sábado, 28 de julio de 2012

109. Vivir el Misterio Pascual en Gracia cuesta y es difícil: Mc 8, 31-33; 9, 30-32 y 10, 32-34


    Jesús les enseñaba con toda claridad que debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar después de tres días. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Tres veces repite el Señor con insistencia inusitada esta advertencia, y es factible que lo haya hecho más a menudo. La Biblia no nos relata crónicas del pasado para informarnos, sino para confrontarnos con nuestras vivencias más radicales y formarnos. La Palabra de Dios es viva y eficaz, no historia muerta, sino Encuentro con el Resucitado contemporáneo nuestro.
    Seguir a Jesús mi verdadero Sí mismo, renunciando a mi falso yo, cargando con mi cruz cotidiana, sufriendo burlas, escupitajos, injusticias, azotes, agonía y muerte no es algo barato y fácil, al contrario es muy costoso y difícil. Dietrich Bonhöffer, ejecutado por el régimen nazista en 1945; hoy su estatua está en la Abadía de Westminster en la Galería de los mártires del siglo XX, junto a santa Isabel Románov, Martin Luther King y Oscar Romero; escribió el libro El precio de la Gracia, donde establece que cuando Cristo llama a un hombre, le ofrece seguirlo y morir, y distingue entre Gracia Cara y gracia barata.
    La gracia barata es dar los sacramentos sin la debida catequesis, conferir el perdón sin requerir el arrepentimiento y la conversión que me transfiguren, querer recibir la comunión sin confesarme estando en pecado mortal, no asumir compromiso alguno con la Iglesia cual discípulo misionero de Cristo, exigir ser tenido por católico cuando me opongo a las enseñanzas de la Tradición, la Biblia y el Magisterio, seguir una espiritualidad sin Encuentro con el Resucitado, irme perdiendo en la tibieza sin nueva evangelización.
    La Gracia Cara es darme cuenta que la Trinidad, y la participación en su Amor, es el tesoro escondido y la perla fina más preciosos que Dios me regala cuando vendo todo, es enamorarme de las paradojas de las bienaventuranzas, es ser oyente y hacedor de la Palabra edificando sobre Roca, es cortarme el pie la mano o arrancarse el ojo con tal de entrar en la Vida del Reino, es no callarme ante el mal y denunciarlo pues no actuar es actuar, es ir a la Iglesia los domingos sin desterrar a Dios de mi casa sino haciendo de mi hogar una Iglesia doméstica, es abrazarme a las tribulaciones y morir en la cruz para resucitar con Jesús.
    Es un disparate pensar que porque Dios nos ama y nos perdona, no le interesa si vivimos o no los Caminos del Evangelio. Vivir en Gracia es muy costoso. El Llamado, Discipulado y Seguimiento del Crucificado Resucitado exige pagar un precio altísimo. La Gracia sobrenatural vale al infinito más que todo este universo natural. El creer en la universal voluntad salvífica de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad, y que su Amor increado quiere la liberación de toda creatura y jamás su perdición, pues Él es la Bondad Absoluta y no tiene rasgos demoníacos; no significa olvidar que nos ha hecho libres, y nunca nos manipulará ni nos obligará a hacer lo que no queramos. El viene corriendo a nuestro Encuentro para entablar un diálogo con cada uno de nosotros injertados en esta Humanidad y en este Planeta; pero la decisión de emprender o rechazar ese diálogo tan costoso, con Dios los hermanos y las cosas, lo deja a nuestro libre arbitrio. La Biblia acentúa ambos aspectos, la predestinación gratuita a la redención no excluye, sino que incluye la libertad del hombre columpiándose entre la gracia barata y la Cara.
    Con el corazón en un puño, es necesario un entrenamiento bien duro para no perderse en baratijas y acertar con  el Tesoro escondido y la Perla fina que hacen surgir la Vida de la muerte. El discípulo misionero no debe arrepentirse de invertir tiempo en los demás. Lograr la salvación es una meta a la que todos aspiramos a encañonar, pero ayudar a los demás a alcanzarla es una bienaventuranza mucho mayor. La gracia barata, como substituto light de las exigencias liberadores del Resucitado, lleva a descalabros catastróficos. La capitulación de millones de cristianos ante Hitler la adjudica Bonhöffer a esa inercia espiritual de bagatelas pietísticas. Nueva Evangelización sin mentores que nos ayuden a alcanzar las marcas olímpicas que nos pone Jesús es utópica, la chamusquina de un film noir con mucho ruido y pocas nueces. Es urgente crear excelentes entornos de colaboración y apoyo recíproco, donde todos crucemos la línea del Misterio Pascual, y todos sin temer preguntar, ganemos el ciento por uno aquí y la Vida Eterna. Maxwell, John C., El ABC del Coaching 

