jueves, 12 de julio de 2012

107. Inventar los caminos de la Nueva Evangelización: Hech 17, 22-34



    Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. Mientras me paseaba mirando sus monumentos sagrados encontré un altar con la inscripción, al dios desconocido. Pues bien, vengo a anunciarles lo que ustedes adoran sin conocer. Lucas nos da en los Hechos tres grandes discursos de Pablo. A los judíos en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, con un resumen de la historia bíblica que encuentra su plenitud en el Mesías Resucitado. Año 40, 13, 16-4  A los paganos en el Areópago de Atenas, donde no toca la Biblia, cita al poeta Arato y a Cleanto el estoico, ambos del siglo III aC, y contrapone la concepción errada de Dios con el Dios Creador y Juez del Mundo que ha resucitado al hombre que ha destinado, sin nombrar a Jesús. Año 50, 17, 22-34 Y a los presbíteros de Éfeso cual testamento pastoral, donde recuerda su ministerio en Asia y les recomienda vigilancia ante los lobos, desinterés por el dinero, y solicitud para encontrar, como Jesús, la bienaventuranza más en dar que en recibir. Año 58, 20, 17-38 Los destinatarios cambian las formas.
    La nueva evangelización es la capacidad de revivir en modo creativo la experiencia comunitaria de la fe y del anuncio dentro de las nuevas situaciones socioculturales creadas en los últimos 50 años. Las huellas de este clima son, debilitamiento de la vida de fe en las comunidades cristianas, disminución del reconocimiento de la autoridad del magisterio, privaticidad de pertenencia a la Iglesia, drástica reducción de la práctica católica, falta de empeño en la transmisión de la fe a las futuras generaciones. En este cuadro la nueva evangelización desea resonar como una llamada, una pregunta hecha por la Iglesia a sí misma, para que recoja sus energías espirituales y se empeñe a hacer propuestas concretas, reconociendo el bien también dentro de esos escenarios, dando nueva vitalidad a su fe y evangelización. El adjetivo nueva hace referencia al cambio del contexto sociocultural y evoca la necesidad que tiene la Iglesia de acopiar fuerzas, voluntad, frescura e ingenio creativo en su modo de vivir la fe y de transmitirla. Se nota que muchas comunidades no han percibido la magnitud de la crisis que, estos enormes cambios secularizantes, han provocado dentro de la misma Iglesia.
    No todos los signos, sin embargo, son negativos. En ciertas Diócesis la presencia de fuerzas de renovación es esperanzadora cual dones del Espíritu. Se trata de comunidades, con frecuencia grupos o movimientos, en algún caso de instituciones teológicas y culturales, que demuestran con su acción cómo es posible vivir la fe cristiana y anunciarla en pleno postmodernismo deconstructivista. Las Iglesias particulares miran con atención y reconocimiento estas experiencias, junto con los numerosos jóvenes que las animan con su frescura y entusiasmo. Están dispuestas a reconocer el regalo de estas tentativas, sin dejar de corregir sus limitaciones, para que transformen al resto del pueblo cristiano.
    Podríamos decir que la nueva evangelización es un reto monumental a la capacidad de creatividad de los pastores y fieles católicos, es lograr que algo que hasta ahora no existía entre en existencia. Y aquí nos encontramos ante serias dificultades. Se sabe que hay inteligencias pasivas e inteligencias activas; inteligencias receptivas e inteligencias productivas. Leer es receptivo, pero si no leo para expresarme o exprimirme caigo en la pasividad pues leemos para crear. La filosofía aristotélicotomista distingue entre el intelecto pasivo que almacena información, y el  intelecto agente que penetra en la esencia de las cosas y produce el verbum mentis o palabra mental creativa. La pasividad, la pereza, la inarticulación o falta de elocución de la experiencia, es un fracaso de la inteligencia. En la vida tenemos que tomar constantes decisiones, interrelacionarnos con respeto, participar en la Iglesia y en la política, resolver interminables problemas y conflictos, formar una familia y fundar un hogar, llevar adelante una profesión o una vocación, educar hijos y alumnos, hacer ciencia y arte, inventar aparatos o crear empresas, y morir llenos de vida y creatividad. José A. Marina y María de la Válgoma, La magia de escribir
    Tomamos posesión del mundo por el lenguaje creativo. La pasividad no es buena y limita nuestras posibilidades de actuar y nos somete a servidumbres varias, enmohece capacidades e intoxica de comodidad. La impotencia es su sino. Esta actitud no es natural al hombre, la aprende. Somos por esencia, activos, curiosos, exploradores e inventores. Pero cantidad de comunidades se vuelven desidiosas, pesimistas, cómodas, rutinarias, convencionalistas, miedosas de todo lo que huela a novedad. De ahí que no puedan dar razones actualizadas de su fe y carisma y entusiasmar con Jesús. Se estancaron en su Belle époque sin percibir que Ser y tiempo están unidos, y el proceso del tiempo transfigura al ser. Aprendamos a anunciar con creatividad al Dios desconocido que nos interpela desde renovadas situaciones históricas, hacia la nueva evangelización en palabras, métodos y espiritualidad.

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