lunes, 1 de agosto de 2016

229. La Parusía del Resucitado y de la Trinidad Toda en todos, Tit 2, 13


    Aguardamos la bienaventurada esperanza, la Manifestación de la Gloria del Gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, προσδεχόμενοι τὴν μακαρίαν ἐλπίδα καὶ ἐπιφάνειαν τῆς δόξης τοῦ μεγάλου θεοῦ καὶ σωτῆρος ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ. Cuando todos seremos vivificados en Él, cada cual en su rango, Cristo como Primicia, luego los de Cristo en su Parusía, y entonces llegue el Fin. Ἔπειτα οἱ τοῦ Χριστοῦ ἐν τῇ παρουσίᾳ αὐτοῦ, εἶτα τὸ τέλος. 1 Cor 15, 23-24 La Escatología Pneumatológica está adherida por la Persona del Verbo hecho carne, a la Parusía del Esjatón Jesús Resucitado. Cuando entregue el Reino a su Padre, después de haber aniquilado el poder de satanás, el pecado, la muerte y todo mal. Aunque por el Bautismo y en el Cielo ya se celebra el inicio de este triunfo final, sin la Parusía, o Segunda Venida de Jesús, nadie vive en la Consumación de la Gloria de la Trinidad y la Bienaventuranza Plena del Finis sine fine. No obstante no todos los cristianos tienen la urgencia del Día del Señor Jesucristo. La Parusía desparece del horizonte de su fe iluminada que es feliz esperanza en el fervor del amor. Tal como le sucede al rico estanciero, nos quedamos con bienes temporales o acariciando el ídolo de nuestra psiquis, olvidando el Bien Eterno. Esta misma noche te pedirán tu alma. Sí, Jesús vendrá como ladrón en la noche. Lc 12, 16-21 y 1 Tes 5, 1-11 Como dirían los jóvenes creyentes, no saben lo que se pierden.
    Creación Redención Glorificación pueden parecernos etapas separadas por millones de años, pero en el Espíritu que procede del Padre son la simultaneidad Total de Cristo. Él desde siempre ejecuta este Superdesarrollo amoroso de Protología Hodología Escatología. En el mismo soplo fugaz de nuestro pasaje por este Planeta están presentes. Ya en esta vida te mueves entre el Infierno de tus pecados o el Cielo de la Gracia unido a Jesús. Elige el Purgatorio. Inicia tu liberación[1]. La Trinidad se ha entregado a la historia y al cosmos como Principio Camino y Fin, Origen Sendero y Meta. La Escatología es de la esencia del cristianismo. No es un anexo accidental de la teología, sino la estructura dinámica, pasado presente futuro, de toda ella[2]. La Teología, Cristología, angelología, antropología, cosmología son escatológicas de por sí. Está tan presente en la creación, como en la redención y en la Glorificación o Consumación Universal. Es la Plenitud de la autocomunicación definitiva sin fin de la Trinidad a los ángeles, los hombres y la naturaleza. El Crucificado Resucitado Uno de la Trinidad, es Arjé Hodós y Ésjaton, Inicio Camino y Telos. En su Trascendentalidad ya todo está dado. Nosotros y el mundo sufrimos el límite de lo que ya pero todavía no se nos ha otorgado en última plenitud.

    La vida monástica ha percibido esta energía protológica hodológica y escatológica. Desde los inicios, ya que la Biblia es su Libro, se fijaron en Eva y Adán antes y después de la caída. La búsqueda del paraíso terrenal[3] del que habían sido arrojados, y la Novedad del Paraíso Celestial del Resucitado Nuevo Adán, los arrebataba. Imbuidos de su Praktiké vieron que entre el Génesis y el Apocalipsis había otros 71 Libros que señalizaban el Camino de Jesús. Elaboraron, con distintas terminologías teológicas y culturales, el itinerario de progreso o superación en el seguimiento de Jesús por el Desierto, desde la miseria del idólatra esclavizado y alejado de la Trinidad, a la Bienaventuranza del hombre liberado hacia el Cielo Nuevo y la Nueva Tierra. Un paradigma que atraviesa todo el monacato, inspirado en la Sagrada Escritura, 1 Tes 5, 23 retomado por Orígenes y muchos otros, llama a las tres fases, somática o animal, psíquica o racional y pneumática o espiritual. Vida angélica[4] en el paraíso claustral, donde los cuatro claustros del cuadrilátero, pneumático psíquico somático y social, se expanden hacia el Horizonte siempre abierto de la Vida Eterna.