sábado, 14 de julio de 2012

108. La transmisión de la fe inseparable de la educación del hombre: 1 Tes 4, 9-12

   
    Acerca del amor fraterno, Dios mismo les ha enseñado a amarse los unos a los otros. Vivan en paz, cumpliendo cada uno con sus obligaciones y trabajando con sus manos. Con esta Carta a la pequeña comunidad de Tesalónica empezó a escribirse la Nueva Alianza; por Pablo, Silvano y Timoteo, desde Corinto, en el año 51. Para el Espíritu Santo hay una profunda relación entre la transmisión de la fe y la educación humana. No se puede evangelizar si al mismo tiempo no se educa al hombre en desarrollo integral. Al encontrar a Cristo, el misterio del hombre encuentra su eterno significado. La Iglesia posee una tradición de recursos pedagógicos y de investigación, instituciones con personas consagradas y laicas, capaces de ofrecer una presencia específica en la escuela y en la educación. Aunque con algunas crisis, problemáticas y disminución de efectivos religiosos en años recientes, Escuelas y universidades católicas están presentes en las diócesis, y ellas consumen enormes energías en tareas tecnicocientíficas, filosóficas y místicas.
    Esta tarea educativa, se efectúa hoy en un contexto cultural en el cual cada forma de acción educacional aparece cada vez más difícil y crítica, a tal punto que se habla de una emergencia educativa aludiendo a la especial urgencia de transmitir a las nuevas generaciones los valores básicos de la existencia y de un recto comportamiento. Esto es solicitado por padres preocupados por el futuro de sus hijos; por docentes, que viven la triste experiencia de la degradación de escuelas y facultades, el 70% de los que aspiran a ser maestros en México reprueba el examen del Ministerio de Educación; y por la sociedad que ve minada las bases de la convivencia.
    En este contexto el empeño de la Iglesia por educar en la razón y en la fe, en el arte y en la belleza, y en entrega al Resucitado; asume el valor de una contribución a la sociedad para sacarla de la crisis educativa que la aflige. La Iglesia tiene mucho para dar, como la idea de educación que ha sabido difundir en el mundo, con el primado de la Espiritualidad y la persona en formación inicial y permanente, así como también la voluntad de dar una auténtica educación transfigurativa, abierta a la Verdad, de la cual forma parte el Encuentro con Jesús, los hermanos y la ecología. Las raíces de la emergencia educativa actual pueden ser descubiertas en el imponerse tanto de una antropología caracterizada por el individualismo, como de un doble relativismo, que reduce la realidad a mera materia manipulable, y la revelación cristiana a proceso histórico o genealógico privado de carácter sobrenatural.
    Una raíz de esta deconstrucción unilateral está en el falso concepto de autonomía del hombre que debería desarrollarse sólo por sí mismo, sin intervención de otros, los cuales podrían asistir a su autodesarrollo, pero no entrar en él. Otra raíz está en el escepticismo y el relativismo, que destruyen el camino humano; cuya primera fuente es la naturaleza; y su segunda, la Revelación. Es fundamental encontrar un concepto de naturaleza como creación de Dios que es amiga y conversa con nosotros. El Creador, mediante el Libro de la creación, nos habla y nos muestra los valores verdaderos. Y así nos hace recuperar también la Revelación. El reconocer que, en el Libro de la creación, Dios nos da las orientaciones claves, que son plenificadas en el Libro de la Biblia, la Tradición y el Magisterio; explicitando una relación entre teología trinitaria cristológica, bioética humana y ecología planetaria; abierta ya a crear espacios habitables en otros planetas o satélites con posibilidades de expandir el milagro de la vida humana.
    El imperante subjetivismo, dice el cardenal Mauro Piacenza, que tiene como consecuencia un insoportable y humillante sentimentalismo, ha penetrado en la mentalidad cristiana. En este contexto parece extraña la hipótesis de una posible educación de la libertad y de la voluntad, que corrija o vaya contra la dictadura del relativismo y del sentimentalismo; sin tocar la importancia de la formación de los sentimientos en las interrelaciones personales. La acción educativa, y la misma idea de una educación, podrían aparecer casi imposibles, sino incluso equivocadas en sí mismas. El signo de tal situación es dado por aquél ingenuo optimismo hacia el mundo que demasiado a menudo ha caracterizado y caracteriza a una cierta mentalidad eclesial, y según la cual la Iglesia comenzó en 1965, al cierre del Concilio Ecuménico Vaticano II, según la hermenéutica de la discontinuidad y ruptura, que es inaceptable. A un hombre sin inteligencia, libertad y voluntad, no le queda más que el sentimiento o el instinto sin discernimientos. De aquí el demoledor hedonismo, narcisismo, pansexualismo, en el que se pierden muchos seres humanos de nuestro tiempo y del cual es necesario ayudarles a sustraerse, para que no caigan en las fugas New Age y se abran a la continuidad histórica eclesial en las reformas constantes, y ahora hacia el impacto de la Nueva Evangelización. 

