sábado, 22 de diciembre de 2012


141. Las cavernas de la Piedra es Cristo en Belén: Ef 1, 17-23



    Oro al Padre de Cristo, que les conceda el Espíritu de sabiduría y revelación que les permita tener un superconocimiento, epignósei de Él; e ilumine los ojos de sus corazones, para que sepan valorar la esperanza a que han sido llamados en Jesús resucitado, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo, el Pléroma Total que plenifica la Totalidad. Esta oración de Pablo con el autor de la carta a los efesios, la hacemos nuestra al postrarnos en las piedras de la gruta y cavernas de Belén. El método histórico crítico de interpretación bíblica nos dice mucho sobre los orígenes de Jesús, pero no puede dar toda la riqueza de los sentidos que tiene la Biblia, inspirada por la Trinidad Increada, pues se restringe a las circunstancias históricas de su producción, importantísimas, pero finitas y limitadas.
    La letra de Belén, y cualquier otra letra de la Escritura, debe ser trascendida al Espíritu de Belén en la totalidad de la Biblia inseparable de la Tradición y el Magisterio, de las interpretaciones que el Pueblo de Dios le da a lo largo de los milenios, y de lo que el Señor me dice y opera en mi vida aquí y ahora. No podemos dejar el texto archivado en el pasado. Ante Dios, que nos habla Hoy por la Biblia, la cuestión sobre la relación del pasado con nuestro presente y futuro, forma parte integral de la misma interpretación. Este diálogo entre pasado presente y futuro nunca lo podremos dar por concluido. Cualquier interpretación se quedará corta, acá y en la Eternidad, ante la Infinitud del Trino Dios que nos revela la espectacular esperanza a la que nos ha llamado.
    La exégesis mística debe ser revalorada. Volvería a la imagen de los enamorados, que expresan su amor con independencia de lo que pasa a su alrededor. Creo que en el camino de descubrir a Dios, el cómo los otros vean ese proceso, es poco importante. Lo que digan los demás sobre nuestra relación con Dios, a menos que sea para ayudarnos a crecer en esa relación, con dificultad será una opinión cabal. Estoy de acuerdo con lo que dijo el cardenal Cañizares en la ceremonia de premiación. El día que desaparezca la poesía mística, desaparecerá el hombre. Porque la poesía mística es la manera más dúctil de la oración, en la que el hombre puede ir expresando lo que quiere, lo que desea, lo que aspira, lo que ama de Dios y cómo esa búsqueda de alguna manera se retribuye. Si no usamos esta poesía para acercarnos a Dios, entonces la vida carece de sentido y de trascendencia. No somos amados. Yhamile Narváez Cárdenas, ganadora del XXXII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística 2012
    Podemos ver en las cavernas de piedra de Belén, ya que las grutas solían tener varias cavidades, lo que comenta Juan de la Cruz en la canción 36 de su Cántico Espiritual, y luego a las subidas cavernas de la piedra nos iremos, que están bien escondidas, y allí nos entraremos, y el mosto de granadas gustaremos. La Piedra es Cristo; 1 Cor 10, 4 y todas las piedras de Tierra Santa el Quinto Evangelio, donde ha caminado y descansado Jesucristo, están cargadas del Memorial y siguen gritando su Buena Nueva. Verbum Domini, 89 Las subidas cavernas son los inalcanzables, altos y profundos misterios que hay en el Verbo hecho carne, Dios y Hombre sin confusión ni separación alguna; su unión con todos los ángeles, los hombres y el cosmos, su Cuerpo místico y cósmico; y los interminables significados de la Encarnación Pascual Trinitaria, cual suprema revelación de Dios. Ya que por más misterios y maravillas que los Padres, Doctores de la Iglesia, y los Santos han investigado; les quedó todo lo más por entender, decir y ahondar del Inefable Misterio de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios. Col 2, 3 La espesura de estos conocimientos y tribulaciones, que corren agrupados al ir transfigurando al cristiano, son la embriaguez amorosa del seguimiento pascual de Jesús, pues todo el mosto de los misterios, como cuando los incontables granos de una granada son exprimidos en un solo jugo, no son otra cosa que el Dios Amor que se vuelca en nosotros en Gracia sobre Gracia.
    Para el misticismo cristiano el vaciamiento o kénosis del Verbo al hacerse hombre y nacer en la nada de una caverna vacía, es un sendero de liberación que significa asumir el desierto, la pobreza, el silencio, la soledad, el abandono, el rechazo y la muerte; pero sólo porque todo vacío está lleno de la Trinidad, como el Niño super llenó la gruta, el Virginal Hogar Ecohumanodivino; no hay ningún vacío ni nada absolutos, también la nada está plenificada por las Tres Personas.
    Obvio que no somos robots. Sentimos, sufrimos y sabemos distinguir entre una habitación bien amueblada y esterilizada en una confortable Clínica de Tocología; de una gruta con piedras toscas y deshilvanadas, un establo con paja sin nada de bonito, tal vez sucio, infectado y maloliente, con salpicaduras de estiércol y barro. De ahí que todo vaciamiento o desapego es doloroso y costoso. Hay una estrecha analogía relacional entre las piedras de la Gruta de Belén, las del Empedrado o Gábata donde fue sentado como rey, y las del Gólgota o Cráneo Gruta vacía, en Jerusalén donde fue crucificado. Entre el origen y el fin terrenal de Cristo, hacia las piedras de la Anástasis. Jn 19, 13-18 y 20, 1 Navidad, como todo otra Celebración, está amalgamada con el Centro del Año Litúrgico, el Triduo Pascual.
    Pero nunca nuestra nada cristiana está del todo vacía, aun en la angustia infernal del grito por el abandono de Dios. El vacío es un camino hacia la Trinidad que todo lo llena y plenifica la Totalidad. El signo que anuncia el Ángel a los pastores, y a nosotros, no es el vacío sino el Niño acostado en la nada pesebre de la caverna junto a María y José. Oramos al Padre de Cristo para que nos conceda el Espíritu de sabiduría y revelación que nos abren a la Esperanza que nos salva, no a vacíos o nadas, vagas e impersonales. Quien está inhabitado por Tres Personas jamás está aislado en la nada, aunque su psiquis experimente ramalazos de desamparos. Nuestro camino en la Obra de Dios, también sembrado con grutas, cruces, desiertos, nadas y vacíos; pero va hacia el Futuro, que ya vislumbramos no por utopías demenciales del falso ego, sino por la Resurrección de la Totalidad del universo por la Presencia de Dios.
    Acuérdate de nosotros padre José y haz que, como en cada Anunciación, cumplamos en familia la misión que la Divina Providencia del Padre nos ha encomendado en la fidelidad de la fe.
    Manifestar el perfume de la Totalidad de Cristo, irradiar la Gracia a los pobrísimos de Espíritu, y transfigurar en belleza gozo y paz el universo que nos circunda, edificando la Iglesia y construyendo un inicio de mundo nuevo.
    En el Único Corazón Glorioso de Jesús María y José hemos puesto nuestra esperanza para que, cooperando con el Amor Misericordioso de la Trinidad, injertemos en la historia la Plenitud de los tiempos. Año 1994
    

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