sábado, 3 de marzo de 2012

77. Primer aspecto de la espiritualidad New Age, no desciende de la Trinidad: Sant 1, 16-18



    No se engañen. Todo lo que es bueno y perfecto es un Don de lo Alto, ánothen y desciende del Padre de las Luces, en quien no hay cambio ni fase de sombra. Él nos engendró con la Palabra de la Verdad. Esta homilía del apóstol Santiago el Menor, hermano de Jesús, hijo de Alfeo; que no hay que confundir con el otro apóstol Santiago el Mayor, hermano de Juan, hijos de Zebedeo, está dirigida a comunidades de judeocristianos que habían abandonado Jerusalén y vivían en la dispersión, irradiando el Evangelio. Hech 8, 1-8 Santiago el Menor fue martirizado en el año 62 según Flavio Josefo y Hegesipo. Si él es el autor, tuvo que ser pronunciada antes del 62, tal vez como aclaración a las malas interpretaciones que se hacían de Pablo sobre la justificación en exclusiva por la fe sin las obras, la fe que obra por medio del amor, Gal 1, 9 pues la fe sin obras está muerta, 2, 19  y luego escrita y editada por un eximio helenista por el 90, y enviada a las Iglesias en exilio que no deseaban separarse ni del judaísmo ni de Cristo. Su teología, clamor por los pobres que no tolera injusticias, es diferente y complementaria de la paulina.
    Nos ayuda a ver la diferencia entre la espiritualidad de la New Age y la cristiana. Para nosotros Espiritualidad significa Espíritu Santo, Don que viene del Padre de la Luces y engendra a la Luz del Mundo. Gracia Increada que nos participa la gracia creada habitual y actual con sus virtudes, dones y carismas; sus fases y los caminos para desarrollarla, Palabra, Liturgia y Servicio. Para la New Age, la espiritualidad no viene ni del judeocristianismo, ni del islam ni de ninguna religión institucionalizada. En el fondo no viene ni de Dios sino de las energías humanas y cósmicas. Espiritualidad en este sentido, indica la experiencia interior de armonía y unidad con la totalidad de la realidad, que sana los sentimientos de imperfección y finitud de toda persona humana. Las personas descubren su profunda conexión con la energía universal sagrada, que constituye el núcleo de toda vida, y ocupan así su propio puesto en el proceso cósmico del devenir y en la génesis de un mundo en constante evolución. El resultado es una mística basada en la toma de conciencia de un universo rebosante de dinamismos. Energía, vibración, luz, amor y dios se refieren a la misma realidad, la fuente energética de todo ser.  
    Esta espiritualidad consta de dos elementos, uno metafísico y otro psicológico. El metafísico procede de las raíces esotéricas y teosóficas de la Nueva Era y es una forma de gnosis. El acceso a lo divino se produce por medio del conocimiento de los misterios escondidos, en la búsqueda individual de lo real que hay detrás de lo que es sólo aparente, el origen más allá del tiempo, lo trascendente más allá de lo fugaz, la tradición primordial detrás de la tradición efímera, lo otro detrás del yo, la divinidad cósmica detrás del individuo encarnado. La espiritualidad esotérica es una búsqueda del ser más allá de la separación de los seres, es la unidad perdida y reganada, que destruye la comunión católica de lo diferente e inseparable, como es el caso de la natural y sobrenatural en cada ser humano. Jesús de Nazaret no es Dios, sino una de las muchas manifestaciones del Cristo cósmico, que no es el de la Iglesia; sino energía crística, unción experimentada de forma conciente por los maestros universales.
    El componente psicológico procede del encuentro entre la cultura esotérica y las psicologías propias de la Nueva Era. Se trata de una experiencia de trasformación psicológica personal, que se contempla como algo parecido a una experiencia mística, después de una crisis personal o una larga búsqueda espiritual. Para otros procede de técnicas meditativas, drogas, terapias, encuentros paranormales, aun con Ovnis, que alteran los estados de conciencia y dan una penetración en la unidad de la realidad.
    Varios autores ven en esto un narcisismo espiritual o pseudomisticismo. En las formas más populares de la Nueva Era los individuos y los grupos viven sus propias fantasías de aventura y poder, por lo general de forma ocultista o milenarista. La característica principal de este nivel es la adhesión a un mundo privado de satisfacción del ego y el consecuente alejamiento de la realidad, poblada por seres extraños y exóticos, maestros ascendidos, adeptos, ángeles, extraterrestres, lugares montañas o desiertos con poderes psíquicos y secretos ocultos, conspiraciones y enseñanzas escondidas, alienación del pasado en nombre del futuro, adhesión a la novedad por la novedad. Falta de discernimiento en nombre de la totalidad y de la fusión, de donde la incapacidad para entender o respetar el papel de los límites; confusión de los fenómenos psíquicos con los pneumatológicos, de la canalización espiritista con la escucha y puesta en práctica de la Palabra del Señor, con tendencia al individualismo y consumismo. No es budismo estricto ya que no implica el desapego de los deseos. No es un entrar en comunión con la Trinidad que viene de lo Alto, sino una creencia en la energía de abajo, a veces buena mas siempre parcial y e incompleta. Pues lo que no nace de lo Alto, ánothen  del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Jn 3, 3-7

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