jueves, 12 de julio de 2012

107. Inventar los caminos de la Nueva Evangelización: Hech 17, 22-34



    Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. Mientras me paseaba mirando sus monumentos sagrados encontré un altar con la inscripción, al dios desconocido. Pues bien, vengo a anunciarles lo que ustedes adoran sin conocer. Lucas nos da en los Hechos tres grandes discursos de Pablo. A los judíos en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, con un resumen de la historia bíblica que encuentra su plenitud en el Mesías Resucitado. Año 40, 13, 16-4  A los paganos en el Areópago de Atenas, donde no toca la Biblia, cita al poeta Arato y a Cleanto el estoico, ambos del siglo III aC, y contrapone la concepción errada de Dios con el Dios Creador y Juez del Mundo que ha resucitado al hombre que ha destinado, sin nombrar a Jesús. Año 50, 17, 22-34 Y a los presbíteros de Éfeso cual testamento pastoral, donde recuerda su ministerio en Asia y les recomienda vigilancia ante los lobos, desinterés por el dinero, y solicitud para encontrar, como Jesús, la bienaventuranza más en dar que en recibir. Año 58, 20, 17-38 Los destinatarios cambian las formas.
    La nueva evangelización es la capacidad de revivir en modo creativo la experiencia comunitaria de la fe y del anuncio dentro de las nuevas situaciones socioculturales creadas en los últimos 50 años. Las huellas de este clima son, debilitamiento de la vida de fe en las comunidades cristianas, disminución del reconocimiento de la autoridad del magisterio, privaticidad de pertenencia a la Iglesia, drástica reducción de la práctica católica, falta de empeño en la transmisión de la fe a las futuras generaciones. En este cuadro la nueva evangelización desea resonar como una llamada, una pregunta hecha por la Iglesia a sí misma, para que recoja sus energías espirituales y se empeñe a hacer propuestas concretas, reconociendo el bien también dentro de esos escenarios, dando nueva vitalidad a su fe y evangelización. El adjetivo nueva hace referencia al cambio del contexto sociocultural y evoca la necesidad que tiene la Iglesia de acopiar fuerzas, voluntad, frescura e ingenio creativo en su modo de vivir la fe y de transmitirla. Se nota que muchas comunidades no han percibido la magnitud de la crisis que, estos enormes cambios secularizantes, han provocado dentro de la misma Iglesia.
    No todos los signos, sin embargo, son negativos. En ciertas Diócesis la presencia de fuerzas de renovación es esperanzadora cual dones del Espíritu. Se trata de comunidades, con frecuencia grupos o movimientos, en algún caso de instituciones teológicas y culturales, que demuestran con su acción cómo es posible vivir la fe cristiana y anunciarla en pleno postmodernismo deconstructivista. Las Iglesias particulares miran con atención y reconocimiento estas experiencias, junto con los numerosos jóvenes que las animan con su frescura y entusiasmo. Están dispuestas a reconocer el regalo de estas tentativas, sin dejar de corregir sus limitaciones, para que transformen al resto del pueblo cristiano.
    Podríamos decir que la nueva evangelización es un reto monumental a la capacidad de creatividad de los pastores y fieles católicos, es lograr que algo que hasta ahora no existía entre en existencia. Y aquí nos encontramos ante serias dificultades. Se sabe que hay inteligencias pasivas e inteligencias activas; inteligencias receptivas e inteligencias productivas. Leer es receptivo, pero si no leo para expresarme o exprimirme caigo en la pasividad pues leemos para crear. La filosofía aristotélicotomista distingue entre el intelecto pasivo que almacena información, y el  intelecto agente que penetra en la esencia de las cosas y produce el verbum mentis o palabra mental creativa. La pasividad, la pereza, la inarticulación o falta de elocución de la experiencia, es un fracaso de la inteligencia. En la vida tenemos que tomar constantes decisiones, interrelacionarnos con respeto, participar en la Iglesia y en la política, resolver interminables problemas y conflictos, formar una familia y fundar un hogar, llevar adelante una profesión o una vocación, educar hijos y alumnos, hacer ciencia y arte, inventar aparatos o crear empresas, y morir llenos de vida y creatividad. José A. Marina y María de la Válgoma, La magia de escribir
    Tomamos posesión del mundo por el lenguaje creativo. La pasividad no es buena y limita nuestras posibilidades de actuar y nos somete a servidumbres varias, enmohece capacidades e intoxica de comodidad. La impotencia es su sino. Esta actitud no es natural al hombre, la aprende. Somos por esencia, activos, curiosos, exploradores e inventores. Pero cantidad de comunidades se vuelven desidiosas, pesimistas, cómodas, rutinarias, convencionalistas, miedosas de todo lo que huela a novedad. De ahí que no puedan dar razones actualizadas de su fe y carisma y entusiasmar con Jesús. Se estancaron en su Belle époque sin percibir que Ser y tiempo están unidos, y el proceso del tiempo transfigura al ser. Aprendamos a anunciar con creatividad al Dios desconocido que nos interpela desde renovadas situaciones históricas, hacia la nueva evangelización en palabras, métodos y espiritualidad.

