martes, 10 de enero de 2012

62. Jesús y el Otro Camino de la Unitotalidad Trinitaria: Mt 2, 7-13



    Los magos, advertidos en sueños de no regresar con Herodes, volvieron a su Región por otro Camino. El historiador griego Herodoto 484-420 aC narra cómo, por el estudio de las estrellas, unos magos predijeron el nacimiento de Ciro, el fundador del imperio persa; que hará retornar a judíos exiliados en Babilonia para que reconstruyan el Templo. Isaías, 45 lo llama Mesías, Ungido por Dios. Este resurgimiento se completará, alcanzando una dimensión inefable e indescriptible, con la manifestación de Cristo. Y de nuevo son magos astrólogos los que por una estrella, que alude a los descendientes de Abraham y a la estrella ascendente de Jacob del profeta pagano Balaam, Núm 24 los que anuncian el nacimiento del Mesías. Levántate, resplandece Jerusalén porque a tu Luz caminarán todas las naciones. Is 60 
    Antes habían llegado los pastores, intocables, despreciados y descartados que reconocen al niño como Mesías. Ahora se acercan los sabios del mundo. Vienen analfabetos y eruditos de todas las culturas y pueblos. La venida de los pastores y magos es sólo el comienzo de una procesión que nunca acabará. Intérpretes de los sueños, recibieron la advertencia de volver por otro Camino. En sentido literal significa evitar al asesino Herodes; pero trascendiendo la letra con el carisma del sentido espiritual, son varios los que interpretan ese otro Camino como el  Éxodo hacia el Yo Soy el Camino  del Hombre Dios.
    Si nos encontramos con Jesús de Nazaret; aquel galileo fascinante, criado en una Ranchería no señalada en los mapas del Imperio romano, y ejecutado en una cantera abandonada fuera de las murallas de Jerusalén; como les pasó a los pastores, a los magos, a Nicodemo, a Natanael o a la Samaritana, veríamos a un niño de los tantos al cuidado de su Madre, o un hombre fatigado del camino, sentado junto a un pozo, que nos pide de beber como un ser humano cualquiera polvoriento y exhausto por el calor del mediodía. Pero, si nos fijamos en sus gestos y dialogamos con Él abriéndole la Puerta de la fe a sus palabras, veríamos que ese Individuo es el Salvador del Mundo, el Hijo de Dios, a quien se adora postrado en tierra, pues en Él reside la plenitud de la divinidad y donde todas las realidades posibles se recapitulan. Lo que parecía un niño o un adulto solo y cansado estalla en un instante en un Big Bang Eterno de Constelaciones y Universos Infinitos. Él es la Singularidad Absoluta, la Única Realidad donde se da la unión con la Trinidad, los ángeles, los seres humanos, el mundo y el cosmos. Este es el segundo Camino que nos señala a sus seguidores. Jesús no es un ser para el intimismo aislacionista, sino una explosión de comunión con la Totalidad. 
    Y antes que nada la irrestricta Totalidad que son las Tres Subsistencias del Único Dios. A la Iglesia le tomó siglos, y le seguirá tomando, la explicitación de la revelación y la fe en la Trinidad; tanto para profundizarla como para defenderla contra los errores que la deforman. Fue obra de Concilios ecuménicos, de teólogos y del sensus fidelium o sentido de la fe del Pueblo de Dios. Debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico y científico. Al hacer esto no sometía la fe a la razón sino que las armonizaba y le daba sentidos nuevos a términos destinados a significar en adelante el Misterio indecible de los Tres, al infinito más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana. Términos tales como Substancia, traducido también por Esencia o Naturaleza, para designar el Ser divino en su unidad; Persona, Hipóstasis o Subsistencia para designar al Padre, Hijo y Espíritu Santo, en su distinción real entre sí; Relación para designar que su distinción reside en la referencia y entrega de cada Persona a las otras; Circuminsesión y Circumincesión para designar que las Personas están por Amor, viviendo dentro e interpenetrándose entre sí, en la Unidad de Dios. CEC 249-252
    El Verbo se ha hecho carne y hace confluir en su Persona lo humano con lo Divino. Pero ese Yo del Verbo está en diálogo Eterno con el Tú del Padre y el Él del Espíritu, formando el Nosotros del Dios Uno. No se trata de modalismo, como si las Tres Personas no fueran más que modos o manifestaciones de un único Sujeto divino. Ni de triteísmo, como si hubiera tres dioses. La Unidad de Dios es la de la Trinidad, y ésta no se da más que en la Unidad. Jesús nos revela al Dios Uno y Trino. El Padre es el origen de toda la Divinidad, el Hijo es engendrado por Él desde toda la Eternidad, y el Espíritu procede de Él desde toda la Eternidad. Así se nos muestran las misiones en la Nueva Alianza, el Padre envía al Verbo y al Espíritu. No son tres substancias distintas sino tres Relaciones subsistentes que se dan en el Único Dios.
    La conciencia de sí que tiene cada una de las Personas es la de ser Dios; y la conciencia de sí misma, como distinta de las otras Personas, sólo se da en una total reciprocidad de comunión interpersonal. Cada Persona tiene la conciencia de ser una existencia vivida para las otras Dos, en una reciprocidad de Unidad interpersonal. Bourassa No son números, como tres personas humanas; ni un universal, como la humanidad aplicada a todos los hombres; ya que las Tres Personas son idénticas en cuánto poseedoras de la misma divinidad, pero en cuánto Personas nada tienen en común, cada una no es otra por la relación de distinción.
    Este otro Camino de Jesús horada al Infinito mi intimidad, fraternidad y trabajo. Lo sobrenatural, lo natural y lo cultural se comunican. Todo está en Relación, en un nosotros, ustedes y ellos vivientes. Yo no soy un solitario cerrado, sino abierto al diálogo incesante con el Tú y el Él de las Tres Personas, y de todas las personas y las cosas. La Trinidad está en mis hermanos en espiritualidad de comunión. Y está en mi trabajo con el cosmos, pues soy signo e instrumento de Sus misiones al transfigurar al Mundo en Iglesia y Reino.

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