    La primera, por el ayuno, se ocupa de los ejercicios somáticos, mortificación del cuerpo en obediencia al padre o madre espiritual, el trabajo manual, el sueño, la alimentación, la soledad el silencio la taciturnidad, pobreza, celda, arte de vivir en comunidad, castidad, sociabilización, politéia, estabilidad, Eucaristía, Opus Dei, oración continua, hasta que huir del mal y hacer el bien es un placer satisfactorio.
    La segunda, por la oración, tiende hacia las Cumbres por el amor sobrenatural y se cuida de no caer en el abismo de la epithymía o mal deseo. Arranca malos hábitos y planta virtudes, libera de los loguismoi y afectos desordenados, hasta que los misterios de la fe son practicados en la alegría del Evangelio.
    La tercera, por la misericordia, no encuentra su reposo sino en la contemplación en íntima relación con la Trinidad, arrastrando a su prójimo a idéntica consciencia, amándolo como Jesús lo ama. Jn 17, 21-26 Por su intervención el Espíritu Santo hace que el dominio del pensamiento se convierta en amor, Amor ipse intellectus est o sensus humilis et iluminati amoris. Dios no puede ser alcanzado por la inteligencia humana[5], pero sí acariciado por el amor, guardado y escondido en mi consciencia el Secreto que es Inefable. Hasta que la luz de la razón sea gnosis y memorial amante del Mysterium fidei, de claridad en claridad y de semejanza en semejanza, hacia la Jerusalén Celestial[6].
    Quien encontró el Camino hacia adentro. Quien en el hundirse ardiente en uno mismo. El núcleo presintió de la Sabiduría. Ese elegirá con su sentido a Dios y al mundo. Como su imagen y su alegoría. Cada obra y cada pensamiento. Diálogo serán con el alma que le es propia. Que a Dios y al mundo en sí contiene. Hermann Hesse, Camino hacia adentro
    Dios es un Malabarista en desbaratar ilusiones maltrechas y construir paradojas bien hechas. La Escatología no es Futurología de morondanga, ni un pronóstico de Física científica del futuro, con detalles que sacien nuestra curiosidad sobre planificaciones energéticas o de marketing a porvenir. El Ésjaton Jesús Resucitado en el seno de la Trinidad manifiesta la Providencia divina en lo creado y la Pascua eterna, la Promesa Divina que se nos ha hecho de un futuro pleno y absoluto. Futuro que aguardamos por la fe esperanzada y amante, confiando en el Esplendor del Trino Dios. La Escatología de Jesús es lo que caracteriza al cristianismo.
    Subyugados por nuestra cultura egolátrica solemos ponernos a nosotros en el centro de la Parusía, y así fueron nuestras finitudes a terminar en las llamadas Postrimerías o acontecimientos últimos que nos afectan al ego. Se fueron olvidando los Novísimos, las Novedades de la Única Belleza Infinita. Una antropología cortada de lo Esencial. Nuestro Hogar, ahora y después de esta vida es la Trinidad, y desde la Trinidad sólo se hará comprensible la Nueva Creación que no es mi casa sino un anexo creado y finito. No queremos un yoyo ni un mundo hermoseado para mi Egobody[7]. Parusía significa llegada y presencia en epifanía apocalipsis y manifestación gloriosa de Cristo, el Hombre Dios. Se aprende siendo amamantado por la Sede de la Sabiduría.