martes, 10 de julio de 2012

106. Jesús resucitado y la vocación a la vida monástica: 2 Tim 2, 1-7


    Tú, hijo mío, dinamízate en la Gracia de Cristo Jesús, y guarda el Depósito, 1 Tim 6, 20 Lo que escuchaste de mí, corroborado por numerosos mártires, transmítelo a hombres de fe que sean idóneos de enseñarlo a otros. Aquí nos muestra el Espíritu lo que es la Sagrada Tradición, por la que se transmite el intangible Fidei Depositum de la Revelación de Jesucristo. Cinco eslabones unidos, lo que Timoteo escuchó de Pablo, en comunión con muchos testigos, lo debe transmitir a hombres de fe, para que a su vez lo enseñen a otros.
    Nos está prohibido anunciarnos a nosotros mismos. 1 Cor 2 Lo mismo sucede con el carisma o monachorum depositum de Dios Padre que, por las palabras del Verbo y las energías del Espíritu, nos entrega Benito y los benedictinos cistercienses a través de los siglos. La RB es una de las treinta Reglas monásticas latinas que se han logrado rescatar de los alrededores del  siglo VI. Es tres veces más breve que la RM, y dos veces más breve que la de Basilio, de las que depende, como de toda la tradición monástica anterior; que no se inventa sino que pasa de la boca del maestro al oído del discípulo, y se va explicitando con creatividad.
    Como otras partes de la RB, el Prólogo refleja las cuatro introducciones del Maestro, una de las cuales la copió tal cual. Lejos de perturbarnos o sentirnos disminuidos, esto nos muestra la excelente personalidad monástica de Benito. No pretende otra cosa que transmitir un depósito ya custodiado en la Biblia, los Padres católicos, el Magisterio y los monjes de la Iglesia, al que le agrega sus mínimas indicaciones espirituales y legislativas, para llegar todos juntos a las cumbres más altas de doctrina y virtudes cc. 72-73
    El Prólogo es una catequesis sapiencial preexistente que podría ser desgajado del resto de la Regla. Contiene unas 50 citas de la Biblia, unas 25 de los Padres y se centra en el llamado, a la vez dramático y deslumbrante, que hace Jesús a quien ha elegido para la vida monástica. Tres actores, el Resucitado, Benito y el llamado; se ponen en el escenario para que, si decimos sí, ocupemos el último lugar como condenados a muerte en el teatro del mundo; 1 Cor 4, 9   
    El protagonista es Cristo, Verbo contemporáneo a todo tiempo y lugar, quien a través de la perentoria voz de san Benito habla con el llamado que sólo escucha preparándose para hacer una opción fundamental terrenal y eterna; a la luz de la vida, la muerte, los vicios y virtudes, el Juicio de Dios y la Bienaventuranza del Reino. La vocación monástica no es otra cosa que la fabulosa experiencia del Encuentro con el Resucitado que ofrece una de sus formas evangélicas de vida, la monástica de ayer hoy y mañana. La estructura, dividida en siete secciones, parte de la Lectio de Prov 1, 8, 4, 20 Obsculta, o fili, praecepta magistri, que se hace Consideración y Collatio en diálogo orante, corriendo debido a la fugacidad de la vida. El gran retorno por la obediencia de la fe, 1-3; la necesidad de la oración, 4-7; correr a la Luz de la Vida contra las tinieblas de la muerte, 8-13; la vocación tomando como guía el Evangelio del Reino, 14-21; correr con las buenas acciones para habitar en la Tienda del Reino y en la Santa Montaña rechazando el pecado y estrellando contra Cristo los logismoi diabólicos, 22-34; pedir la Gracia para correr por los proyectos de Dios hacia la Vida Eterna, 35-44; la institución de la Escuela al Servicio del Señor Jesús Amor Humilde cuyos inicios son estrechos pero con el proceso de la politéia dilatado el corazón por la dulzura del Amor se corre por el Camino perseverando en la Pascua hasta la muerte en el monasterio, 45-50.
    El depósito del monacato que nos sintetiza Benito en esta catequesis, y tenemos el deber de transmitir a las generaciones futuras, actualizándolo y proyectándolo hacia la Nueva Evangelización, es una Escuela al servicio de Jesucristo Rey Universal, con un incontable y globalizado Campus universitario especializado en la conversatio monástica; cercado por la clausura y la estabilidad en la comunidad, y abierto al Mundo por la hospedería. El cenobio no es sólo un hecho sociológico sino un Misterio de Fe. Allí renunciamos, por el Espíritu, a comer del fruto del árbol del bien y del mal; o sea decidir por nuestra soberbia qué proyectos están bien o están mal; y optamos por Getsemaní, no se hagan mis propias voluntades sino las del Padre por la mediación de la Iglesia y el abad, siendo siervos y servidores de la Palabra, la Eucaristía y el Amor fraterno ecológico, como anticipos transfigurantes del Árbol de la Vida del Paraíso, que es la Cruz y Resurrección en el Reino Novedosísimo del Redentor del hombre y del cosmos.

