, significante; en búsqueda de logos, significado.
Ya
no sé si resbalé con las botas de goma, por el espeso sotobosque en sequía, o
la humedad en las orillas del manantial. Contra cuales piedras me di, aun
cuando volví sobre mis pasos para examinar el terreno. Si estaba observando,
por las nubes y las ramas, klón más altas, la dirección del
viento. O me distraje al estar leyendo en alemán, pensando en inglés; cosa que
hice durante 14 años en mi juventud y ahora, en el ocaso de mi vida, ha
regresado por sí sola sin pedirme permiso; y dándome un porrazo en español. Lo
que sí sé con seguridad es que me caí. Aquí Ishiguro es una artista en
filigranas, matizaciones, idas y vueltas, correcciones, emociones, corazonadas,
confrontaciones y diálogos para aclarar diversas opiniones sobre un mismo
hecho. Y esos hechos, rodeados de nubosidades, son historia real de la que
conoce mucho, recreándola en la naif culpabilidad
inculpabilidad de la novela ficción. Así, Lord Arlington, Dupont D’Ivry,
Lewis, los filonazis ingleses, Chamberlain, Churchill, la abdicación de Eduardo
VIII; Jorge VI, la Reina Madre en Balmoral. Y las investigaciones, públicas o
secretas, en el Reino Unido con embriones, para preparar donantes aun clonados.
Kathy
recuerda, casi al final de la novela y de su breve vida. Hace un par de días estuve hablando con uno de mis donantes que se
quejaba de que los recuerdos, incluso los más preciosos, se desvanecen con una
rapidez asombrosa. Yo no estoy de acuerdo. Mis recuerdos más caros no se
desdibujan jamás de mi memoria. Perdí a Ruth, y luego perdí a Tommy, pero no
voy a perder mi memoria de ellos.
Recordemos
nosotros a la Pontificia Academia pro vita, en su Documento sobre la clonación del 30/09/1997, ante la conmoción de
Dolly unos meses antes. La clonación,
considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se
obtiene sin la aportación de los dos gametos; se trata, por tanto, de una
reproducción asexual y agámica. La fecundación es sustituida por la fusión de un núcleo tomado de una
célula somática, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de
origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el
patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee, salvo posibles
alteraciones, la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta
correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al
nuevo individuo en réplica somática o copia del donante.
El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de
277 fusiones ovocito más núcleo donante. Sólo 8 tuvieron éxito; es decir, sólo
8 de las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones sólo 1
llegó a nacer, la oveja que fue llamada Dolly, en 1996. La clonación humana se
incluye en el proyecto del eugenismo y, por tanto, está expuesta a todas las
observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado. Como ha escrito Hans
Jonas, es en el método la forma más despótica y, a la vez, en el fin, la forma
más esclavizante de manipulación genética; su objetivo no es una modificación
arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su arbitraria fijación en oposición a la estrategia
dominante en la naturaleza. Cloniamo un uomo: dall'eugenetica all'ingegneria
genetica, en Tecnica, medicina ed etica, Einaudi, Torino 1997, 122-154
En el ámbito de los derechos humanos, la
posible clonación humana significaría una violación de los dos principios
fundamentales en los que se basan todos los derechos del hombre, el principio
de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación.
Contrario a cuanto pudiera parecer a primera vista, el principio de igualdad
entre los seres humanos es vulnerado por esta posible forma de dominación del
hombre sobre el hombre, al mismo tiempo que existe una discriminación en toda la
perspectiva selectiva eugenésica inherente en la lógica de la clonación. La
Resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 1977 reafirma con energía
el valor de la dignidad de la persona humana y la prohibición de la clonación
humana, declarando que viola estos dos principios. El Parlamento Europeo, ya
desde 1983, así como todas las leyes que han sido promulgadas para legalizar la
procreación artificial, incluso las más permisivas, siempre han prohibido la
clonación. Es preciso recordar que el Magisterio de la Iglesia, en la
Instrucción Donum vitae de 1987, ha condenado la hipótesis de la clonación
humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis.
Lo más urgente ahora es armonizar las
exigencias de la investigación científica con los valores humanos
imprescindibles. El científico no puede considerar el rechazo moral de la
clonación humana como una ofensa; al contrario, esta prohibición devuelve la
dignidad a la investigación, evitando su degeneración demiúrgica. La dignidad
de la investigación científica consiste en ser uno de los recursos más ricos
para el bien de la humanidad.
