miércoles, 18 de enero de 2012

64. Toda fuerza espiritual es para edificación no para destrucción: 2 Cor 10, 7-11



    Aunque yo me gloriara más de la cuenta en el poder, exousía que me dio Cristo, no me avergüenzo, porque es para edificación, y no para la destrucción de ustedes, in aedificationem, non in destructionem. Pablo se defiende de la acusación que le han hecho los corintios de ser débil cuando debe actuar, y explica que su poder no es carnal o pecador, que lleva a la destrucción; sino poder o fuerza del Espíritu Santo que lleva a la edificación. El Vaticano II, alerta a los presbíteros que al ejercer el servicio de Cristo, Cabeza y Pastor, según la autoridad que a ellos les compete, a que tengan mucho cuidado de que ese poder sea  potestad espiritual para la edificación, que haga alcanzar la madurez cristiana de cada fiel encomendado a su solicitud, y no egoísmo para la destrucción de la comunidad. PO, 6
    Nos enfrentamos con lo que Eric Fromm llamó Anatomía de la destructividad humana en un mundo donde la violencia verbal, emocional y física aumenta cada vez más, en los hogares y comunidades. Va más allá de los instintivistas, Konrad Lorenz, que declaran la destructividad del hombre cual herencia de sus antepasados animales, de los que nos diferenciamos por una i, racionales e irracionales; y de los conductistas, Watson y Skinner, para quienes no hay rasgos humanos innatos sino condicionamientos sociales y educativos.
    Distingue en la agresividad, aggredi, ad gradi avanzar hacia un objetivo, sin vacilación indebida, duda ni temor, contraria de regredi, retroceder; la benigna, por accidente, juego, afirmación y autodefensa; de la maligna o destructiva, el vicio de la ira en sus profundidades más tenebrosas, en que la mujer o el varón torturan o matan sin objetivo biológico ni social, y que es propia del ser humano; una pasión o logismoi, que puede mezclarse con el amor, el orgullo o el gozo. En la maligna separa la crueldad sádica o masoquista del torturador a alfilerazos o al potro; de la necrofílica o asesina de toda vida.
    En todo ser humano luchan el instinto de destrucción o muerte para la mentira y el odio, y el de edificación o vida para la verdad y el amor. Las necesidades irrenunciables del hombre pueden satisfacerse de diversos modos. A la necesidad de devoción puede corresponder la devoción al Dios de Infinita Bondad, o la idolatría demoníaca de brujos. A la necesidad de relación puede corresponder la afabilidad, o la codependencia y el sadomasoquismo. A la necesidad de pertenencia puede corresponder la fraternidad, o las peleas interminables en el ring de un hogar enfurecido. Condiciones neurofisiológicas, sociales, psíquicas, electivas y espirituales hacen que la Claridad y la Sombra se activen.
    Todos hemos sufrido violencias y todos hemos sido violentos alguna vez. Estamos en Michoacán, uno de los Estados de México con mayor violencia social en la actualidad. Las cifras de muertos no engañan. La violencia es la agresión voluntaria de una persona a otra, de manera individual o colectiva, con la intención de causarle un daño grave. Hay violencias evidentes y groseras, tenues y superficiales,   sutiles e imperceptibles, crueles y lacerantes. La agresión puede ser corporal, psicológica, sexual, socio estructural, espiritual y suicida, llevamos varios demonios dentro tirando cada uno para su lado y no siempre experimentamos la armonía interior, la paz. Hay violencias entre personas, grupos, razas, castas, sexos, gremios, familias, comunidades, instituciones e Iglesias. Víctor M. Chávez Huitrón, La violencia en nuestra sociedad, 7 Utopías, 2011, 11-21
    El vicio oculto que hace alarde de virtud se llama hipocresía, pero no tenemos una palabra bien definida para la virtud oculta que hace alarde de vicio, a no ser locos por Cristo. Pues la Sombra nos sigue a todas partes, y cuanto más intensa es nuestra iluminación, más intensa se hace nuestra Sombra. Algunas personas psicopáticas pueden ser reputados psiquiatras. Estos locos serios pueden ser encantadores y ayudar a sus pacientes pero es casi imposible que no terminen perjudicando a los que los rodean con su locura, tan contagiosa como una infección. Si no analizamos nuestras Sombras, las concientizamos y las transmutamos en virtudes, nadie puede estar a salvo de su destructividad; que permanece activa en nuestra oración, lectura y trabajo, en nuestras relaciones interpersonales, cosmovisiones y sueños.  
    Hay personas, en apariencia muy santas, que se autodestruyen, algunas que destruyen a los que tienen a su alrededor, y otras que aportan su oscuridad al grupo de pertenencia, generando la folie à deux. Si no, cómo explicar que Buchenwald, el Bosque de Libros donde Göthe estudiaba con la ilustración alemana, se convirtiera en uno de los más grandes campos de exterminio humano; y la cultura del Dichter und Denker se convirtiera en la cultura del Richter und Henker. James Hollis Atención con nuestros poderes, pequeños o grandes, en las comunidades eclesiales o civiles. Son para amarnos, para abajarnos y lavarnos los pies, para edificarnos no para destruirnos.

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