    Y Tú, Señor, naciendo inesperado. En esta soledad del pecho mío. Señor, mi corazón, lleno de frío. En qué tibio Rincón lo has transformado. Qué de repente, Dios, entró tu arado. A romper el terrón de mi baldío. Pude vivir estando vacío. Cómo no muero al verme tan colmado. José García Nieto, 1914-2001
    De aquí que el Único Centro es Dios mismo mostrando todo el Brillo de su Bondad Sabiduría y Misericordia[8]. El Resucitado que unirá a la creación redimida salvada y liberada con la última Realidad Dinámica de la Trinidad. De lo creado transfigurado asumido en lo Infinito Increado Eterno[9]. Más allá de esta dimensión temporal. Fin o término de la historia, y sentido o finalidad de toda la creación, al cumplirse el Proyecto definitivo de su Creador. La Parusía nos da a conocer más cómo es el Dios Verdadero. La fe en Él es esperanza, spes quaerens intellectum[10]. Ch. Schütz El Credo es diáfano y taxativo, Creemos o Creo sólo en la Trinidad Invisible Incomprensible Inalcanzable hacia, eis la resurrección de la carne y la vida eterna, o espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
    Unamos la cruz de las Diez Palabras de los Mandamientos, indesligables de las Bienaventuranzas, con la cara de nuestro rostro definitivo en las Otras Diez Palabras de la Escatología, Mat 25 con el resto de la Biblia y el Catecismo. Palabras Individuales, Morir en Cristo, Juicio particular, Cielo, Purgatorio, Infierno. Palabras Universales, Anticristo, última prueba y pascua de la Iglesia, resurrección de la humanidad y Parusía del Cristo Glorioso con todos sus ángeles y santos, Juicio final, Transfiguración del Cosmos en Cielos Nuevos y Tierra Nueva, Plenitud del Reino en Consumación Universal donde el Dios Uno y Trino, con el Resucitado Total en su seno, será Todo en la Totalidad. No estamos dando las últimas noticias de Google sobre lo que va a suceder pronto, de facto ya está sucediendo, sucedió y sucederá en cualquier instante. Estamos anunciando en fe a la misma Trinidad cual el Discernimiento Gozoso Performativo del Evangelio. La autocomunicación reveladora de la Trinidad al hombre y al universo para que enderece su Camino hacia el Sentido Absoluto del devenir. El Camino no existiría sin esta Buena Noticia de que Dios es el Misterio, la Realidad y el Futuro Supremo de toda la creación. Como alcanzado es Cielo. Como perdido es Infierno. Como catarsis es Purgatorio. Como Verdad es Juicio. Como Totalidad es Vida Eterna. Aquel en quien lo finito muere y se pone en pié transformado por la Anástasis. Por Cristo con Él y en Él, Síntesis del Ésjaton del Mundo, a Ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.

    Ese Ésjaton que nos salva en la esperanza[11], Rom 8, 24 es Cristo el Evangelio que no es sólo comunicación de cosas que es bueno saber, sino acciones del Espíritu que nos cambian la vida, como a los discípulos de Emaús. La puerta oscura del futuro en su esencia ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive una vida nueva, diferente y difícil, plasmando al Verbo del Padre. Se libera de los ídolos finitos, aun la Iglesia creatura peregrinante idolatrizada en honores premios carrerismos encumbramientos o rechazos, y se abre al Infinito Reino de Dios que comienza en esta historia dirigida hacia el Retorno de Cristo. El Pueblo de Dios está en devenir. Tiene un Logos mensaje inmutable, la Encarnación Pascual Trinitaria. Pero debe moldearlo en maneras culturales con lenguajes cambiantes. Tiene que estar en Salida anunciadora dialógica con todos los seres humanos, para responder a interrogantes que desconocía desde sus orígenes. Y elaborarlos con probables inexactitudes que deberá ir matizando o corrigiendo. Corre el riesgo de asimilarse a este mundo que pasa y caer en acomodamientos de aplausos neoliberales conservadores o repulsas progresistas populistas. Se olvida de su paradoja, estar el mundo sin ser del mundo guardándose del Mal, de dejarlo todo por su Señor. Se contagia de la mundanidad idolátrica. Sin Entrada en el Hogar no logra volver a la intimidad relacional con la Trinidad, a permanecer en autoreforma continua a la Luz del Reino. No se mira cual esposa del Cordero. Ap 21, 9 La Parusía le revela que no debe quedarse sólo con lenguajes sino a la escucha del Verbo. Lc 10, 38-42 y Jn 8, 43 Todo es sombra, la Realidad es el Cuerpo del Resucitado. Col 2, 17
