sábado, 28 de enero de 2012

67. Revitalización de la fe iluminada por la filosofía y la ciencia: Lc 18, 1-8



    Dios hará justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar. Pero cuando vuelva el Hijo del Hombre no sabemos si encontrará fe sobre la Tierra. La Biblia condena el delito de la injusticia que nos duele tánto cuando nos toca, cual viudas indefensas que caemos en las manos de jueces corruptos. No obstante, si oramos sin desanimarnos, y en la manera sólo por Dios conocida, siempre llegará su Justicia. El problema es que la injusticia es un mal tan devastador, que puede arrancarnos la fe de raíz.
    La Iglesia sabe de las crisis que debemos afrontar en la cultura de hoy para creer. Si el fundamento de la fe no se revitaliza en una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesús resucitado, todas las demás reformas serán ineficaces. Una fe llena de belleza y atracción, que nos muestre a los creyentes y a la humanidad entera, el arte de vivir desde la Trinidad. Fe que nace del encuentro transformador con el Resucitado. Como le pasó a Pablo, que no fue cambiado por un proceso psicológico, o una evolución intelectual o ética, sino que le llegó de fuera, de la Luz del Verbo hecho carne, del cual ya nunca se apartó. A partir de entonces,  comenzó a considerar pérdida y basura todo aquello que antes constituía para él su ideal y la razón de ser de su existencia. Flp 3, 7-8  Murió una existencia y nació otra nueva. No hay otra forma que puede explicar esta transfiguración de Pablo. Los análisis psicosociológicos  no aclaran ni resuelven esa inefable Iluminación.
    El 11/X se abrirá la Puerta de este Año de la fe que durará trece meses y medio, hasta Jesucristo Rey Universal, el 24/XI/2013, cuando se haremos la solemne renovación de la Profesión de fe. El hecho de que el Papa lo anunciara un año antes, con Porta fidei, y diez meses antes, nos diera la Nota con 40 orientaciones pastorales, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, indica la importancia totalizante de la fe en la vida espiritual.
    De esas 40 indicaciones, algunas son para la Iglesia Universal, como la celebración del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, otras para las Conferencias Episcopales y las Diócesis, y las últimas para las Comunidades. Sin nunca dejar la Biblia; hay tres tipos de documentos en los que todos deberemos profundizar. Los 16 del Vaticano II; las homilías, catequesis y otras intervenciones del Papa; y el Catecismo de la Iglesia Católica. Además habrá que estar atentos al sitio en Internet del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización; la relación entre fe, humanismo y arte; a los subsidios que prepararán los teólogos, para que podamos dar razón de nuestra esperanza a las preguntas que surgen en los cambiantes contextos culturales; 1 Pe 3, 15 a los obispos, sacerdotes y diáconos que dedicarán ciclos de homilías temáticas en el Misterio de la fe; a la vivencia de la Lectio Divina Lectio fidei en los monasterios; a la participación de las Universidades en la investigación de un diálogo creativo entre fe y razón; a los encuentros con personas que aun sin fe, buscan el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del cosmos.
    La fe, distinta pero inseparable de la filosofía y la ciencia, están amenazadas. Hoy hay conductas, antivalores y formas de existir que corroen el Misterio de Cristo, la Sabiduría de la vida humana y la Racionalidad del mundo. Los que hemos pasado los 70 años venimos de una cultura en que las cosas se veían de un solo modo, el católico. Los de 35 años ya han vivido en un mundo pluralista y tienen otra comprensión de la cultura. Sin embargo, junto a grandes logros en varias direcciones, la cultura está loca de remate en otras. Leemos sociologismos, encuestas dudosas y ensayos estadísticos hipotéticos que narran por dónde va el mundo como un oráculo para estar al día. Siguiendo ese camino nos perderemos, porque en ciertos aspectos el mundo es un absurdo sin norte, funciona con recetas y farándulas que se contradicen y agotan de inmediato.
    Se dio un giro crucial en la antigüedad cuando mujeres y hombres de buena voluntad abandonaron la tarea de identificar la continuidad de la comunidad civil y moral con el mantenimiento del Imperio Romano. En su lugar se pusieron a buscar, a menudo sin darse cuenta, la construcción de nuevas formas de vida en comunidad, dentro de las cuales pudiera continuar la vida ética de tal modo que moralidad y civilidad  sobrevivieran a las épocas de barbarie y oscuridad que se avecinaban. Si mi visión del estado actual de la moral es correcta, debemos concluir que hemos alcanzado ese punto crítico. Lo que importa ahora es la construcción de formas locales de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral y la vida intelectual, puedan sostenerse a través de las nuevas edades oscuras que ya caen sobre nosotros. Y si la tradición de las virtudes fue capaz de sobrevivir a los horrores de las edades pasadas, no nos falta esperanza. No estamos esperando a Godot, sino a otro sin duda muy diferente, a san BenitoAlasdair MacIntyre, Tras la virtud
    El Año de la fe consiste en volver a leer, meditar y orar nuestra fe. Eso es Teología o filosofía y ciencia de la fe. La mayor parte de las destructividades e injusticias caseras o mundiales, como las finanzas y el desempleo, provienen de la baja calidad del pensamiento. Si leemos y pensamos orando, buscando la Verdad el Amor y la Vida, será más fácil resolver nuestras problemáticas comunitarias; y Jesús encontrará Fe Iluminada en la Tierra.

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