sábado, 7 de julio de 2012

105. Recrear hoy las condiciones para el Encuentro con el Resucitado: Hech 9, 1-19


    Mientras Saulo se acercaba a Damasco, una Luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía, Yo soy Jesús a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad y allí te dirán que debes hacer. La fe cristiana no es sólo una tradición que busca darnos una explicación sistemática de nuestros problemas, ni un conjunto de normas morales, o una sabiduría liberadora de todo mal. La fe cristiana es ante todo, como se ve en Pablo y de otras maneras en la Iglesia, un Encuentro real, una relación cara a cara con Jesús resucitado. Transmitir la fe es acceder a una nueva creatividad con la Gracia, que haga surgir, en cada lugar y en cada momento las nuevas condiciones, propias de cada cultura hodierna, para que este Encuentro, más fuerte que cualquier amor creado, se realice y sea al mismo tiempo íntimo y personal, público y comunitario, espiritual y social.
    Esta es la dimensión fundamental de la evangelización, un inaudito enamoramiento fiel y  por toda la Eternidad del Resucitado, que muchos católicos ignoran. Es conveniente que este fundamento teológico de la nueva evangelización no sea nunca descuidado, sino al contrario, que sea proclamado con toda su fuerza y autenticidad, para que confiera energía y orientación a la acción de la Iglesia. Este Encuentro con Cristo, gracias a su Espíritu, es el gran don del Padre a todos los hombres. Es un Encuentro al cual nos sentimos atraídos, y que nos transfigura, introduciéndonos en una nueva identidad, haciéndonos partícipes de la Vida de las Tres Personas de Dios y de su Reino. Es un Encuentro que no deja nada como era antes, sino que asume la forma de la metánoia, cambio total de nuestra mente para tener la Mente de Jesús. La fe como Encuentro con la Persona del Resucitado tiene la forma de una relación de Amistad y Memorial sublimes, en particular por su Palabra, su Eucaristía y su Servicio a los hermanos y la naturaleza. Es un Encuentro que nos hace capaces de crear cosas nuevas que no existían, y dar testimonio de esa Luz que hace Nuevas todas las cosas.
    Jesús mismo, el Misterio de Dios, es así el primer y más grande evangelizador. Él se ha presentado como enviado a proclamar el cumplimiento del Evangelio, preanunciado en la historia del universo y en la Biblia. El arte de Jesús de tratar con los hombres debe ser considerado como elemento esencial de su y de nuestro camino evangelizador. Él era capaz de acoger a todos, sin discriminaciones ni exclusiones.
    En primer lugar los pobres, después los ricos como Zaqueo y José de Arimatea, o los extranjeros como el centurión y la mujer sirofenicia; los hombres justos como Natanael, o las prostitutas, los pecadores públicos o delincuentes con los cuales compartía la mesa. Jesús sabía llegar a la intimidad del hombre y hacer nacer en ella la fe en el Dios que es Amor y el primero en amarnos, cuyo amor nos precede siempre y no depende de nuestros méritos. Él es, de este modo, una enseñanza para la Iglesia evangelizadora, mostrándole el núcleo de la fe cristiana, sumergirnos en el Amor a través del Rostro y el lenguaje humano de ese Amor Divino que es Jesucristo Hoy.
    La redención, salvación y liberación ofrecidas en el Reino de Dios se extienden a todos los seres humanos, tanto en su dimensión corporal como psíquica y espiritual. Tres gestos acompañan la acción evangelizadora de Jesús; la curación, el exorcismo y el perdón. Las numerosas sanaciones demuestran su gran compasión frente a las miserias humanas, y significan además que en el Reino no habrá más enfermedades ni sufrimientos y que su misión apunta desde el comienzo a liberar a las personas de todos los males. En la prospectiva de Jesús las curaciones son signo de la salvación espiritual o liberación del pecado. Cumpliendo gestos de curación, Jesús invita a la fe, a la conversión, al deseo de perdón. Recibida la fe, la curación introduce en la salvación. Los gestos de liberación de la posesión diabólica, mal y símbolo del pecado y de la rebelión contra Dios, manifiestan que todo mal, aun el diabólico, sólo es permitido por Dios para transformarlo en un Bien.
    De este modo el Encuentro con el Resucitado transfigura al hombre, a su historia y a su mundo. Los santos, plasmados por la Palabra, nos regalan caminos audaces para entregar al Resucitado a cada generación. No obstante, se tiene la impresión de que estas genialidades son prisioneras del pasado, no logran hoy transmitir a Jesús. Nos toca interrogarnos sobre este inmenso desafío de la nueva evangelización, y descubrir las limitaciones de nuestras comunidades que no permiten ese Encuentro con Jesús, Luz Increada que nos hace resplandecer cual luz y sal de la tierra.

jueves, 5 de julio de 2012

104. Formación incesante para ser siervos de la Palabra la Eucaristía la Iglesia: 2 Tim 1, 6-11



    Te recomiendo que resucites el fuego anazopireîn del carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. El Señor no nos dio un espíritu de timidez cobarde sino de fortaleza dinámica. Soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios. La formación permanente de Jesús en el sacerdote es una exigencia que está en el dinamismo propio del sacramento del Orden por el que el presbítero es consagrado por el Padre, enviado por el Verbo e impulsado sin cesar a inauditos horizontes de edificación eclesial por el Espíritu. Se trata de un empuje esencial a su naturaleza humana, a la Gracia y el Carácter sacerdotal. En cuanto hombre situado en el devenir histórico tiene que crecer en todos los aspectos de su existencia humana, espiritual, intelectual y pastoral para poder transfigurarse en Cristo semper maior, principio unitotalizador de todo.
    Los cambios tecnocientíficos rápidos, profundos y globalizantes del tejido social, con frecuencia cada vez más secularizado, indiferente y relativista; propio del posmodernismo deconstructivo; hacen ineludible el deber del presbítero de estar preparado para no perder su identidad de siervo y servidor de la Palabra, la Eucaristía y la Iglesia en el Mundo hacia el Reino, y responder a los desafíos de los escenarios de la Nueva evangelización.
    Este grave deber de actualización constante corresponde a un preciso derecho de parte de los fieles sobre quienes recaen de manera positiva o negativa los efectos de la buena o mala formación de sus sacerdotes. Nadie helado enciende un fuego, y el carisma se puede apagar. De ahí la necesidad de la formación permanente vital, personal e institucional. La que me da el proceso de mi existencia, historia magistra vitae, si tengo una fe que lee y reflexiona con sabiduría en la providencia del Padre que la proyectó y la dirige en todos sus acontecimientos. La que me impongo disciplinado en Horas pascuales Días Semanas Meses y Años del Señor  entre Orar Leer Trabajar, para ser un servidor prudente de la Palabra la Eucaristía y el Servicio a la comunidad eclesial que es mi Esposa amada. Y la que me otorga la Diócesis, de forma metódica integral e institucionalizada, la Pastoral de Pastores.
    El Plan diocesano de formación permanente para el clero 2012-2015 de Morelia comienza con un Marco de la realidad de los sacerdotes, focalizándose en los puntos débiles, sin desconocer las buenas cualidades que los caracterizan, para que la educación, formación y transfiguración se haga desde la extracción de los vicios a la maduración de las virtudes. Releyendo lo que ve en los presbíteros jóvenes. En lo humano observa que algunos tienden a ser personalidades virtuales, no cuidan de su salud, son irresponsables, prejuiciosos, con apegos desordenados a personas o cosas, ansiosos, indisciplinados, hipersensibles con fragilidad psicológica afectiva. En lo espiritual les falta un plan personal de vida, abandonan con facilidad la oración y el acompañamiento espiritual, tienden a una espiritualidad sentimental más que teológica, les falta mística sacerdotal. En lo intelectual muestran dependencia de los medios informáticos, no tienen hábitos de lectura, muestran lagunas teológicas con desinterés por profundizar, son críticos y exigentes con los formadores pero no se preocupan de su propia formación, son pasivos y les falta creatividad en el estudio. En lo pastoral buscan el protagonismo, trabajan en lo que les gusta, sus motivaciones no son claras, caen en el activismo, y se les dificulta el trabajo en equipo.
    En el Diagnóstico muestra que para reencender el carisma presbiteral urge atender ciertas prioridades. Dimensión humana, prevenir y cuidar la salud psicofísica integral, la gimnasia, el descanso saludable, las sanas relaciones interpersonales, y la conciencia del discernimiento crítico hacia el mundo actual. Dimensión espiritual, impulsar el Encuentro con Jesús resucitado que nos abre a la Trinidad y al Misterio pascual, crecer en el amor a la Biblia, la Eucaristía y la Comunidad de las que soy siervo, vivir la riqueza de la Iglesia universal y diocesana. Dimensión intelectual, favorecer el hábito de la lectura seria, actualizarse en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, motivar para un estudio teológico sistemático y científico. Dimensión pastoral, impulsar los planes propositivos de discípulos misioneros al estilo de Aparecida, renovar la pastoral desde los desafíos de la Nueva Evangelización, abrir las Puertas de la fe a todos los seres humanos, católicos, cristianos, de otras religiones, ateos y agnósticos, con la energía y el dinamismo del Trino y Uno Dios.

