miércoles, 30 de enero de 2013


150. Pensar la Realidad Total es coordinar todo con la Trinidad: Sab 9, 1-11



    Dios de los Padres, que hiciste todas las cosas, con tu Palabra, y con tu Sabiduría formaste al hombre para que cuidase de tus creaturas, guiara al mundo con santidad y justicia, y discerniera con rectitud de espíritu, dame la Sabiduría que está junto a ti, para que trabaje a mi lado y yo haga lo que es de tu agrado conforme a tus proyectos, incognoscibles si nos das tu Sabiduría y envías desde lo Alto tu Espíritu. Con esta oración concluye la segunda parte del libro de la Sabiduría sobre su naturaleza y actividad. Cuando se baila en pareja, ella o él tiene que dirigir con habilidad y respeto, de lo contrario pierden el ritmo y son un hatajo de mastuerzos. Así nos pasa si queremos danzar con Dios, Él tiene que dirigirnos con su Sabiduría, que es el Verbo y el Espíritu, enviada para emprender el servicio de la reconciliación universal. Diakonía tês katallagês, según un cambio o transformación que respeta y surge de formas previas. 2 Cor 5, 18
    Los católicos buscamos el arte de la espiritualidad de comunión; mas como todos somos pecadores nos cuesta coordinar los opuestos en un Todo, y en vez de ser factores de reconciliación en nuestras comunidades lo somos de desconciliación, disgregación y descoordinación. Desentonados no somos capaces de entonar el Cántico Nuevo. Debemos aprender la realidad del regalo, que es el centro de la Eucaristía, y nos hace conscientes del Regalo original  del Dios hecho Comunión, que ha querido convertirse en un Regalo para los hombres. Dios ha hecho de su Hijo un don para nosotros, toma nuestra humanidad pecadora y desunida para donarnos su divinidad Inmaculada en la Unidad. En nuestro dar no es importante que el regalo sea caro o barato. Los que no pueden dar algo de sí mismos, dan poco o nada. Se intenta reemplazar el corazón y el compromiso de donarse, a través de dar cosas materiales. El Padre no nos regala cualquier cosa, sino que se regala a sí mismo con su Verbo y su Espíritu. Ese es el Camino de nuestro donación, nuestras relaciones deben estar impulsadas por el don gratuito de nosotros mismos al Otro muy diferente de mí.
    El Todo no es sino la unidad de las partes en un orden, que dice relación proporcionada de una realidad con otra distinta. El Todo no es sólo la suma de las partes sino una nueva realidad, como el carbonato de calcio hecho mármol no es carbono junto con oxígeno y calcio sino un tipo de mineral caliza endurecida. Aún cuando el oxígeno no reaccione con el hidrógeno para ser agua, su mezcla ya es un todo diverso. Una comunidad en comunión con Jesús resucitado en medio, no es igual a la suma de las personas que la forman, sino una nueva creación transfigurada por el Espíritu, Alma del Cuerpo Místico de Cristo. Igual que la música no es sólo un conjunto de vibraciones cacofónicas, las cuales suelen producir un rotundo, váyanse con la música a otra parte; sino una combinación o coordinación de sonidos transformados en eufonía por el ritmo, la armonía, la melodía y el contrapunto que resultan en una obra de arte. Esa es la genialidad del director y los músicos de una filarmónica, o del pastor y de las ovejas que aprenden a coordinarse, a danzar con la Sabiduría del Amor. Es una ilusión percibirnos desligados del Todo.
    El Todo es mucho más que sus partes yuxtapuestas, cual el contrapunto musical que combina líneas melódicas en una coherencia que sin despersonalizar las notas o las voces, sino coordinándolas, engendra el Requiem de Mozart, el Mesías de Händel, o la Novena Sinfonía de Beethoven. En consecuencia la verdad implica la coordinación de lo diverso, la combinación precisa de lo distinto, la percepción de la música del silencio universal en coincidencia de opuestos, un mudo chilango en guiso de chilacayotes.
    Unidad y verdad no se pueden despegar. Una comunidad se me hace cada vez más inteligible, vital verdadera y amable, en la medida que los heterogéneos se combinan y constituyen una comunión de diferentes en la paz de Cristo, el Único que puede realizar la Koinonía o Mente común de todos en su Ser de Hombre Dios. En cambio, la comunidad se hace ininteligible y llena de malos entendidos, desenergetizada falsa y antipática; cuando los disímiles, y siempre lo somos, no nos amalgamamos de acuerdo a los proyectos de la Sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, Jesús partido y derramado en la Eucaristía, herido y muerto en la Cruz, y reunificado con las llagas gloriosas en la Resurrección. 1 Cor 2, 7-9
    Educarnos para coordinarnos es entrar en la Trinidad por el costado abierto de Jesús. Es un despertar iluminativo de la conciencia, que no se coenvuelve con las criaturas, sino que desde las Tres Personas del Padre Verbo Espíritu, aprende a relacionarse con todas sin apegos de codependencia patológica. Por eso el silencio es la matriz de todos los sonidos, como la luz de todos los colores y la nada potencia, de todas las cosas. Ningún sonido puede ser descuidado si se quiere una sinfonía auténtica. Ninguna palabra debe ser deformada si se busca el verdadero libro de un autor. Ninguna realidad trastocada si buscamos la obra de un artista. Dialéctica de oposiciones irreconciliables no es lógica de coordinación con la Trinidad, sólo esto es danzar con la Sabiduría, que lo sabe y comprende Todo, y nos guía en nuestra Comunión Total.

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