        Sería de desear que la Iglesia semper reformanda, sin que los innovadores o reformadores se separen de la Unam Sanctam, y los monjes en especial dentro de Ella, en la lucha de esa formidable resiliencia o capacidad de superar por la tirantez entre patologías y Salud, entre pecado y Gracia, entre protología y Escatología, vivieran con más intensidad el misterio del Purgatorio[12], tan propio de la Hodología que es Crisol de Fuego Nuevo. Al fin y al cabo la Purgación no es Eternidad, como no lo es el Infierno. Dios es el Único Eterno y sólo viéndolo a Él participamos al modo de creaturas de su Eternidad. El Purgatorio aunque no es un lugar sino un estado, sin fuego eterno, tiene duración temporal[13] y termina en la Vida Eterna. El Infierno tampoco posee Eternidad, pero es eterno sin término en su duración. Los que mueren en gracia y en amistad con Dios, pero de manera imperfecta purificados, aunque están seguros de su salvación eterna y de la comunión de los santos, sufren después de su muerte una purificación, por completo distinta del castigo de los condenados[14].

    Las monjas y los monjes sabían bien que sin emprender este camino ascético místico expiatorio de purgación ayudados por toda la Iglesia, entre alejamiento y unión con la Trinidad, esta penosa purificación y liberación divinizante y peregrinante entre Infierno y Cielo experimentados ya en este mundo, la salvación estaba en peligro. Tanto en ser salvado por Dios como en obrar con la divina gracia, su propia salvación en koinonía con la Iglesia peregrinante purgante y celestial.
    Safranski escribió una apasionante biografía de Goethe. En medio de su febril creatividad tuvo conciencia de que las obras literarias eran sólo una dimensión, la otra dimensión era su misma vida a la que debía darle la forma de una obra de arte, Kunstwerk des Lebens[15]. Eso está en el corazón de la politéia monástica, morir habiendo hecho de mi vida una minúscula obra de arte en seguimiento de Cristo, esa insuperable Obra de Arte que es su Vida. No para contemplarme el ombligo en el espejo de Narciso. Ni estar mirándonos unos a otros cual Vanessa y Roland, en la magnífica interpretación de Angelina Jolie y Brad Pitt en By the Sea, aunque resolvamos algo de nuestras  problemáticas psicológicas. Sino sólo para gloria de la Trinidad Increada que viene hacia mí en el Juicio particular, me ama como persona, y en Juicio universal, en comunión con toda la humanidad y el cosmos para la misión que su Amor, desde antes de la creación, proyectó. Vuelve a surgir la distinción entre psicología clínica y vida en el Espíritu. Soy psicólogo y puedo decir que la terapia, la mayoría de las veces, lo que hace es un intercambio de problemas, te quita uno, pero te mete otro. La espiritualidad es la que intenta solucionarte porque busca liberarte del ego. Ese yo está generando los problemas que te llevan al psicólogo. Sé como Jesús[16].
    No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti. De urgencia mía de mi piel de ti. De mi alma, de ti y de mi boca. Y del insoportable que yo soy sin ti. Morimos en mi cuarto en que estoy solo. En mi cama en que faltas. En la calle donde mi brazo va vacío. En el cine y los parques, los tranvías. Los lugares donde mi hombro. Acostumbra tu cabeza. Y mi mano tu mano. Porque todo yo te sé como yo mismo. Jaime Sabines, 1926-1999



[1] Twitter Totus Christus, 02,07,16
[2] Urs Von Balthasar, Verbum Caro I. Ensayos teológicos. Cristiandad, Madrid, 1964, 354 p.
