jueves, 21 de noviembre de 2013

183. El fermento del monacato contemplativo, no al becerro de oro: 2 Tim 2, 11-13



    Si somos incrédulos, no tenemos fe, Cristo permanecerá fiel a la Verdad, porque no puede negarse a sí mismo. El monacato contemplativo es un poquito de levadura, que hace fermentar a la Iglesia hacia la manifestación de Jesús al mundo. Mt 13, 33 Monjas y monjes tenemos que tener fe creativa en el carisma profético apocalíptico que el Espíritu nos ha regalado, y que no puede desdibujarse al colaborar con los clérigos, los consagrados y laicos en nuestro servicio a La Misión Continental de toda América, desde Tierra del Fuego a Alaska.
    La experiencia monástica constituye el corazón de la vida cristiana porque es una opción radical por Jesús Amor Humilde a quien tenemos que seguir como el Absoluto Total que nos hace considerar todo lo demás cual añadiduras en su verdadero lugar. Es subir con el Cristo Orante a la cumbre del Monte y desde esa clausura energetizar, con la Luz tabórica de la intercesión, a los misioneros que siembran la revolución de la ternura de Dios, salen de sus comunidades para ir a las periferias, y se convierten a una novedosa pastoral al estilo de Juan Diego y María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización de América.
    Cada monje y cada monasterio tendrían que ser un Transparente de Jesús Transfigurado. En cada celebración eucarística, y el Coro que a su alrededor prepara y prolonga esta máxima Presencia Transubstanciada de Cristo, nos damos cuenta cuán lejos estamos de lo que rezamos, de la distancia que separa nuestra desemejanza con la meta de hacernos semejantes al Resucitado, cómo nuestras mentes no concuerdan con nuestras voces. RB, 19 Lo diabólico está en olvidar los procesos de transmentalización, conversión o metánoia.
    Esa transfiguración por la Gracia, y confrontación cotidiana con el Evangelio y los santos que lo plasmaron, es la que hace que el contemplativo asuma a cada ser humano, cargando con las llagas o desgarramientos de sus pecados y de su alejamiento de Dios. Me protejo en Dios de las hiperbólicas consecuencias del mal en mí y en los otros, sin insensibilizarme, ya que eso sería alejarme de las cosas, de los seres humanos y de Dios. El Resucitado no se aleja de nada ni de nadie por mucho que uno se aleje de su propia identidad que es Cristo mismo. Nosotros podemos abandonarlo, hacernos autoreferenciales y poner una confianza indebida en ciencias o filosofías creadas, como si el cristianismo fuera una doctrina y ética de autorealización humana y no la amistad con las Tres Personas Increadas, Padre, Verbo hecho carne pascual, y Espíritu. Perdemos la fe en nuestra Transfiguración. La Belleza del Salvador no puede negarse a sí misma, y guardará nuestra identidad hasta que la asumamos.
    Estoy rodeado de tantos males que es imposible contarlos. Las culpas me tienen atrapado y ya no alcanzo a ver. Líbrame, Yahveh, por favor. Soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí. Sal 40 Hay que repetirlo mil veces, todo lo efímero, inconveniente, absurdo, decadente, trágico y enfermizo que tiene nuestra vida tan precaria entre gozos y tristezas, y tan fugaz siempre acechada por la muerte, se resuelve sólo en plenitud al entrar en contacto con el Verbo hecho carne pascual que me lleva a la relación personal con la Trinidad. Si los Tres piensan en mí, ya escapé de la nada sea en los Balcanes, la Patagonia o el desierto de Sonora. Para mí los filósofos místicos son más importantes que Hegel y Kant. Teresa de Jesús desempeñó un papel muy importante en mi vida, y la biografía de Edith Stein me conmovió en profundidad. Aunque no estoy hecho para la fe, los místicos, los locos y los fracasados me obsesionan. Cioran
    Fe no es algo somático o psicológico, ni salud o bienestar, ni un estado o estadio especial de consciencia cuántica o extática, sino la relación trascendental de Amor recíproco que se establece cuando el Resucitado viene a mi encuentro y colma mi Esperanza. Sé que esta descripción puede sonar a formulación fría, de una teología intelectual. Relatar el origen de los sentimientos y las  reflexiones posteriores de esa experiencia inefable corresponden a los grandes santos. No obstante también ese relato de Doctores de la Iglesia nada dirá a quien no entre en empatía con ellos, y la empatía suprema la otorga el Paráclito. Los grandes escritores son los que sienten y saben expresar esos intríngulis de interioridades cual verdaderos psicólogos espirituales. Lo formulado es una parte pequeña de la experiencia, su parte más profunda y divina se nos escapa casi siempre, y Dios la reedita.
