151. El
Misterio de la vida monástica en la historia: Gn 28, 10-22
Jacob
se despertó del sueño donde había visto una escala entre la tierra y el Cielo,
y exclamó. En verdad el Señor está en este lugar, maqom y yo no lo sabía. Y lo llamó
Betel, Casa de Dios, aunque su nombre era Luz. Este viaje de Jacob desde
Bersheba a Jarán en busca de una esposa puede haber tenido lugar en el SXVIII
aC, y es uno de los prototipos de millones de hombres y mujeres que en nuestro
tiempo se sienten rodeados de la ausencia de Dios; tienen una experiencia o
contacto con su Misterio y exclaman, Dios está aquí y yo no los sabía. No fue
Jacob quien saltando cada vez más alto alcanzó a Dios, sino Dios quien bajó
hasta Jacob. No tenemos alas, ni podemos construir Torres que lleguen hasta el
Cielo, Zigurat, nuestra única
esperanza es que Jesús venga a nosotros, como fue al encuentro de Natanael,
recordándole que la escala de Jacob está sobre Él, quien por el misterio
pascual, es el Lugar, el Templo y la Casa del Encuentro entre la Luz de la
Trinidad y el hombre en las tinieblas. Jn 1, 51
Este es el Salto o Abajamiento
Trascendental Absoluto propio de los monjes y monjas de todos los tiempos. No
es casual que Benito coloque la escala en el c.VII de su Regla y Juan Clímaco del Sinaí le
dedique un libro en 21 logoi o escalones que llevan a la transfiguración
resucitada. Es el descubrimiento, despertar o iluminación de que aquí, ahora, en este mismo momento,
sin que yo lo supiese, Dios la Bienaventuranza Infinita estaba conmigo. Tiempo
y espacio siguen existiendo, pero se relativizan, me desapego del pasado y del
futuro, el sacramento del Momento Presente me envuelve. Sin dejar de sentir los
cambios que no cesan, ni la paradoja pascual que es existir, y el santo Humor
de las Tres Personas que me inhabitan, tengo conciencia y creo en el Dios que
es Amor, y es más grande que todas mis percepciones de las creaturas. Se
produce el desgajamiento sin rupturas entre Dios que me observa y conoce con
infinita ternura y cariño, y todo lo demás que mis facultades perciben,
apegándose en esclavitud.
En física, un salto cuántico es un cambio instantáneo de un estado a otro. A esos
niveles de energía, no se aplica el principio de Newton y Leibniz de que la naturaleza
no procede a saltos. Así un electrón puede pasar de un nivel energético menor a
otro mayor por la emisión o absorción instantánea de un fotón. Metáfora de la Luz Resucitada
que cambió a Saulo en Pablo. Supergnosis que
de disfuncionales nos hace funcionales.
Varios siglos antes de Jacob, en el tercer
milenio aC, en la India, como semillas del verbo
monástico, hay ya sellos que nos muestran a ascetas, sentados en la postura
de loto para llegar por la meditación sin formas, a la Sabiduría que salva del
mal, me libera del falso yo y me hace pasar del atman-psiquis a Brahman-Dios,
mi verdadero yo. Los monjes y monjas jainistas, que tendrían su origen remoto
en la India prearia a fines del tercer milenio aC, con miles de monjas y monjes
en el S VIII aC; y su estructura actual en Mahavir; S VI aC hacen cinco votos por los que deben renunciar, a la
violencia contra cualquier tipo de vida, a la mentira, al robo, a todo acto
sexual, y al apego a los bienes materiales; y cuatro promesas, la amistad
universal, ver el lado bueno del próximo y complacerse en ello, la compasión
universal, y la tolerancia de los malvados. Gandhi era jainista. Se distinguen
en Desnudos y Blancos, según vayan por completo desnudos o vestidos de blanco.
Una de las maneras en que Jesús muestra
este Salto cuántico pneumatológico
son las relaciones familiares, a las que el psicoanálisis clínico de nuestro
ser asediado por el pecado personal y estructural, con los traumas
subsecuentes, les da tanta importancia y con razón para sanar al paciente
anquilosado en su psiquis que no logra trascender al Espíritu. A los doce años
Cristo deja bien claro, aunque José y María lo buscaran angustiados y no lo
entendieran, que su padre no es José sino Dios Padre de cuyos asuntos debe
ocuparse, sin por ello dejar de amarlos y guardarles respeto y obediencia. Lc 2, 49 A los 37 años, cuando él está con sus
discípulos, su Madre y sus hermanos quieren hablar con él. Enseguida vuelve a poner las
cosas en su lugar. Quien hace la voluntad de su Padre que está en el Cielo, ese
es su hermano, su hermana y su madre. Mt 12, 50
Alabanza a María con deslinde y claridad de valores trascendentales.
Por el año 1204 en Asís, un joven rico y
bien parecido de 21 años, llamado Francisco, hijo de Pietro y Pica que era
francesa, frívolo, remilgado, dado a las aventuras y los romances, que huía de
los pobres y enfermos, se enferma de gravedad él mismo y se convierte a Jesús.
En una pequeña y semiabandonada capilla de los benedictinos siente que el
Crucifijo le dice, repara mi Iglesia que
se desmorona. Lo hace fácil, comienza a saquearle el dinero a su padre, y manos a la obra.
Hasta que Pietro lo mete preso entre azotes y cadenas. Pica lo libera, y Pietro
más enfurecido lo emplaza a comparecer ante el obispo en juicio público.
Francisco en vez de pedir un abogado y un psicólogo para comenzar una defensa y una terapia,
se desnuda, le entrega todo a su padre, mientras le dice, hasta ahora te he llamado padre en la tierra, pero ahora tengo un solo
Padre que está en el Cielo.
El obispo lo cubrió con su capa y entendió que
estaba ante un Misterio de Dios, nos cuenta Celano. Francisco, que fundaría un camino distinto del monacato, había comenzado en sus huellas. Los jainistas lo siguen haciendo, y nudi cum Christo nudo era una de las divisas cistercienses del siglo XII. Desnudo con el Desnudo en la Cruz
se fue a servir a los leprosos, que tanta repugnancia le causaban. Ahora sabía dónde estaba Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario