139. El apego a las formas creadas
obstaculiza la Presencia Ecohumanodivina: Lc 14, 25-35
Si alguno viene a Mí y
no odia, miseî
a su padre, a su madre, a su mujer, a sus
hijos, a sus hermanos, a sus hermanas, a sí mismo y a todos sus bienes, no
puede ser mi discípulo. Quien no cargue con su cruz y me siga, no puede ser mi
discípulo. La revelación de Dios está en la comunicación que Él hace de sí
mismo, y en su proyecto Liberador de nuestras esclavitudes. Esta revelación se
inserta en el tiempo de la historia, que se convierte así en el lugar donde
podemos constatar la acción de Dios en favor nuestro. Allí donde nos es más
familiar y fácil de verificar, porque pertenece a nuestro diario contexto. Sin
esa Manifestación dentro y fuera de nosotros no nos comprenderíamos.
La historia no es sólo una sucesión cronológica de días, años y siglos sino el tiempo kairós, de una Presencia Suprema que la gobierna. Adviene del pasado, transfigura el presente
y se lanza con audacia hacia el futuro, dándole a todo pleno sentido y
abriéndonos a una esperanza inaudita. Dios ha llamado al hombre desde el
principio a una comunión íntima con Él, e incluso cuando el hombre, por su
desobediencia, perdió su amistad, nunca lo abandonó al poder de la muerte, sino
que le ofreció muchas veces su Alianza. CEC,
54-67 y Pleg. Euc. IV Es un único plan de salvación dirigido a toda la humanidad,
revelado poco a poco y realizado por la Gracia de Dios, que está atento a las
respuestas del hombre y encuentra nuevos inicios para su Alianza cuando nos
perdemos. En Jesús esa Alianza alcanzó su zenit. La Trinidad nos muestra sus
Rostros, y nos pide la decisión de reconocerlo y seguirlo por el Misterio
Pascual, vidas que surgen de muertes, dándole un nuevo significado a toda la
historia y la experiencia humana.El Pléroma Total del Hombre Dios, que está Resucitado en medio de nuestra cotidianidad, nos pide un nuevo despertar para que nos ilumine Cristo, una consciencia mística, un desprendimiento de todo lo creado para abrazarlo en las Relaciones Trinitarias. De ahí el pedido tan radical de Jesús al desapego absoluto para encontrarlo en Todo y encontrar a Todo desde y en Él. La mentalidad semítica y griega es la de los opuestos, luz y tinieblas, verdad y falsedad, amor y odio. No hay términos medios, al discípulo misionero se le pide un desapego, una entrega y desprendimiento completo e inmediato.
Y, por si uno no logra captar la seriedad
de esta exigencia, y el peligro inminente de perder a la Trinidad, a su Iglesia
y Todo, Cristo le agrega tres comparaciones. Las parábolas en metáforas y
analogías que utiliza con tanta abundancia muestran la creatividad divina de su
pedagogía, ya que son instrumentos fructíferos que nos facilitan entender
realidades complejas, abstractas y trascendentales, al establecer una relación
de semejanza entre cosas muy distintas. Su eficacia bordea la genialidad mágica.
Así, es claro que nadie podrá llevar a buen término el seguimiento de Jesús
sino calcula bien los gastos que tendrá que hacer para construirlo. Fracasará
si sale con diez mil al encuentro del que viene contra él con veinte mil. Y
cual sal sinsabor no servirá ni para abono, sino que lo tirarán afuera.
Los más grandes condicionamientos genéticos
y sociológicos neurocerebrales, los apegos emocionales y volitivos, y las
ilusiones imaginativas, intelectuales y de la memoria; provienen de la
concupiscencia, invencible sin la Gracia, que nos deja el pecado original, se
agranda por los pecados personales y estructurales; y nos convence que nuestra
felicidad está en la creaturas sin relación con el Creador. En consecuencia mi
falso ego se identifica con ellas, mi consciencia se identifica con mis
pensamientos, deseos y memorias. Si no logro vaciarme de esta connivencia
diabólica, Dios y la Totalidad no pueden llenarme. Yo no soy lo que pienso, ni
lo que deseo, ni lo que recuerdo. Yo Soy
mi sí mismo o Self en el Misterio de
la Trinidad que Todo lo contiene. Si Dios no me despierta de ese sueño mortífero, seré un esclavo desgraciado arrastrado por toda clase de engaños.
De
todas estas noticias y formas se ha de desnudar y vaciar la persona, y procurar
perder la aprehensión de ellas, de manera que no le dejen impresa noticia de
rastro de cosa, sino que se quede calma y rasa, como si no hubiese pasado por
ella, olvidada y suspendida de todo. Y no puede ser menos sino que acerca de
todas las formas se aniquile la inteligencia, la memoria y la voluntad, si se
ha de unir con Dios. Nadie puede servir a dos señores, pues odiará a uno y
amará al otro, no se puede servir a Dios y a mamona. Mt 6, 24 No puede la memoria estar
unida al Dios Increado y a las formas y noticias creadas. Dios no tiene forma
ni imagen que pueda ser comprendida por la memoria, de aquí que cuando está
unida a Dios se queda sin forma y sin figura, embebida en el Sumo Bien, en
grande olvido, sin recuerdo de nada, pues la unión con Dios la vacía de todas
las formas, y la sube de lo natural a lo sobrenatural, con igualdad de olvido e
igualdad de amor. Juan de la Cruz, Subida, L.3, c.2, 4 Habrá que
vaciarse de Todo, para encontrarlo Todo Ordenado en la Unidad de la Presencia Ecohumanodivina
Increada y creada de los Tres.
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