    Algunos prefieren cada tanto alejarse del Señor ante la propuesta de una raíz perversa de mundanización. Sus guías ya no quieren que Israel permanezca distinto, diferente de las demás naciones. Abandonan sus propias tradiciones para ir a tratar con el rey helenista Antíoco IV. Van a negociar su fidelidad al Dios siempre fiel. Es como si dijeran somos progresistas liberales, vamos con el progreso adonde va todo el mundo. Es la tendencia adolescente que cree que ir adelante en cualquier elección o dirección, es mejor que permanecer conservadores en las costumbres de la fidelidad al Único Dios. 1 Mac 1
    La Revelación llama a esto apostasía y adulterio. No se negocian sólo algunos valores, sino lo esencial de nuestro ser, nuestra fe e identidad en el Mesías de Yahveh. Lo que proviene del príncipe de este mundo, quien nos lleva de la nariz con el mal espíritu de la mundanidad y sus consecuencias. Tomaron las costumbres de los paganos, el rey prescribió que todos formaran un solo pueblo y cada uno abandonara sus propias usanzas. No es la deseada globalización de la unidad de todas las Naciones, cada una con sus propios usos en comunión, sino la globalización de la uniformidad hegemónica, del pensamiento único, fruto de venderse al mundo puesto bajo la potestad del Maligno. 1Jn 5, 19 El cristiano, por el contrario, anhela menos desigualdades pero cada vez más diferencias que nos enriquecen a todos. Hicieron sacrificios a los ídolos, profanaron el Sábado, renegaron de la Alianza y elevaron en el año 167 aC sobre el altar del Templo, la Abominación de la desolación, Baales, Zeus Olímpico, Terneros de oro. Dan 9, 27 Ser como todos, normales, hacer lo que hacen todos. Mientras, Jesús nos espera, nos ama y nos perdona cuando retornamos a Él, el Dios fiel, Fuente de la Vida la Verdad y el Amor en Procesiones Infinitas, no puede negarse a sí mismo.
    En el Cristo Fiel, Pistós que custodia nuestra Fe, estamos interconectados con la Totalidad. Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes. La efectividad depende de la conjunción de todos. Los miembros más ínfimos son necesarios y útiles a la Totalidad del Cuerpo que formamos en Cristo Jesús. Papa Clemente, tercer sucesor de Pedro, + 101 La oración inactiva amante y quieta de los monasterios contemplativos de clausura llega a la actividad inquieta y amante de los misioneros, y su actividad cambia nuestra inactiva oración. Las noches en oración al Abba son la otra cara de los días en apostolado y trabajo. La Iglesia no separará a Teresa de Lisieux de Francisco Javier. Si no inyectamos oración en los apóstoles, no sabrán qué anunciar, y nosotros recluidos, no sabremos qué orar.
    La tentación por lo que se destruye sin vislumbrar supraformas de reconstrucción puede asediarnos y demoler nuestra identidad. El becerro de oro, el fetichismo de las creaturas, no libera. La Verdad Increada nos hace libres, esa es la que buscamos materializar en nuestro ser. La Virgen es Bienaventurada porque escuchó la Palabra de Dios y la puso por obra. Llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la Verdad de Cristo que es la Verdad. En la mente de María estuvo Cristo la Verdad, en su seno estuvo Cristo hecho carne y es más importante lo que está en su mente que lo que lleva en su seno. San Agustín, Sermón 25
    María es Santa, es Bienaventurada, pero más importante es la Iglesia que la Virgen. Porque María es parte de la Iglesia, un miembro supereminente, pero un miembro de la Totalidad del Cuerpo cuya Cabeza es el Señor. El Cristo Total está constituido por la Cabeza y el Cuerpo. Ella ante la Cruz podría recordar la Promesa de la Anunciación y haber pensado, eso no era verdad, me engañaron, pero jamás lo hizo. La fe surge de las ruinas y de nuestras oraciones del por qué que atraen la Mirada del Padre. No nos quedemos paralizados en el hoy ni en el ayer. La Virgen esperó el Mañana de Dios, el alba del Domingo de Resurrección. La luz encendida en el sepulcro de Jesús es la esperanza de la Madre, que en ese momento fue la esperanza de la humanidad. Tenemos que preguntarnos si en los monasterios está encendida esa lámpara y se espera el Mañana de Dios. Francisco a los filipinos en Roma y en el monasterio benedictino camaldulense San Antonio abad del Aventino. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

182. Humildad no es fervorín ni tragedia sino drama pascual: Mt 11, 28-30


    Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y Yo les daré el descanso. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de Mí, porque soy manso y humilde de corazón y encontrarán el Descanso para sus psiquis. El camino de la humildad si no está unido a una fe amante y una esperanza planificadora que se dirigen a un amor iluminado, como lo ha advertido la psicología contemporánea, puede ser peligroso y llevarme al desastre psicoespiritual. El Descanso, anápausis Heb 4, 3 es la Vida Eterna y su inicio en nuestro peregrinar. La humildad es la ruta de una vida. En cuanto a la escala misma así erigida, representa nuestra vida en el mundo, que a medida que se humilla el corazón, eleva el Señor hasta el Cielo, y los lados de ella son nuestro cuerpo y nuestra alma, donde la vocación divina ha dispuesto grados de humildad. RB, 7, 8-9
    Si esos escalones aparecen sombríos aterradores y trágicos, es porque así es una parte de la vida sumergida en el misterio de la lucha pascual entre el mal y el bien. Narra Liiceanu que preguntó a Cioran en 1990, cómo explica usted que de una familia religiosa, su padre era sacerdote y su madre presidenta de la Asociación de mujeres ortodoxas de Sibiu, saliera un impugnador de Dios con ensañamientos blasfematorios. Le dijo Cioran, es una cuestión de orgullo, en el sentido de que creer en Dios significa para mí ser humilde. Hay una faceta demoníaca en eso, lo sé, como convencer a mi hermano Relu que no se hiciera monje en Rumania. Fue diabólico, hablé con él hasta las seis de la mañana, lo forcé con crueldad.