martes, 3 de julio de 2012

103. Presbítero identificado con la Trinidad por la Eucaristía para la comunión: Ef 1, 15-23



    Pido al Dios de Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda Espíritu de sabiduría y revelación que les permita conocerlo en verdad. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan conocer la supereminente magnitud del poder, dýnamis que opera en ustedes, por la eficacia de la energía, enérgeian de la potencia, krátous de su poder, isjúos. Éste es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos, constituyéndolo Cabeza de la Iglesia, el Pléroma que plenifica la Totalidad. La Gracia, hábito sobrenatural que me da la participación en la Trinidad; y el Carácter indeleble, potencia instrumental sobrenatural que comunica la Vida del Resucitado; conferidos por la unción sacramental del Espíritu Santo, en el sacramento del Orden; ponen al sacerdote en una interrelación energética con las Tres Personas de Dios; que constituye la fuente del hacer y del ser, del ministerio y la vida  del presbítero. En nuestra misma debilidad se manifiesta el Poder Divino, por eso nos complacemos en nuestras debilidades, astheneíais en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo. Porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes. dynatós. 2 Cor 12, 7-10 Cuanto más consciencia tomo de que soy sólo signo e instrumento débil, enfermo y frágil de la acción Todopoderosa del Agua Viva que pasa a torrentes por mi manguerita, más me transfiguro, por la transubstanciación Eucarística, en Fuerza de Resurrección para muchos.
    La identidad, el servicio y la existencia del presbítero están relacionados por esencia con los Tres. El sacerdote, como prolongación visible y signo sacramental del Crucificado Resucitado; estando frente a la Iglesia y el Mundo, como origen permanente y siempre nuevo del Reino, se encuentra insertado en el Dínamo trinitario. Su identidad y su fuerza inexpugnable manan del Ministerium Verbi, Sacramentorum, et Caritatis Pastoralis. Cualquier tendencia a la desilusión, pereza, depresión, inacción o tibieza son inadmisibles ante el descomunal poder resurreccional que opera en él, resucitando a los muertos, pecadores, enfermos y endemoniados. El diálogo de oración incesante en adoración y amor, con las Tres Personas que lo inhabitan, le fue otorgado para comunicar vida en abundancia, sin excluir a nadie, sino incluyendo a todos en el Reino de la Vida de los pobres de Yahveh.
    Con esa energía increada el presbítero debe aprender el rol del ágape interpersonal y llegar a ser un artista consumado de la Comunión sacerdotal que implica comunión con la Trinidad en el Resucitado; comunión con la Iglesia, los demás cristianos, las demás religiones y la entera humanidad; comunión jerárquica con el Papa, su obispo y el Colegio episcopal, los presbíteros y diáconos de su Diócesis y de la Iglesia universal; comunión en la acción ministerial sin buscar protagonismo de ninguna especie, sino gozar al ser un humilde miembro del cuerpo servidor en amoris officium; comunión con los consagrados y los laicos; y comunión con el cosmos, pues sin ecología no hay antropología, y viceversa.
    Nuestra imposible misión desde el dínamo omnipotente que nos supervitaliza, es trabajar sin cansancio por la transfiguración de los formandos y su universo. Sufrimos dolores de parto hasta que Cristo se forme en ellos. Gal 4, 19 Implica, no obstante, una larvada tentación denunciada por Pablo. Todo el que quiere cambiar a otros corre el peligro de ponerse a sí mismo por encima de ellos, haciéndose más consciente de la debilidad de los demás que de la suya propia. El transfigurador está convencido de que las cosas tienen que ser diferentes y se decide a convertir a los que están a su alrededor, pero no piensa que él mismo necesita conversión. En vez de verse como un miembro más de los que hay que reformar, se acerca a ellos con la ilusión de un mesías intocable, siempre en posesión de la verdad y lo justo. Corrige cualquier segregación pero es ciego ante las segregaciones que hace considerando estúpidos, engreídos o de mente estrecha a los de su comunidad. Puede exigir que varios tengan una vida mejor para ser respetados en su dignidad, pero es incapaz de escucharlos, aceptar sus críticas, y aprender de ellos. Es la tentación de la invulnerabilidad, del afán de concreciones exageradas, del poder y del orgullo. Por ello todo transfigurador debe revisarse con cuidado cada día para ver si tiene la espina clavada en su carne, algún ángel de satanás que lo hiera, con nuestras llagas también curamos, 1 Ped 2, 24 y se gloríe sólo en su debilidad para que la energía del Resucitado actúe en él, pues él está más necesitado que los demás de ser transfigurado. Henri Nouwen