Por lo demás, la investigación sobre la
clonación tiene un espacio abierto en el reino vegetal y animal, siempre que
sea necesaria o en verdad útil para el hombre o los demás seres vivos,
observando las reglas de la conservación del animal mismo y la obligación de
respetar la biodiversidad específica. La investigación científica en beneficio
del hombre representa una esperanza para la humanidad, encomendada al genio y
al trabajo de los científicos, cuando tiende a buscar remedio a las
enfermedades, aliviar el sufrimiento, resolver los problemas debidos a la
insuficiencia de alimentos y a la mejor utilización de los recursos de la
tierra. Para hacer que la ciencia biomédica mantenga y refuerce su vínculo con
el verdadero bien del hombre y de la sociedad, es necesario fomentar una mirada
contemplativa sobre el hombre y sobre el mundo, como realidades creadas por
Dios, y en el contexto de la solidaridad entre la ciencia, el bien de la
persona y de la sociedad.
Sin olvidar a mi mamá que sin saber de Bioética, clonaba toda clase se malvones a montones,
depositando sus ramas con diferentes colores de flores, en la madre tierra. Y ni que hablar de las que hacía el tío Miguel Sorio con sus injertos, en su enorme quinta. Never let me go se publicó el 2005, y la
película se estrenó en 2010. Se mueve entre el escándalo eugenésico del no todo
ficticio científico James Morningdale, en un remoto rincón de Escocia; Hailsham
que, dándoles educación dentro de la modestia, parquedad y austeridad de un
Internado, trata de demostrar que los clonados tenían alma; y los otros Centros
que los consideraban objetos oscuros en tubos de ensayo para la experimentación
médica.
Ishiguro Kazuo, 石黒一雄, es un escritor
británico nacido en Nagasaki en 1954. A los seis años se trasladó con su
familia a Londres donde su padre se especializó en oceanografía. Estudió
literatura, está casado y tienen una hija. No es un escritor prolífico, pero ha
sido traducido a 30 idiomas. A sus 58 años lleva escritas seis novelas, dos
llevadas al cine, The Remains of the Day,
Los restos del día, con Anthony
Hopkins y Emma Thompson; y Never let me
go, 2005, Nunca me abandones;
además de tres Relatos y cuatro Guiones. Su narrativa está centrada en memorias,
anteriores y posteriores a la II guerra mundial, que rondan u obsesionan el
presente, pero que aun olvidando, divagando o distorsionando el pasado, nos
permiten rescatarlo; dentro de una psicología angustiosa de arrebatadora tristeza
y nostalgia, con pocos personajes y un hilo argumental sombrío y light japonés,
al estilo de Murakami. En El desconsolado,
presenta la alucinante peripecia de un pianista que interpreta un concierto que
nunca llega a escucharse, en medio de las visiones y conversaciones
fragmentarias de las personas que lo rodean. Dificultades en la comunicación
cual el simbólico Fellini en La Dolce
vita.
No conozco si Kazuo es creyente, sin
embargo se podría decir de él lo que Tatiana Kasatkina, de la Academia de la
Ciencia Rusa, con una biblioteca de 42 millones de libros, afirma de
Dostoievsky. Si desapareciera la cultura rusa, pero quedaran las obras de
Pushkin y Fiodor, podríamos salvar el entramado de la Rusia cristiana. La
belleza salvará al mundo pues como la bondad y la verdad, tiende a expandirse.
Cuando vemos algo bello, queremos compartirlo, anunciarlo a otros, extenderlo y
difundirlo. Y como Dios hizo el mundo, hay belleza en él y busca unir a las
personas para la contemplación. Incluso cuando está oculta. Dostoievsky nos
enseña a buscar la belleza y la verdad en el enfermo, en el loco, el débil, el
borracho, algo que es muy paradójico y muy cristiano. Enseña que toda persona
es imagen de Dios, y que además es una boca por la que Dios nos habla. Aunque
los referentes de Ishiguro son Kafka y Beckett, no pierde el paso de los rusos.
Hablo de la película mezclándola con el
libro. No entraré en distinciones entre el guión cinematográfico y la novela. Let me never go, está dirigida por Mark
Romanek y protagonizada por Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield,
tres actores jóvenes y buenos de la nueva generación inglesa. Keira ya
multimillonaria al estilo de Emma Watson, Robert Pattinson o Daniel Radcliffe;
Zuckerberg en informática y Justin Bieber en cantautores.
Es una narrativa
distópica sin dejar lo utópico; un bildungsroman
de tres amigos que se crían juntos en un Internado, se separan, se reúnen reconcilian y
mueren; un anuncio denuncia ética de
las donaciones de órganos vitales. Un memorial
lento detallista, muy british and
japanese de la cuidadora Kathy H. a los 31 años, meses antes de completar cerca del 2.000. El donante de Dorset, donde lo había pasado
mal, quería asimilar en profundidad mis recuerdos, de forma que en las noches
insomnes, con los fármacos y el dolor y la extenuación, acaso llegara a hacerse
desvaída la línea entre mis recuerdos y los suyos. Entonces fue cuando comprendí por primera vez
y de verdad, cuán afortunados fuimos Tommy, Ruth, yo y el resto de nuestros
compañeros.