    La misión de la Iglesia es testimoniar la Vida y el Amor de Jesús hacia la Jerusalén celestial, alentando a la solidaridad y la esperanza a un orden social más humano y justo, hoy con atención a la superación de las crisis económicas y el desempleo, a los migrantes, a las familias y a la promoción del bien común, a la dignidad humana, la paz y justicia internacional, y la colaboración entre la Iglesia y el Estado por el bien de todos los seres humanos. Pero sin fervorines triunfalistas, que poco tienen que ver con nuestra experiencia cotidiana y la historia de salvación; ni narrativas trágicas que quitan sentido a nuestra agonía.
    La humildad y pobreza de corazón se nos proponen por causa del sufrimiento que nos produce en nuestra carne llagada la incomprensibilidad de los proyectos de Dios. Es verdad, si lo comprendiera no sería Él, no obstante eso no me quita del todo el dolor, sólo el humilde se alivia algo. Sin apocalíptica, la resurrección se convierte en una ideología de competitivos ganadores fanáticos, pues la única respuesta comprensible que tendrá el hombre la encontrará tras la humillación suprema de su muerte. Esta huída de lo apocalíptico, de la lucha alucinante entre el Bien y el mal, es parte del dolor del hombre actual. Quien quiera vivir la resurrección de Cristo, sin su cruz, de forma que el Grito del Hijo abandonado por Dios se haga inaudible, ese tal no escucha el Evangelio, sino el arcaico hervor mítico de ideologizados mentecatos con políticas consternadas.
    El humilde no confunde bienaventuranza con felicidad. Ora ante la incomprensibilidad de Dios y por ello no cae ni en la tragedia ni en falsas autoayudas del sea feliz ya. No sabe si Israel estaba contento con Yahveh, ni si Jesús estaba contento con su Padre. No sabe tan siquiera si el cristianismo tiene que darnos felicidad, paz y seguridad, respuesta a nuestras preguntas y satisfacción a nuestros deseos, quitándonos la angustia de este mundo que pasa. Se fía de la Trinidad, sigue pidiendo Dios a Dios, que nunca dejará de darnos su Espíritu y el céntuplo, para que descansemos algo mejorados, mientras peregrinamos siendo malos. Lc 11, 13; Mt 19, 29; J.B. Metz 
    El humilde nunca convierte la religión en burguesía barata de peleles atropelladores. Acepta su propia bondad y su maldad sin dualismos ni maniqueísmos de bogomilos, cátaros o patarinos trasnochados. Aunque hoy se sienta tentado por el psicoanálisis, de encontrar profundidades religiosas en su yoísmo, con abismos oníricos cifrados, allí donde en realidad, si no viene Jesús a hacerle saltar al Abba Increado, sólo hay un inconsciente creado y escaldado.
    El humilde conoce el drama del Signo de Jonás y el temor al castigo y a la separación del Padre. No se queda sólo con sus razonamientos, invoca los Dones del Espíritu no movidos por su razón, sino por el Dedo de Dios. No se complace en satisfacer sus propias voluntades. Sabe dialogar y obedece a sus superiores, aun en cosas duras y contrarias. Goza con pequeños consuelos y bendice a los desconsuelos. Sabe lo que es el callarse y no hablar hasta ser preguntado. No ríe a carcajadas destempladas que esconden su tedio y vacío picaresco. Se da a conocer en pocas palabras. Su humildad lo hace grato a los hombres, y a Dios que manifiesta a los humildes. Ecli 3, 17-20
    La espiritualidad logra un cuerpo y una psiquis humilde, que siendo un fundamento cuanto más profundo, más alto alza al Amor recibido y dado, haciendo que la persona se vuelva grata, envuelta por un halo de atracción luminosa, fácil para la convivencia, amable, servicial, sabia, sin exigencias desagradables. Cervantes afirma en el Coloquio de los Perros que la humildad es la base de todas virtudes y sin ella no hay alguna que lo sea. Nada tiene que ver con nuestro origen socioeconómico, la gazmoñería, la rudeza o falta de humanidad. Estamos llamados a divinizarnos pero no lo lograremos si antes no nos reconocemos hombres, para que a aquella exaltación nos elevemos desde el abajamiento de la humildad, no sea que teniéndonos por algo siendo nada, no sólo no alcancemos lo que no somos, sino también perdamos lo que somos. Considera al árbol, primero baja hacia la tierra, para elevar sus ramas al cielo. Es mejor humilde matrimonio que virginidad soberbia. San Agustín Nietzsche lo atisbó. La luna pasea por los tejados con la conciencia turbia. Es una monja que codicia la tierra y envidia los gozos de los que se aman, vigilando las ventanas entreabiertas. Ustedes aman la tierra y todo lo terrenal, pero hay en ese legítimo amor algo de vergonzoso y de intranquilidad que las asemeja a la luna. Tienen miedo de sus vísceras, su mirada contemplativa es una maldición. Hipócritas, tengan el valor de poseer fe en ustedes mismas y en sus entrañas. Amar y desaparecer son cosas que están acordes desde hace eternidades. Querer amar es estar dispuesto a morir. No se escondan tras la máscara de Dios, son simples seres humanos, dejen que la luna desaparezca al nacer el Sol, y lo Alto se alce de lo  profundo. Así hablaba Zarathustra Dios mira la humildad de sus servidores y los hace bienaventurados en la Virgen, Esposa y Madre. Lc 1, 48-49
    Ellos le perdonan a Dios el haber creado un universo donde hay lacerantes males en medio de una superabundancia de bienes. Una viejecita purépecha toda huesos y arrugas que pedía limosnas tirada en la vereda de Ciudad Hidalgo, cerca de la Farmacia Guadalajara por la calle Juárez, en una helada mañana de enero, me miró extrañada al ver que le dejada $50. Abuela no tiene frío, le dije, el hielo nos atenaza desde las montañas. No padrecito, me respondió, Dios sabe lo que está haciendo. Mientras se me anudaban las lágrimas me vino en un fogonazo el rostro del Cardenal Newman, He knows what He is about. Y la anciana teóloga y el monje necio se sonrieron. El tifón Haiyan barre a muerte con 5.000 y deja destrozados a 11 millones de filipinos. El emperador y la emperatriz rezamos por ustedes. Por favor, ayúdense los unos a los otros. Fue todo el discurso a los japoneses después del terremoto y el tsunami en Fukushima del 2011, con 21.000 muertos y 3.000 desaparecidos. Impresionante la solidaridad de la Comunidad internacional y la estoica serenidad sintoísta de ese pueblo.
