miércoles, 28 de marzo de 2012

82. Morir al pecado para vivir en la Justicia de Dios: 1 Ped 2, 24-25



      Fue Jesús quien llevó sobre el Madero nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la Justicia. Jesús Crucificado es la plenitud del Amor, que nos da la salvación de la muerte. Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es levantado el Hijo del hombre, para que los que creemos en Él tengamos Vida eterna. Jn 3,14-1 Todo el que se encuentre en peligro de muerte a causa del pecado, dirigiéndose con fe y arrepentimiento al Dios crucificado, será liberado. 
     El 265 Sucesor de Pedro, Benedicto XVI, siervo de los siervos de Dios y Vicario de Cristo, Jesús resucitado es el Único Fundamento y Cabeza de la Iglesia, en su primera Visita apostólica a México, América Latina y el Caribe, fue seguido por millones en los medios de comunicación, un millón lo vieron en sus desplazamientos con su simpático y pequeño papamóvil, y medio millón participamos de la Eucaristía que presidió en el Parque Bicentenario de Guanajuato, a los pies de Cristo Rey a 2.700 msnm en el Cerro de El Cubilete. Con su humildad, su serenidad de sabio longevo de 85 años, soy anciano pero todavía puedo cumplir con mi deber, le dijo con humor a Fidel Castro en La Habana, y su perfecto español; nos explicitó a qué pecados debemos morir hoy para vivir la Justicia de Dios en nuestra sociedad. Ya en el avión de Alitalia que lo traía de Roma al aeropuerto del Bajío en Silao, puntualizó a más de 70 periodistas, tres aspectos para no rendirse al despotismo del mal.
    Ante todo, conozco bien las bellezas de México, pero también el gran problema del narcotráfico y de la violencia, se habla de 10.000 desaparecidos y 61.000 muertos en cinco años, aunque autoridades mexicanas reconocieron ante sus similares de Estados Unidos que la cifra asciende a más de 150 mil, según declaró el fiscal general de aquel país, Eric Holder. Es una gran responsabilidad para la Iglesia en una nación con el 80% de católicos. Debemos hacer lo posible contra este mal destructivo de la humanidad y de nuestra juventud. Diría que el primer acto es anunciar a Dios el juez que nos ama, y nos ama para atraernos al bien, a la verdad contra el mal. Por tanto la Iglesia debe educar las conciencias, educar en la responsabilidad moral y desenmascarar el mal, desenmascarar esa idolatría del dinero, que esclaviza a los hombres sólo por tener más. Desenmascarar las falsas promesas, la mentira, la estafa, que está detrás de la droga. Debemos ver que el hombre necesita el Infinito. Si Dios no está, el infinito se crea sus propios paraísos, una apariencia de infinitudes que sólo son mentiras. La Iglesia debe hacer presente al Único Infinito que es la Trinidad.
    Luego, la Iglesia debe preguntarse si se hace lo suficiente por la justicia social en América Latina. Preguntarse qué puede y debe hacer, y qué no puede y no debe hacer. La Iglesia no es un poder político, no es un partido, sino que es una fuerza moral. En cuanto la política debe ser una realidad ética, sobre este carril la Iglesia tiene que ver con la política. Educar las conciencias tanto en la ética individual, como en la ética pública. Y aquí hay una falta. Se ve en América Latina, una cierta esquizofrenia entre moral individual y pública. En la esfera individual, son católicos, creyentes, pero en la vida pública siguen otros caminos que no corresponden a los grandes valores del Evangelio necesarios para la fundación de una sociedad justa. Por tanto, hay que educar en superar esta esquizofrenia, educar no sólo en una moral individual sino en una moral pública, y esto tratamos de hacerlo con la Doctrina Social de la Iglesia, porque, esta moral pública debe ser una moral de la razón compartible también por los no creyentes. No sé si la teología de la liberación, que se puede interpretar muy bien, nos ayudaría. Es importante la común racionalidad de la Iglesia y del Estado para ayudar en la educación de las conciencias, tanto para la vida pública, como para la vida privada.
    Y por último, las palabras de mi predecesor, que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba, son actualísimas y comenzaron un camino de colaboración y de diálogo constructivo; un camino que es largo y que exige paciencia, pero va adelante. Hoy es evidente que la ideología marxista como estaba concebida, no responde ya a la realidad, así no se puede ya responder y construir una sociedad; deben encontrarse nuevos modelos. En este proceso, queremos ayudar en espíritu propositivo y de diálogo, para evitar traumas y ayudar en el camino hacia una sociedad fraterna y justa. Es obvio que la Iglesia está siempre de parte de la libertad, libertad de conciencia y libertad religiosa.
    Al respecto el Secretario de Estado Bertone expresó en la cena después de las Segundas Vísperas en la Catedral de León, con la participación del Presidente Federal Felipe Calderón, que al conmemorarse el vigésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, la presencia de las autoridades pone de relieve que tanto la Iglesia como el Estado tienen la común tarea, cada uno desde su misión específica, de salvaguardar y tutelar los derechos fundamentales de las personas. Entre ellos, destaca la libertad del hombre para buscar la verdad y profesar las propias convicciones religiosas, tanto en privado como en público, lo cual ha de ser reconocido y garantizado por el ordenamiento jurídico. El primer derecho del hombre es la libertad religiosa, porque expresa la realidad más fundamental de la persona, su Vida viene de Dios y va hacia Él, de nada nos serviría nacer si no fuéramos rescatados. Pregón Pascual Es de desear que en México este derecho se afiance cada vez más, conscientes que va más allá de la mera libertad de culto, pues impregna todas las dimensiones de la persona humana, llamada a dar razón de su propia fe, y anunciarla sin imponerla, como el don más preciado recibido del Señor.
    Según el periodista Carlos Loret de Televisa, ya en la Casa del Conde Rul, en el corazón histórico de Guanajuato, mientras Benedicto hablaba con Calderón, Bertone pidió a los Secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores que se puedan realizar actos de culto en lugares públicos, sin necesidad de contar con permisos de la autoridad civil y que las iglesias tengan o sean concesionarias de estaciones de radio y televisión. Jesús nos trae la libertad y de paz, y está al servicio del auténtico bien de la humanidad, darlo a conocer como Pedro y Benedicto es morir en la Cruz a los pecados personales y estructurales de hoy para vivir en la Justicia del Resucitado, que todo lo reordena en la Verdad para esta vida peregrina que desemboca en la Eterna.

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