Para mí es también una analogía o metáfora teológica de la
muerte a la Luz disimulada de la vida,
pasión y muerte de Jesús, cuya concepción virginal tiene algo de clon teológico en el Misterio. La contención evangélica del drama, tanto en la novela
como en la pantalla de la PC, alcanza horizontes espectaculares, uno queda
boquiabierto, meditando, llorando, contactándose con la Trinidad.
Muchas cosas no son lo que parecen, hay cantidad de rumores no comprobados, el told and not told en la clase de la
señorita Lucy que es despedida de inmediato. El Internado llamado Hailsham con un edificio victoriano precioso,
jardines, estanques, senderos rurales, buenos profesores y custodios, que da
una educación creativa, deportista y artística de calidad; en realidad es un
Instituto para niñas y niños clonados y estériles que alrededor de los 23 años deberán
comenzar sus donaciones. No pasan de la cuarta pues la debilidad patológica, y la
extracción del hígado, corazón o pulmones pone fin a sus cuidadas vidas. Hail, bienvenido, el comienzo del Ave
María en inglés, Hail Mary, full of Grace
the Lord is with you; va unido a Sham,
que significa farsa fingimiento impostura de sentimientos, imágenes y
realidades. Está dividida en tres partes. Cuando son niños en Hailsham, 1978. En las Cabañas o The Cottages,
1985 después de los 18 años. Y Finalización o Completion, 1994; que resumo en tres mensajes bíblicos. Amistades
difíciles, entrega calma, muerte en la entrega del Grito.
Kathy H., Tommy D. y Ruth son amigos con
caracteres muy diferentes, complementarios, con sus sombras y claridades; vicios y
virtudes. Viven como monjes y monjas,
aislados del mundo exterior que desconocen, espectacular la escena ante el menú del restaurant, si me habrá pasado a mí. De mismo modo no tienen idea de quienes
son las dos células de las cuales proceden, sin padres, sin familia; lo que
Tommy imprime en sus dibujos de animales surrealistas y fantásticos. Con un realismo
despiadado, Sputnik, mi amor, Hiroshima, mon amour, o Mystic River de Clint Eastwood, oriental y tranquilo, sin juzgar sino
narrando, se nos muestra la maravilla y la fragilidad de las amistades, con el
enfrentamiento incesante del amor y de la muerte. En Hailsham se les enseña
cómo tener relaciones sexuales con el esqueleto de un cadáver. Cuando Kathy y
Tommy ingenuos quieren conseguir un aplazamiento o postergación de las
donaciones pues tienen un amor verifiable,
verificable y seguro, Madame, la de la Galería, exclama llorando, dicen que están seguros, seguros de estar
enamorados, no sé cómo se puede saber eso. Se engañan al pensar que el amor es
tan sencillo.
Let
me never go, toma su nombre del tema musical tercero de una casete de Canciones para después del crepúsculo de
Judy Bridgewater, grabada en un Long Play’1956, que Kathy compra a los 11 años
en un Saldo. Judy canta con tristeza
una y otra vez, Baby, baby, kiss me, and
never, never let me go. Se imaginaba a una mujer a quien le habían dicho
que no podía tener niños, y que los había deseado con toda el alma toda la
vida. Entonces se produce una especie de milagro y tiene un bebé, y lo estrecha
con fuerza contra su pecho y va de un lado para otro cantando, Baby, baby, nunca me abandones, en parte
porque se siente feliz y en parte porque tiene miedo de que suceda algo, de que
el bebé se ponga enfermo o de que se lo lleven de su lado. Se daba cuenta que
su interpretación no casaba con el resto de la letra. Eso no le importaba, ese
era el mensaje para ella, y la escuchaba a solas, siempre que podía; llegando a
danzar abrazada a una almohada, haciendo como que era su bebé. Así la encuentra
un día Madame y 20 años después le dice, cuando
te vi bailando aquella tarde, vi algo más de lo que veías tú. Vi un mundo nuevo
que se avecinaba con velocidad, más científico, más eficiente, con más terapias
para las enfermedades. Pero más duro, más cruel. Y te vi a ti, que apretabas
contra tu pecho el viejo mundo amable, el tuyo, que sabías que no podía durar,
y lo estrechabas con fuerza rogándole que nunca, nunca te abandonara.