    Ellos disculpan a los ortodoxos que cometen no poco errores y a los heterodoxos que dicen no pocas verdades. No se escandalizan de la Cruz de Cristo, de las chulerías de su Iglesia, ni del enigma del mal. Pecan y se confiesan con claridad y transparencia como si estuviesen hablando con el Salvador del Mundo y no con un sacerdote tan pecador como ellos. Alaban a Dios, lo elogian enaltecen y cantan su Belleza, no lo censuran desprestigian ni desaprueban. Caminan cientos de kilómetros hasta la Casita de la Guadalupana. Escuchan a todos, disciernen y se quedan con lo bueno. 1 Tes 5, 20 Reciben como Doree ánimo, me lo contó Alice Munro en Too much happiness, de una carta escrita desde la cárcel por su esposo psicópata que asesinó a sus tres hijos pequeños. El Cielo existe. He visto a los niños. No viven como aquí, existen en otra Dimensión, bien felices y listos. No parecen tener recuerdo alguno de algo malo. Están mayores que antes en una habitación espaciosa y bonita. Después de mi sufrimiento y soledad, he tenido esta Gracia, el que menos la merecería según el modo de pensar del mundo.
    Ellos con una vida simple y sobria gozan de la comida y del sexo sano, que no consideran una gimnasia grotesca acompañada de gruñidos, Cioran sino un signo del Amor Trinitario. Por supuesto, experimentan como todos que muchas cosas no les salen bien, ni se les evitan sufrimientos y fracasos, conocen que todo será destruido, Lc 21, 6 pero la Luz del Corazón del Amor es el Centro de Todo lo Nuevo que resucitará. En medio de las catástrofes permanecen unidos no haciendo nada por rivalidad o vanagloria, y por su humildad estiman a los otros cual superiores a ellos mismos. Fil 2, 1-3 Trabajan en la edificación del inicio de la Ciudad Santa, evitando desmayos, están convencidos que el Proyecto misericordioso de Dios se cumplirá y sin humildes solidarios es imposible lograrlo. No confunden humildad con clase social baja, conciencia de insuficiencia patógena o cálculo frívolo. Hay humildes y pobres de Espíritu en las clases sociales más altas. En su pequeñez son testigos de ese Jesús a quien imploran, quédate con nosotros para que permanezcamos contigo y bendigas nuestra muerte. Así, nuestro espíritu liberado del pecado, pueda de inmediato encontrar tu Descanso. Santa Gertrudis, Ejercicios
    

sábado, 9 de noviembre de 2013

181. Relectura de la humildad en los discípulos misioneros contemplativos: Lc 14 



    Cuando te inviten a un banquete ve a colocarte en el último sitio, porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. Hypsothésetai, Jn 3, 14 Tanto la Regla del Maestro como san Benito inician con este clamor o Grito de Jesús en la Divina Escritura. Lc 14, 11 El Verbo encarnado, Cristo en su cuerpo, es nuestro Libro, Heb 10, 5-7 nuestro Lector, Lc 4, 16-21  y nuestro Intérprete. Lc 24, 27 y 44-45 Él mismo es el Libro Viviente, nos lee ese Libro y nos lo interpreta. El Libro de la Vida es Jesús abriéndose a todos los que son llamados. Bienaventurado quien se allega a leer este Libro que es Jesús y lo guarda en sus ojos y en sus manos, quiero decir, en su corazón y en sus obras. San Bernardo
    La Totalidad en su plenitud se encuentra en Cristo. Toda la dulzura de la tierra es la humanidad de Cristo, San Elredo Humildad, humanidad y humanismo no deberían entrar en desavenencia, vienen del mismo humus, tierra o polvo. Los humildes saben que son tierra y en tierra pronto se convertirán, aceptan su fuente, su camino y su meta. Y cuando el Verbo toma tierra en el seno de María, la tierra se hace bienaventuranza paradójica y la Familia humana encuentra su completo humanismo. Cristo es Humildad, y si es el Camino, la Verdad y la Vida hacia el Reino de la Trinidad, los hermanos y el universo, entonces la humildad es la escalera entre el miedo y el Amor, ya sin temor, ni vergüenza, ni triunfalismos soberbios. En Argentina, al borde norte de la Patagonia, noté que los granjeros, los que durante años vivíamos junto y desde la madre tierra, éramos más proclives a percibir el valor de la humildad, que los que se criaban en el cemento de las ciudades. El matiz se difuminó cuando las antenas de TV, móviles e Internet, comenzaron a emerger entre los campesinos desde 1997. Así, los rústicos no nos psicoanalizábamos, pero ya por el 2001 comencé a conversar con varios que hacían 150 km, ir y venir de Tandil, ó 720 km, ir y venir de Buenos Aires, por 50 minutos de bombástica terapia semanal. Sentía respeto y extrañeza, como ante una barrabasada que no terminaba de entender. Hoy pienso que habría valido mucho más que hubiera permanecido guardando rebaños en el pueblecito del que procedo en Transilvania. Allí habría comprendido las cosas esenciales tan bien como ahora. Allí estaría más cerca de la verdad, viviendo en compañía de los animales y de los sencillos pastores y agricultores. Cuando voy a lugares primitivos y hablo con gente simple tengo la impresión de que en ellos se encuentra la verdad. En lo esencial, la cultura, la civilización, no es necesaria para comprender la naturaleza y la vidaE.M. Cioran, Conversaciones
    Benito extrae su forma de presentar la humildad bíblica de los indicios o síntomas que enumera san Casiano en sus Instituciones, del Maestro y de san Basilio. La evolución del concepto de humildad entre los monjes primitivos y contemporáneos de Benito, basculó desde la vileza de la condición humana hasta la abnegación del egotismo egolátrico y la renuncia a todo por alcanzar el Yo de Cristo.