domingo, 1 de julio de 2012

102. La Nueva Evangelización nos pide crecer en fe: Mt 8, 23-27



    Se desató en el lago una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto Jesús dormía. Sus discípulos lo despertaron, diciéndole, sálvanos Señor que nos hundimos. Jesús les respondió, por qué tienen miedo hombres de poca fe. Oligópistoi Es un reproche recurrente de Jesús, junto a otro más fuerte ápistoi, incrédulos sin fe. Mt 13, 58 y 17, 17 Junto a la alabanza del extremo opuesto, mujer, megále sou he pístis qué grande es tu fe; Mt 15, 28 o al centurión romano, nunca he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Mt 8, 10
    Los apóstoles dijeron a Jesús, auméntanos, prósthes la fe. Lc 17, 5 Es la súplica que le hacen al percibir que sólo en la fe, regalo de Dios, pueden establecer una relación personal con Él y estar a la altura de su vocación de discípulos misioneros. El pedido es debido a la experiencia de sus propios límites, no se sienten fuertes para perdonar al hermano. La fe es indispensable para realizar los signos de la presencia del Reino de Dios en este mundo. Nueva Evangelización, Instrumentum laboris Es que la fe es el inicio de la salvación y salud humana, el fundamento y la raíz de toda justificación y vida espiritual, sin la cual es imposible agradar a Dios, Heb 11, 6 y llegar a la comunión con Él cual hijos suyos. Concilio de Trento
    El justo vive por la fe; Rom 1, 17  pero la fe puede ir muriendo, enfriarse, disminuir y hasta desaparecer con el vicio de la incredulidad y pecando contra ella. Además sin obras está muerta, Sant 2, 26 y privada de la esperanza y el amor no nos une en plenitud con el Resucitado. Sus seguidores no sólo tenemos que guardar la fe y vivir alegres en ella, sino también profesarla, testimoniarla y difundirla con fuerza propositiva hasta el martirio. La misión recibida del mismo Jesús resucitado de ir y hacer discípulos en todos los pueblos, sumergiéndolos en la Trinidad y formándolos en lo que Él nos ha enseñado; misión que la Iglesia ha cumplido con mayor o menor fervor a través de dos mil años, es hoy llamada a confrontarse con cambios socioculturales, que modifican la percepción que el hombre tiene de sí mismo y del mundo, generando repercusiones sobre su modo de creer en Dios.
    El resultado de estas transformaciones consiste en la difusión de una desorientación, que se traduce en formas de desconfianza hacia todo aquello que nos ha sido transmitido acerca del sentido de la vida, y en una escasa disponibilidad a adherir en modo total y sin condiciones a lo que nos ha sido entregado como revelación de la Verdad profunda de nuestro ser. Se trata del abandono de la fe, manifestado en sociedades y culturas que desde hace siglos aparecían como impregnadas del Evangelio. La fe debilitada y la incapacidad de dar testimonio del Evangelio, es una realidad en varias naciones, en las cuales la fe católica había contribuido a lo largo de los siglos a la construcción de la cultura y de la sociedad.
    Reaccionar ante esta situación es un imperativo que Benedicto XVI se ha impuesto desde el comienzo de su ministerio petrino. La Iglesia siente que es su deber imaginar nuevos instrumentos y palabras para hacer audibles y comprensibles en los nuevos desiertos de incredulidad, la palabra de la fe que nos regenera para la vida en las Tres Personas de Dios.
    Crecer en la fe de nuestro Encuentro con Jesucristo y en la transmisión de su Buena Noticia para el hombre y su planeta, es lo primero que cada uno debe realizar para abrir las Puertas de la fe por medio de la Nueva Evangelización. Crecimiento que es subjetivo, por una mayor apertura de los oídos del corazón para escuchar la Palabra de Dios en su Iglesia; y objetivo por una expansión a las innumerables verdades de la fe que Dios nos propone en el Concilio Vaticano II, el Catecismo de la Iglesia Católica, y el Magisterio actualizado del Papa con el Colegio Episcopal. Cuanta más grande sea la explicitación de los contenidos de la fe, mayor será la posibilidad de vivirlos exultantes y entregárselos a otros para que vivan.
    No temas, basta que tengas fe. Mc 5, 36 Dada la violencia del viento, en otra tormenta del lago, Pedro tuvo miedo y comenzó a hundirse. Jesús le tendió la mano y lo sostuvo diciéndole, hombre de poca fe, por qué dudaste. Mt 14, 22-33  Tenemos que aferrar la mano de Jesús y pedirle ayuda. Esta condición no puede darse por supuesta, ante la enigmática afirmación del Señor, cuando el Hijo del hombre vuelva, no se sabe si encontrará fe sobre la tierra. Lc 18,8 Hoy cada católico debe repetir la súplica, creo, pero ayúdame Jesús, porque estoy tentado de incredulidad. Mc 9,24