martes, 24 de enero de 2012

66. La vida contemplativa trapense, anticipo del Reino al servicio del Mundo: Heb 9, 11-14


    Cristo, que por obra del Espíritu Eterno se ofreció al Padre, es el Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada, skené no construida por manos humanas de esta creación, entró de una vez para siempre, efápax por su propia Sangre, en el Santuario, tà hágia, obteniéndonos una redención eterna. Por su Cruz y Resurrección, Cristo Sacerdote diferente, plenificó los ritos de la 1º Alianza y nos introdujo en la nueva Dimensión de su Reino. Todos los cristianos tenemos que entrar en esa Dimensión Eucarística. Pero por nuestra limitación y los dones del Espíritu que son diversos, a unos nos llama a que con el deseo del Santuario Celestial, demos testimonio y mantengamos viva, ya desde ahora, un vislumbre de la Nueva Creación; mientras que a otros los llama a que se dediquen al servicio temporal de los hombres y así preparen el material del Reino Consumado. GS, 38
    Los Trapenses somos una pequeña parte de la familia de san Benito, la cual a su vez, es una pequeña parte del monacato mundial. Nuestro patrimonio es gigantesco en el contexto de los monjes y monjas de las otras Religiones y de los demás cristianos. Tomó, no obstante, una forma especial de vida evangélica con los santos abades Roberto, Alberico y Esteban desde el año 1098, la Estrecha Observancia desde el siglo XVI, y la formación de una nueva Orden autónoma  desde 1892. El Ordo monástico, el espíritu sapiencial de la RB, las observancias que constituyen la vida trapense, y de todo aquello que se puede adaptar a las circunstancias locales; queda teñido por nuestra opción fundamental de ser monasterios ordenados de forma íntegra a la contemplación, al desiderium del Mundo Nuevo.
    Este carisma consiste en Orar Leer Trabajar, en comunión con otros hermanos que caminan en la celda de soledad y el claustro de silencio, al encuentro del Misterio pascual revelador del amor esponsal de Dios. El Cuerpo entregado y la Sangre derramada, en el Amor supremo del sacrificio de la Cruz, y en cada Eucaristía sacramento del Esposo a su Esposa la Iglesia. Lc 22 Para que ésta Pase en el santo Sepulcro, del esquema de este mundo pasajero a la sorprendente Dimensión del Mundo resucitado. Así, la politéia monástica contemplativa es una forma propia, rara avis, de participar en la misión de la Trinidad en la Iglesia, y de injertarse en la Diócesis. Está unida de manera íntima al buen zelo o fervor por el Reino de los Cielos y la liberación de la humanidad y el cosmos. En consecuencia, por mucho que urja la necesidad del apostolado activo, las monjas y los monjes no pueden ser llamados a colaborar en el ministerio pastoral, ni prestar servicios en actividades externas, ni estar fuera de la clausura que caracteriza la absoluta entrega al Único necesario.
    Lo que se olvida debe ser una y otra vez recordado y celebrado Hoy en Memorial hacia el Futuro. El monacato al apartarse del Mundo y de la Iglesia, en cierto modo, y pasar a la Dimensión del Reino, en Transfiguración por Transubstanciación hacia la Resurrección, es como la quintaesencia de lo que deja transmutándolo. Aunque precedido por embriones de importancia que lo conectan con la apostolica vivendi forma, y esto no es mitificación de Casiano, la vida monástica cristiana explota en forma vertiginosa desde el siglo tercero alrededor de Alejandría. Lo que no es casualidad sino causalidad. Alejandría era el centro y la cumbre de la cultura universal, hacia ella confluían las corrientes teológicas, filosóficas y científicas del mundo entero. 
    El Museo o lugar de las Musas o Fuentes de inspiración para las artes y las letras, estaba compuesto por salas dedicadas a distintas ramas del saber, filosofía, zoología, botánica, astronomía, matemática, geografía, anatomía, y laboratorios. Tenía departamentos para alojar a los sabios, profesores y estudiantes. En 2004, arqueólogos descubrieron trece salas de conferencias, cada una con un Podium en el centro. Calculan que acogían a 5.000 estudiantes.
    La Biblioteca, climatizada, albergaba un millón de manuscritos, en rollos de papiro o pergamino y en hojas cortadas o tomos. Todos eran catalogados y colocados en el estante correspondiente a su clasificación según la división científica, y el Pinakes fue el primer catálogo de la historia. 
    Los monjes  se enriquecieron en discernimiento con Clemente, Atanasio, Orígenes, Plotino, Apolonio, Filón, Numenio, Apuleyo, Plutarco, Arquímedes, Euclides, Galeno, Apolonio, Herófilo de Calcedonia, estoicos, neopitagóricos, zoroastrismo, misterios órfico dionisíacos, hinduismo, herméticos, budismo y gnosticismo.
    Baste un camino bíblico, que hoy es redescubierto en profundidad y que estaba ya claro en Antonio, Pacomio, Evagrio, Gregorio de Nisa y Benito, el único camino Ascendente es el Descendente, la escalera de Jacob por la que bajan y suben ángeles sobre la no dualidad de Jesús. Gen 28, Jn 1, RB, 7 El que descendió es el mismo que ascendió más allá de los cielos para Plenificar la Totalidad. Ef 4, 10 La necesidad de integrar Eros y Ágape, para no caer en Fobos y Thánatos, y poner en armonía Descenso y Ascenso, Inmanencia y Trascendencia, Compasión y Contemplación. En cuanto a la escalera misma así erigida, representa nuestra vida en el mundo, que a medida que se humilla el corazón, va elevando el Señor hasta el Cielo. Sólo con el cuerpo y la sangre de este mundo de humus, nos elevamos al Santuario del Reino. El futuro de los Trapenses está en extraer el elixir de las Alejandrías de hoy, tal como los monjes del siglo III y los cistercienses de los  siglos XI y XII lo extrajeron de las suyas.

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