    Mas debemos admitir que la humildad, o los significados que le damos en nuestros bolsones subculturales, no poseen buen marketing aun entre monjes y monjas jóvenes que están más inclinados a promover la autoestima, la liberación y la afirmación del desarrollo personal. No es para menos. Se la confundió y manipuló con humillaciones institucionales que debían unificar los Usos del personal. Todo lo que oliera a sana rebelión, legítimo disenso y libertad de opiniones o expresiones disonantes debía ser erradicado. Se olió que la deprimente introversión escrupulosa del centrado en su humillación, es contraria al dinamismo gozoso y extrovertido de la evangelización. Que las manifestaciones de humildad que pone Benito, más que virtuosas, son sintomatologías geriátricas contrarias a los de una juventud impetuosa que busca cambios y resultados risueños. Eso lo vemos en tristes monasterios donde jóvenes llenos de vitalidad que exigían ayunos y vigilias, cuando se los doblega, con atinadas terapias psicológicas o autoritarias y falsas espiritualidades, se vuelven pusilánimes arrinconados y sin pujanza, los doblegamos en gorditos fofos y dormilones a barbitúricos, timoratas resentidas sin alegría. Que apaciguar las furias de superioras mañosas con máscaras de falsa humillación, al desaparecer odiando en vez de amando con todas las 67 virtudes o energías evangélicas, trae la paz de cementerios frustrados donde triunfan el patriarcado o el matriarcado en vez de la koinonía.
    Nuestra especialidad monástica; cual gastroenterología, dermatología o neurología dentro de la medicina; en la Iglesia y el Mundo para edificar el Reino, es Orar Leer Trabajar en el desierto de la comunión claustral. América Latina y el Caribe necesitan de la vida contemplativa, testigo de que sólo la Trinidad, el misterio pascual y la Plenitud de Cristo, bastan para llenar una existencia de sentido y bienaventuranza. Aparecida, 221 Ese es el apostolado propio de los trapenses y nuestro aporte a la Nueva Evangelización. Rechazar o menospreciar nuestra contribución no tiene objeto. Somos poquísimos, como el patólogo encerrado en su laboratorio, para que la multitud del quirófano lleve a cabo la sanación, hilos de plata orantes, Ecl 12, 6 más poderosos que la energía cuántica nos unen. 
    La humilde clausura no es aislamiento o desconocimiento de los pobres, encarcelados, migrantes, suicidas y oprimidos por el hambre y las injusticias. Si un trapense ignora la dimensión dramática de la vida propia y ajena no sabe quien es Jesús y qué es la mística. Bergson desestimó la faceta trágica de la existencia y a eso hay que atribuir el olvido en que ha caído. No se evitan sin impunidad las crisis. E.M. Cioran, Conversaciones Sabemos que para romper el círculo vicioso de la desnutrición física y la malnutrición mental, y por lo tanto, de la pobreza y la ignorancia, no es suficiente la sana investigación científica y sólidas políticas sociales que permitan una mejora real en la educación, la producción y distribución de alimentos, una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria. También se debe redescubrir el sentido del humanismo cristiano basado en Dios, la solidaridad fraterna y el cuidado de los ecosistemas. Estamos con el Consejo Justicia y Paz sobre Pan y cerebro, educación y pobreza. Desde nuestros monasterios, expertos en el Misterio salvífico interrelacional de la intercesión, nos unimos a los especialistas que con sus actividades desean llamar la atención acerca de la relación perversa entre pobreza y déficits educativos y cognitivos, sobre las aplicaciones positivas de los frutos del trabajo de la mente humana y los descubrimientos tecnocientíficos de producción de alimentos y lucha contra el descarte y la marginación de los ninguneados. Lo hacemos gritando en silencio, Padre danos hoy nuestro Pan de cada día. La oración contemplativa refuerza la actividad de los científicos, y los científicos refuerzan la oración.
