150. Pensar
la Realidad Total es coordinar todo con la Trinidad: Sab 9, 1-11
Dios
de los Padres, que hiciste todas las cosas, con tu Palabra, y con tu Sabiduría
formaste al hombre para que cuidase de tus creaturas, guiara al mundo con
santidad y justicia, y discerniera con rectitud de espíritu, dame la Sabiduría
que está junto a ti, para que trabaje a mi lado y yo haga lo que es de tu
agrado conforme a tus proyectos, incognoscibles si nos das tu Sabiduría y
envías desde lo Alto tu Espíritu. Con esta oración concluye la segunda
parte del libro de la Sabiduría sobre su naturaleza y actividad. Cuando se
baila en pareja, ella o él tiene que dirigir con habilidad y respeto, de lo contrario
pierden el ritmo y son un hatajo de mastuerzos. Así nos pasa si queremos danzar
con Dios, Él tiene que dirigirnos con su Sabiduría, que es el Verbo y el
Espíritu, enviada para emprender el servicio de la reconciliación universal. Diakonía tês
katallagês, según un cambio o
transformación que respeta y surge de formas previas. 2 Cor 5, 18
Los católicos buscamos el arte de la
espiritualidad de comunión; mas como todos somos pecadores nos cuesta coordinar
los opuestos en un Todo, y en vez de ser factores de reconciliación en nuestras
comunidades lo somos de desconciliación, disgregación y descoordinación.
Desentonados no somos capaces de entonar el Cántico Nuevo. Debemos aprender la
realidad del regalo, que es el centro de la Eucaristía, y nos hace conscientes
del Regalo original del Dios hecho
Comunión, que ha querido convertirse en un Regalo para los hombres. Dios ha
hecho de su Hijo un don para nosotros, toma nuestra humanidad pecadora y
desunida para donarnos su divinidad Inmaculada en la Unidad. En nuestro dar no
es importante que el regalo sea caro o barato. Los que no pueden dar algo de sí
mismos, dan poco o nada. Se intenta reemplazar el corazón y el compromiso de
donarse, a través de dar cosas materiales. El Padre no nos regala cualquier
cosa, sino que se regala a sí mismo con su Verbo y su Espíritu. Ese es el
Camino de nuestro donación, nuestras relaciones deben estar impulsadas por el
don gratuito de nosotros mismos al Otro muy diferente de mí.
El Todo no es sino la unidad de las partes
en un orden, que dice relación proporcionada de una realidad con otra distinta.
El Todo no es sólo la suma de las partes sino una nueva realidad, como el carbonato
de calcio hecho mármol no es carbono junto con oxígeno y calcio sino un tipo de
mineral caliza endurecida. Aún cuando el oxígeno no reaccione con el hidrógeno
para ser agua, su mezcla ya es un todo diverso. Una comunidad en comunión con
Jesús resucitado en medio, no es igual a la suma de las personas que la forman,
sino una nueva creación transfigurada por el Espíritu, Alma del Cuerpo Místico
de Cristo. Igual que la música no es sólo un conjunto de vibraciones
cacofónicas, las cuales suelen producir un rotundo, váyanse con la música a otra parte; sino una combinación o
coordinación de sonidos transformados en eufonía por el ritmo, la armonía, la
melodía y el contrapunto que resultan en una obra de arte. Esa es la genialidad
del director y los músicos de una filarmónica, o del pastor y de las ovejas que
aprenden a coordinarse, a danzar con la Sabiduría del Amor. Es una ilusión
percibirnos desligados del Todo.
El Todo es mucho más que sus partes
yuxtapuestas, cual el contrapunto musical que combina líneas melódicas en una
coherencia que sin despersonalizar las notas o las voces, sino coordinándolas,
engendra el Requiem de Mozart, el Mesías de Händel, o la Novena Sinfonía de
Beethoven. En consecuencia la verdad implica la coordinación de lo diverso, la
combinación precisa de lo distinto, la percepción de la música del silencio
universal en coincidencia de opuestos, un mudo chilango en guiso de
chilacayotes.
Unidad y verdad no se pueden despegar. Una
comunidad se me hace cada vez más inteligible, vital verdadera y amable, en la
medida que los heterogéneos se combinan y constituyen una comunión de
diferentes en la paz de Cristo, el Único que puede realizar la Koinonía o Mente
común de todos en su Ser de Hombre Dios. En cambio, la comunidad se hace
ininteligible y llena de malos entendidos, desenergetizada falsa y antipática;
cuando los disímiles, y siempre lo somos, no nos amalgamamos de acuerdo a los
proyectos de la Sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, Jesús partido y
derramado en la Eucaristía, herido y muerto en la Cruz, y reunificado con las
llagas gloriosas en la Resurrección. 1 Cor 2, 7-9
Educarnos para coordinarnos es entrar en la
Trinidad por el costado abierto de Jesús. Es un despertar iluminativo de la
conciencia, que no se coenvuelve con las criaturas, sino que desde las Tres
Personas del Padre Verbo Espíritu, aprende a relacionarse con todas sin apegos
de codependencia patológica. Por eso el silencio es la matriz de todos los
sonidos, como la luz de todos los colores y la nada potencia, de todas las
cosas. Ningún sonido puede ser descuidado si se quiere una sinfonía auténtica.
Ninguna palabra debe ser deformada si se busca el verdadero libro de un autor.
Ninguna realidad trastocada si buscamos la obra de un artista. Dialéctica de
oposiciones irreconciliables no es lógica de coordinación con la Trinidad, sólo
esto es danzar con la Sabiduría, que lo sabe y comprende Todo, y nos guía en
nuestra Comunión Total.