miércoles, 29 de febrero de 2012

75. Arraigados en Cristo la Única Eterna Novedad: Col 2, 4-8



    Caminen en Cristo Jesús el Señor, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe que les ha sido enseñada. No se dejen engañar por una vana filosofía fundada en sutiles tradiciones humanas y en los elementos del cosmos, stoijeîa toû kosmou, y no en Cristo, en quien habita el Pléroma Total de la Divinidad de forma corporal. Colosas fue una ciudad importante de Frigia desde el siglo VI aC, que desapareció en un terremoto por el año 60 dC. El tema de la carta es la fidelidad al Resucitado en medio de un sincretismo gnosticista, fundado en una errada filosofía antropocéntrica junto a esclavizantes fuerzas cósmicas. El gnosticismo, no lo gnóstico, de los siglos I al III representa un compendio de posturas que la Iglesia tiene por heterodoxas y renace en la New Age. Es un nuevo modo de practicar la gnosis de autosalvación en nombre de un conocimiento de Dios, que acaba por tergiversar su Palabra sustituyéndola por palabras humanas. La gnosis no ha desaparecido nunca del ámbito del cristianismo, sino que ha convivido con él, a veces bajo la forma de corrientes filosóficas o pararreligiosas, con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es en esencia cristiano. Puede verse en el eneagrama para el análisis temperamental según nueve tipos que, cuando se utiliza como medio de desarrollo personal, introduce ambigüedad en la doctrina y en la vivencia de la fe cristiana.
    No estamos a la caza de brujas, ni al menosprecio de persona alguna, sino para dialogar, discernir y quedarnos todos juntos con lo vital, verdadero y bello. Sería insensato y falso, decir que todo lo relacionado con el cristianismo, no con la Singularidad de Cristo, o con este movimiento de la New Age es bueno, o que es malo todo lo que se refiere a él. No obstante, dada la visión subyacente a su religiosidad, en términos generales es difícil reconciliarla con la doctrina y la espiritualidad cristianas. El éxito de la Nueva Era representa un desafío a la Iglesia. Algunos piensan que la religión cristiana ya no les ofrece lo que necesitan. La búsqueda que con frecuencia conduce a una persona a la Nueva Era es un anhelo auténtico de una espiritualidad más profunda, de algo que les toque el corazón, de un modo de hallar sentido a un mundo confuso y a menudo alienante. Hay algo de positivo en las críticas que la Nueva Era dirige al materialismo de la vida cotidiana, de la filosofía e incluso de la medicina y de la psiquiatría; al reduccionismo, que se niega a tener en cuenta las experiencias religiosas y sobrenaturales; a la cultura industrial de un individualismo desenfrenado, que inculca el egoísmo y se despreocupa de los demás, del futuro y de la ecología. Los problemas que plantea la Nueva Era nacen más bien de lo que propone como respuestas alternativas a esas cuestiones vitales. Si no queremos que la Iglesia sea acusada de permanecer sorda a los anhelos de los hombres, debemos  afianzarnos en la fe y escuchar el clamor del corazón de los hombres, que les lleva a alejarse de la Iglesia cuando no encuentran en ella respuestas satisfactorias. En ello hay una llamada a acercarse a Jesús y a estar dispuestos a seguirle, ya que Él es el camino hacia la felicidad, la verdad sobre Dios y la abundancia   de Agua Viva para cuantos responden a su amor.
    La Nueva Era no es un movimiento religioso, ni un culto o secta. Es más difusa e informal. Atraviesa las diversas culturas, en fenómenos tan variados como la música, el cine, talleres, seminarios, retiros, terapias, y en otros muchos acontecimientos y actividades, si bien grupos religiosos han incorporado algunos elementos de la Nueva Era. No es un movimiento individual uniforme, sino más bien un entramado amplio de seguidores. Quienes forman parte de ese entramado no se conocen unos a otros y casi no se reúnen. Sin embargo es una corriente de pensamiento coherente, un desafío deliberado a la cultura moderna, una estructura sincretista que incorpora elementos diversos y que permite compartir intereses o vínculos en grados distintos y con niveles de compromiso variados. Se parece a movimientos sociales de vasto alcance, como el de los derechos civiles o por la paz. Abarca un conjunto de personas vinculadas a los objetivos fundamentales del movimiento, pero diferentes por la manera en que se vinculan a él y por el modo de entender algunas cuestiones concretas, tal como el reemplazo del judaísmo, cristianismo e islam por una nueva Religión universal que los mejoraría y superaría.
    Pero el futuro de la Iglesia vendrá de la fuerza de aquellos que tienen raíces profundas y viven de la Palabra de Dios. El futuro no vendrá de quienes sólo dan recetas parciales, o no hacen más que adaptarse a la moda del momento, o sólo critican a los demás y se toman a sí mismos como medida infalible, o eligen el camino más cómodo, o evitan la pasión de la fe y declaran falso y superado, tiranía y legalismo, todo lo que es exigente para el ser humano, lo que le causa dolor y le obliga a renunciar a sí mismo y cargar con su Cruz. De forma positiva, el futuro de la Iglesia quedará marcado de nuevo con el sello de los santos de Cristo, en quien habita el Pléroma Total de la Divinidad de forma corporal. J. Ratzinger, Fe y futuro

No hay comentarios:

Publicar un comentario