    Por otra parte, somos conscientes que estamos leyendo un texto sobre la humildad que fue escrito hace 1.500 años en una cultura muy diferente de la globalización mundial del siglo XXI. Se impone una relectura en una nueva clave hermenéutica que sin dejar su perenne riqueza pneumatológica, se acomode a nuestra expresión y sentir antropológico actual, con sus matices para los jóvenes, adultos o ancianos de la Casa de Dios. Es importante no olvidarnos que lo principal para Benito es Jesucristo, todo lo demás es secundario, pérdida, basura, luego su Amor y su Humildad. Si desgajamos la Humildad, de Cristo, y del Amor, nos estaremos alejando de la genial mística benedictina. La Humildad es un atributo del mismo Jesús Amor, y en Benito es inseparable de la obediencia, obaudire o escucha de la fe a la Trinidad y a su Iglesia, y del callarse para hacerse discípulo misionero de Jesús Testigo del Padre que evangeliza aprendiendo de los Otros diferentes y dialogando desde el silencio con todos los que se acercan al monasterio, santuarios para toda la Humanidad. De ahí que no podamos desligar a la Escuela de la Virgen de esa Humildad. La máxima realización de la existencia cristiana como vivir trinitario de hijos en el Hijo nos es dada en María quien por su obediencia de la fe y su constante meditación de la Palabra y acciones de Jesús, es la mujer discípula misionera más perfecta del Señor, amante y humilde servidora profetisa donde llega a cumplimiento la respetuosa y humilde proposición evangelizadora y la esperanza de los pobres. Aparecida, 266-272
    Los cristianos unidos al Resucitado aprendemos que la Verdad y el Camino que nos lleva a la exaltación de la Vida Eterna es el Amor Humilde que nos ha enseñado y mostrado Cristo Señor de la Humildad, RM 13, 72 haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual  Dios lo exaltó. Fil 2, 5-11; RB 7, 34 Cruz que debemos cargar todos los días, Lc 9, 23 y 14, 27 no sólo en ciertos momentos o en la muerte. Benito como el Maestro no unen en sus capítulos 7º ó 10º, la Humildad con la pobreza y el desapego de todo. En cambio Casiano sí lo hace siguiendo la concatenación de Lc 14. No hemos de apegarnos a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni a nuestro padre o madre, esposa, hijos o hermanos, y menos a nuestra propia vida. Porque el apego lleva al temor, pues todo lo creado tarde o temprano me será arrebatado y la pérdida de ese bien real o ilusorio es un mal, que engendra la esclavitud de la tristeza y el miedo, y eso me impide la libertad del Amor a lo Increado en Jesús quien pone orden y sabiduría en todo lo creado. Anthony de Mello
    Un apego devastador en la vida comunitaria es la neurosis de querer cambiar a los demás y exigirles que me quieran y se comporten de la manera que a mí me agrada. Cada uno debe hacer su propia vida, sin verse privado de mi ternura y mi caricia, como la espero de ellos. No me voy a enfadar porque obre de maneras muy distintas de las mías. Tú eres libre y puedes tomar por donde te plazca. Eso sí, ambos protejámonos de las consecuencias de nuestras opciones, pero sin imposición alguna. Si lo haría o me apegara y tu manera de actuar me molestara, sería un ser débil de psicología enfermiza, mal programada, no habría captado la Libertad de Cristo. La renuncia no es otra cosa que el Signo de la Cruz y de la mortificación. Debes saber que has muerto a este mundo, a sus obras y deseos, y que estás crucificado para el mundo y el mundo está crucificado para ti. Gal 6, 14, Casiano, Instituciones, 4, 34
    Si disfruto de mil personas no me apego a ninguna, si me agarro a una no disfruto de las otras 999. Lo importante no somos tú ni yo ni las mil, sino el Resucitado en medio en quien ya poseemos la Totalidad. Si vienes a dialogar conmigo, Jesús hace sonar su Melodía celestial, si no vienes su Melodía sigue embelesándome con su Silencio. Quiero con simplicidad ser lo que soy, con mis formas, y quiero lo mismo para ti. Aun cuando tú seas mi instrumento favorito en esa Melodía del Cuerpo Místico y Cósmico, porque eres mi esposa, mi hijo, o mi amiga, no te exigiré cambios ni me privaré del deleite que me ofrecen los otros instrumentos con su belleza de sonidos. Si despiertas más mi oído es para que escuche mejor a Dios y a los demás en su danza universal.
    Dejé de hacer poesía por debilitamiento de mi capacidad de emoción, llega un momento en que uno se insensibiliza. El interés por la poesía está vinculado con esa lozanía del espíritu sin la cual se cala con rapidez en artificios. Lo mismo ocurre con la escritura. A medida que avanzo en edad, escribir me parece inesencial. Tras haber salido ya de un ciclo de tormentos, experimento por fin la dulzura de la capitulación. Como el rendimiento es la peor de las supersticiones, me alegro de no haber caído en él. Usted conoce el inmenso respeto que siento por quienes no se han realizado, por quienes han tenido el valor de eclipsarse sin dejar rastro. Mi única y última pasión es la tragedia del tango argentino. E.M. Cioran, Conversaciones  El Amor Pobre y Humilde escucha todos los instrumentos, que fueron hechos por las Manos del Padre, sin apegos ni exigencias porque ha renunciado a todo y es feliz en el último lugar, disuelto en el humus de la Madre Tierra, en sinfonía con las otras infinitas tumbas que Gritan por la Vida.