[3] Paraíso de tierra. San Ireneo urge que el cuerpo de los dos Adán era de la misma substancia visible, carnal. El origen del primero era la tierra árida visible, el del Segundo, la carne visible. Ambos procedían en su cuerpo de tierra virgen. Adán de tierra, Gen 2, 5 no labrada por varón, donde no ha penetrado el arado, figuraba la carne Virginal de la que fue formado el Verbo hijo de Adán. La misma tierra con la que curó al ciego de nacimiento, en la que escribió, y en la que fue sepultado. Por tener la misma carne, puede el Segundo solucionar el pecado del primero. Antonio Orbe, Introducción a la teología de los siglos II y III, Sígueme, Salamanca, 1988, 1053 p.
[4] Mysterium Salutis, V II-T II, Michael Seemann, Los ángeles, pp. 1054-1096. Lo esencial que la teología dogmática dice de los ángeles es la relación, que según la Revelación y los Padres de la Iglesia, tienen con la obra salvadora de Dios. Están integrados en la comunidad del Dios Trino a una con las criaturas llamadas por esa Trinidad a la existencia. Intervienen como servidores de la Alianza concertada por Dios con ellos y con los hombres.
[5] No hay que confundir al Dios que está por encima de todo nombre y más allá de todo entendimiento, el invisible y fuera de todo alcance, con nuestras representaciones humanas. CEC, 42
[6] Guillermo de Saint Thierry, Carta de Oro, 44 y 249-300
[7] Robert Redeker, Egobody. La fábrica del hombre nuevo. CFE, Bogotá, 2014, 149 p. El nuevo hombre no es el final de ninguna esperanza. Su Yo verdadero ha sido absorbido por el cuerpo. Es un hombre animal, organismo o cuerpo, consumidor, usuario, elector, hincha escandaloso, sin hogar habitante de la calle, objeto de sondeos, conectado a prótesis de celulares e Internet, reserva genética, banco de órganos de trasplante, mujer vientre alquilada, desmembrado en múltiples funciones, máquinas, redes, nodos de conexiones, moldes de clones, no sujeto de Salvación espiritual alguna. Para los católicos el cuerpo era sagrado, arraigado en la Encarnación. La Comunión en la Misa era su Símbolo, el Cuerpo de Cristo tan divino como humano.
[8] A quién sino a Ti tengo yo en el cielo. Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra. Y aunque mi corazón y mi carne se consuman, Dios es mi herencia para siempre, la Roca de mi corazón. Sal 73
[9] Juan L. Ruiz de la Peña, La Pascua de la creación. Escatología, BAC, Madrid, 2002, 298 p. Cuando proclamamos en el Credo no sólo nuestra fe, sino también nuestra esperanza, decimos Jesucristo de nuevo vendrá con Gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Parusía y Juicio. El proceso histórico en el que estamos comprometidos culminará con un acontecimiento salvador que afectará a toda la realidad creada. Cristo Omega llevará a su telos lo que hizo como Cristo Alfa, crear el cielo y la tierra. La creación conocerá su Pascua de Luz.
[10] Mysterium Salutis, Vol. V, Cristiandad, Madrid, 1984, 891 p.
[11] Benedicto XVI, Spe salvi.  Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente que, aunque sea fatigoso, se puede vivir y aceptar pues lleva hacia una meta tan grande que justifica todo el esfuerzo del camino.
[12] Juan L. Ruiz de la Peña, La Otra Dimensión. Escatología cristiana, Sal Terrae, Santander, 1986, 359 p.
[13] L. Pacomio y otros, Diccionario Teológico Interdisciplinar, I-II, Sígueme, Salamanca, 1985, 1192 p. Hay teólogos que piensan habría que concebir el Purgatorio como el límite del status viae, para que el ser humano, ya unido a Cristo, termine de morir al pecado hacia la Visión Beatífica.
[14] CEC, 1030-1032
[15] Rüdiger Safranski, Goethe. La vida como obra de arte, TusQuets, México, 2016, 687 p.
[16] Anthony de Mello, Autoliberación interior, Lumen, Buenos Aires, 2005, 190 p.