Mi exégesis se integra con esas dos,
saltando y uniendo al ser humano, la sociedad y la naturaleza, con la trascendencia Teologal. El
Baby de Kathy es Tommy, a quien ella ama como madre y mujer, y con quien tendrá
relaciones íntimas, llenas de dificultades como las de los viejos alrededor de los 75 años, pues Tommy está decayendo luego de su
tercera donación, al convertirse en su
cuidadora en el Centro de Trasplantes de Kingsfield, mientras Ruth en Dover está
completando, y meses antes de que él complete y le pida cambiar de cuidador
para que no vea su desgaste patológico y su muerte. También es una metáfora
de Dios Padre, pidiéndole a Jesús que en la Cruz no lo abandone, cuando se
sienta tentado, pareciéndole que Dios lo está abandonando. El Espíritu logra el
triunfo paradójico entre naturaleza y Gracia. Heb
9, 14; Lc 23, 46
Tommy D. hace su viaje entre dos Gritos,
uno de niño cuando lo humillaban engañándolo que lo iban a elegir para jugar al
futbol y lo dejaban plantado; y el otro desgarrador
en la noche, tetélestai, Jn 19, 30 entre el barro de la cumbre de un valle fuera de un pueblito que se ve en la lejanía; cuando vuelven de
hablar con la señorita Emily y Madame Marie Claude, en Littlehampton, de la
mentira sobre las postergaciones que nunca se dieron. No hubo postergación ni
para el Hijo muy Amado. Cuando llega la Hora el Padre es Amor Inefable e Inexorable. En su
confusa hondura Tommy se había cuenta desde pequeño cual era el destino de los alumnos de Hailsham; y el destino de la humanidad, morir amando o amar muriendo. El Amor es más fuerte que la Muerte y el Abismo y nunca muere, Cant 8, 6; 1 Cor, 13, 8 pero no se identifica con el amor humano ni con el de la Gracia en peregrinación. Se une y apunta hacia el Dios que es Amor y nos pide pasar por la prueba del Calvario hacia la Vida Eterna.
Ruth conoce de clonaciones a su manera de certezas impetuosas. Todos lo sabemos, se nos modela a partir de gentuza. Drogadictos, prostitutas, borrachos, vagabundos. Y puede que presidiarios, siempre que no sean psicópatas. De ahí es de donde venimos. Si quieren buscar Posibles como es debido, busquen en la cloaca, en los cubos de basura, en los retretes, es de ahí de donde venimos. Está a la
búsqueda concreta de su Original, Copia o Posible en Norfolk, donde van a parar todas las
cosas perdidas. Durante cinco años es cuidadora. Se ganó a Tommy en la adolescencia. Convivieron en pareja,
y lo apartó de Kathy. Al final les pide perdón, porque Dios se lo ha dicho en su mente muchas veces, y planea para ellos
el aplazamiento. Sin embargo, los tres mueren solos, igual que el barco abandonado en la
playa desierta y ventosa que han ido a visitar.
Es conmovedor atisbar cómo se acompañan a medida que las donaciones, parecidas a nuestros trabajos y servicios en los que vamos
perdiendo las energías donándonos; tengo una lista escondida de 34 donaciones que Jesús me permitió hacer a su Iglesia; los dejan maltrechos y exhaustos, ancianos jóvenes
que van al encuentro de la muerte sin rebelarse, sin que nadie los obligue, entregándose ellos mismos con sumisa y deliberada libertad.
Eso era lo que se suponía tenían que hacer. Para eso fueron creados. Si el grano de trigo que cae en tierra no
muere, queda solo sin dar fruto. Quien no está apegado a su vida en este mundo,
la conserva para la Vida Eterna. Mi alma está turbada, pero no le diré al Padre
que me libre de esta hora, para morir he llegado a esta Hora. Jn 12, 23-28
Y como empezó, termina Kathy, añorando su
Original, la Memoria Metafísica del Origen que es nuestro Padre Dios. He recibido la notificación de que mi
primera donación será dentro de un mes. Lo único que me he permitido, y una
sola vez, un par de semanas después de oír que Tommy había completado, fue ir
en el auto a Norfolk. No llegué a la costa. En un momento dado me encontré
junto a campos llanos, anodinos, sin cambio en el paisaje. Al final divisé unos
árboles, no lejos del arcén, me detuve y bajé del coche. Estaba ante hectáreas
de tierra cultivada. Había una valla que me impedía el paso, con dos filas de
alambre de púas y unos árboles, donde se habían enmarañado todo tipo de brozas
y deshechos, restos que el viento había arrastrado y la valla y los árboles
habían detenido. En lo alto de las ramas, klón ondeando al viento, se
veían trozos de plástico y bolsas viejas. Pensé en todos aquellos desperdicios
e imaginé que era el punto adonde todas las cosas que había ido perdiendo desde
la infancia habían arribado con el viento, y ahora estaba ante Tommy. No permití
que la fantasía fuera más lejos, y aunque las lágrimas me caían por las
mejillas no perdí el dominio de mí misma, volví al auto y me alejé hacia
dondequiera que me estuviera dirigiendo.