     

viernes, 1 de noviembre de 2013

180. El Amor Humilde de Jesús en el corazón benedictino: Gal 2, 19-21

   
    Estoy crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. La vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí. Esta revelación, que Benito no cita de manera explícita, es la clave de los doce peldaños, grados o escalones de la Humildad, en capítulo VII de su Regla, y el centro de la mística benedictina. Así como para san Francisco la Pobreza es cual un trascendental de Dios, para Benito Dios es Humilde, Yo Soy Humilde de Corazón. Mt 11, 29 No se trata sólo de una virtud, fundamento, después de la fe, de la vida espiritual, sino del mismo Amor de Cristo.
    La comunidad monástica reunida alrededor de Jesús Amor Humilde es comunión con la Trinidad, familiaridad con el Padre, el Verbo y el Espíritu, que se prolonga en la comunión con los ángeles, los hombres y el cosmos. Si estamos incluidos en el seno del Amor que es la Trinidad, nos convertirnos en un único corazón y una sola alma, porque el amor de Dios quema la soberbia con nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras envidias y exclusiones. El Amor Humilde convierte en Luz las tinieblas de todo vicio y pecado.
    Si existe este enraizamiento en la Fuente Trinitaria del Amor, entonces también existe la comunión de los hermanos en Jesús, la experiencia de la comunión fraterna que me lleva a la comunión con Dios. Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos con los Tres. Nuestra fe necesita el apoyo de Otros, de modo urgente en las dificultades. Es estupendo aprender a apoyarnos los unos a los otros. La tendencia a cerrarme en mí se desliza en la espiritualidad. Pero resulta que todos experimentamos dudas, inseguridades y oscuridades en el sendero de la Luz de la fe. Todos, yo a diario. Es parte del camino de lo que no vemos, de nuestro existir humano marcados por la fragilidad, la limitación y el pecado. No hay que asustarse ni entrar en ataques de pánico. En esos momentos de tentación y sufrimiento hay que orar pidiendo la ayuda de Dios, y al mismo tiempo, encontrar el coraje y la humildad para estar abiertos a los demás, y pedirles que nos ayuden, que nos den su mano y el Dedo de Dios. El quinto grado de humildad es si por una humilde confesión no oculta a su abad ninguno de los logismoi que sobrevengan a su corazón y el mal cometido a escondidas. La Escritura nos pide esto al decir, Descubre al Señor tu camino y ten esperanza en Él. La comunión de los santos y pecadores está donde niños jóvenes adultos y ancianos se ayudan y apoyan a porfía. Aquí se entiende a Benito. La apertura de la mente y el corazón nos zambullen en la Verdad, abrirme a Dios, a Todo y a un sabio, me muestra que soy como cualquiera de los demás hombres, puedo creer cuando alguien, con mis mismas sombras y tinieblas, cree en mí y nos cuidamos en confidencialidad. Que sean muchos los que te saludan, pero el que te aconseja sea uno entre mil. Ecli 6, 6
    El sexto grado de humildad es que el monje esté contento en toda vileza y lo peor, y en todo lo que le manden se juzgue cual operario malo e indigno. Vivir en la Iglesia es lo mismo que vivir en la comunión de los santos, tanto por la participación en las cosas santas, sancta, como por la comunión entre las personas santas, sancti. El Sancta sanctis se da al máximo en la Eucaristía, cuando el sacerdote da el pan y el vino transubstanciados a los fieles, para que crezcamos en la comunión o koinonía del Espíritu y comuniquemos la Vida del Padre al mundo. Consagrar y dar la comunión es el acto supremo del Amor de Jesús unido al humilde servicio de los presbíteros y obispos, dar la Trinidad a los pobres, necesitados del Espíritu. Si amar es querer y hacer el bien a los demás, no hay Bien más grande que regalar al mismo Dios. Llevo celebradas 16.900 misas, y antes de ordenarme participé de 4.600. Es el único recuerdo, por dos o tres días ya que pronto todos nos olvidan, que deseo tengan de mí luego de mi muerte. Nos dio a Jesús Eucaristía, y con Cristo nos dio el Amor a Todo, a la Trinidad a los ángeles a los hombres y al cosmos.
    Creer en la Iglesia, en mi concreta familia o comunidad eclesial, y creer en la comunión de los santos peregrinantes, purgantes y celestiales, es la misma realidad.  En Cristo todo es comunión inclusiva y la exclusión una mala palabra y un pecado. La sabiduría revelada ama tres cosas, la concordia entre los hermanos, la amistad entre vecinos y una esposa y un esposo que se aman y llevan muy bien. Además un bello adorno para los ancianos es saber discernir, y  el aconsejar con sabiduría. Ecli 25, 1-12 Es decir la armonía entre las generaciones. Benito se hace eco de este camino salvífico con los grados de humildad. Diferencio entre humildad, humillar y humillado. La humildad es una virtud o Fuerza muy propia de Jesús que consiste en la moderación del deseo desordenado por mi propio ego o excelencia. Humillar es un pecado sádico, y a nadie le está permitido cometerlo. El humillado es un neurótico alfombra masoquista, le gusta que lo pisen, rechacen, castiguen y lo muelan a palos injustos.
    La humildad que nos pide la multitud de la comunión de los santos es estar contento de ocupar el último lugar, ceder el sitio a los otros para que crezcan y yo disminuya, y vivir bien con las diferencias generacionales, jóvenes Promesa, adultos Servidores, Ancianos Memorial. La Eucaristía, Dios lavándonos los pies y alimentándonos, nos hace a todos servidores inútiles, cooperadores con el plan de Dios. 
    El séptimo grado de humildad consiste en que no sólo se proclame con su lengua el último y más vil de todos, sino que lo crea así con íntimo sentimiento del corazón, diciéndose soy un gusano no un hombre, oprobio de todos y deshecho del pueblo. Bueno fue aprender la humildad, así encontré los Mandamientos de Dios. Ni a Jesús, ni a Benito, le interesan las apariencias humildes, ni las cortesías y etiquetas de monjes, gamberras gandulerías con fachadas postizas que nada tienen que ver con su interioridad. Cuando la humildad se manifieste en el cuerpo será porque fluye del corazón unido al Único Corazón Humilde.
    La humildad es el olvido de mi egolatría reemplazada por la Presencia de la Trinidad que es mi verdadera identidad y misterio. Lo más contrario a la humildad es la preocupación por mi ego, y dado que en el monacato no hay otro fin que la búsqueda de Dios, si no hay humildad enloqueceré tarde o temprano. Estamos acostumbrados a monjitas o monjitos muy humilditos en pantomima teatral, basta contrariarlos un poco y saltan peor que leche hervida. Cuando ya no sea un hombre egoísta, sino un gusano, y mi Todo sea el Padre, habré desaparecido del pueblo, y comenzará mi aventura monástica a favor de la Iglesia y del Mundo. Cuando sé que soy el más vil de todos, paso a ocupar el último lugar evangélico, las sombras nunca me apartarán de la Luz Resucitada.
    Ser humilde es experimentar que soy el primer pecador entre todos, pues mis pecados están patentes a mi conciencia, en cambio los de mis hermanos los barrunto o conjeturo y no puedo estar seguro, Dios sólo penetra mi intención. En consecuencia Pablo se tiene por el peor de los pecadores, un aborto, el último de los santos y de los apóstoles, pero al vaciarse por la Gracia de Dios ha podido interpretar su propia música o rol en el proyecto de Dios en comunión con la Iglesia, y la Gracia lo ha hecho trabajar cual humilde servidor del Reino, más que a todos los otros. La humildad es la simplicidad de la aceptación de mi vida. Come tu pan con alegría, y bebe tu vino con tranquilidad. Sea tu ropa limpia y blanca, nunca falte el perfume en tu cabeza, y goza de la Mujer que amas. Si vives muchos años disfruta de todos ellos, pero recuerda que serán muchos los días sombríos y que todo lo que sucede es vanidad. Ecl 9, 9 y 11, 8
    La humildad, entrelazada con las virtudes teologales, empieza con la fe escuchando la voz de Dios y de su Iglesia, camina por la esperanza y concluye en el amor que echa fuera la esclavitud del miedo. Es suma liberación en el Espíritu. Olvido del ego en Memorial de la Trinidad los hermanos y el universo, contra el olvido de Dios y la obsesión  enfermiza por mi bienestar y exaltación demencial. No se puede ser monje sin poner el Amor Humilde de Jesús en el centro de mi vida.
    El octavo grado de humildad es que nada haga el monje sino lo que persuade la Regla común del monasterio y el ejemplo de los ancianos. RB 7, 55  La comunión con la multitud de los difuntos que está purgando sus pecados e intercediendo por nosotros, plantea más al rojo vivo la interrelación generacional. Si en la única Familia de Dios, formada por millones de seres humanos, todos aspiramos al carrerismo del primer puesto nos despellejamos vivos; y lo mismo sucede si somos neuróticos buscadores de humillaciones. Nos toca hoy ver cómo a los jóvenes los ancianos no les interesan ni son ejemplares ni conocen más. El joven de hoy está convencido de que sabe mucho más que los viejos. Los años ya no señalan competencia sino incompetencia. En los monasterios es notorio cómo luego de un período inicial de docilidad y docibilidad, los jóvenes se reafirman en sus convicciones, no están dispuestos a largos períodos de aprendizaje evangélico y menos a modelarse según los criterios de monjas viejas o no tan viejas, desfasadas, desactualizadas, llenas de chocheras desmemoriadas que no son ejemplos de Gertrudis la Grande o Serafines de Sarov  transfigurados.
    Si se confronta al inicio y en demasía esta actitud se puede destrozar una verdadera vocación. Ellos piensan que no son como los demás monjes. Una breve oración privada vale más que una Eucaristía en común.  Trabaja con fervor en sus propias cosas y es perezoso en las comunitarias. Vela en la cama y duerme en el coro. Hay que llevarlos con paciencia y dejarlos seguir hasta que la vida en comunidad les dé un buen cimbronazo y se conviertan a Jesús en medio. Sí, los viejos somos pecadores y estamos cerca del hoyo, cual fieles difuntos, desconocemos las tecnociencias juveniles pero somos su profecía sino captan que la vejez honorable no consiste en vivir mucho tiempo, ni se mide por el número de años, los cabellos blancos del hombre son la prudencia, y la vejez una vida intachable. Sab 4, 8-9 Pues este grado nos desafía también a los ancianos que aprendemos cantidades de los jóvenes. Si los viejos somos guías de comunión entonces debemos vivir y proclamar que la vida monástica vale la pena, que la Regla común del monasterio aleja de la arbitrariedad, y los años acercan al Resucitado. Los viejos somos un tesoro de santos y pecadores peregrinantes, glorificados y purgantes, un Camino escondido en la tumba de la clausura, hasta que los jóvenes, sorpresa, ya son viejos y nosotros nos fuimos.