jueves, 12 de enero de 2012

63. El Memorial de Yahveh Salva inseparable de Jerusalén: Sal 137



    Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos a llorar, haciendo memoria zakar de Sión. Si me olvidara shakaj de ti, Jerusalén, que se me olvide zakar mi mano derecha, que la lengua se me pegue al paladar si no me acordara zakar de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de todas mis alegrías. Corren los años 550 aC, los desterrados hebreos en Babilonia se niegan a cumplir la orden de sus deportadores, de cantar los cánticos de Yahveh en tierra extranjera. Maldicen a los que los destruyeron, feliz quien te devuelva el mal que nos hiciste, con expresiones chocantes e indignadas que los católicos y los Estados con sus leyes penales para el castigo de los delitos hoy no debemos aceptar, pero que en su tiempo mostraban la condescendencia o synkatábasis de Dios, Dei Verbum, 13 quien no las aprobaba, y no eran más que estricta justicia conmutativa o ley misericordiosa del talión que no ha sido abolida del todo, ya que a cada delito le corresponde una pena medicinal, o expiatoria. Mt 5, 38-48; CIC, Libro VI Y se automaldicen, pidiendo que no se acuerden de su mano derecha, que la lengua se les pegue al paladar si se olvidaran de Jerusalén, si no hicieran memorial de la Ciudad Santa, al-Quds. Así sería imposible tocar la cítara, pues Sión debe estar por encima de toda otra alegría. Jerusalén, Casa de Paz, es una ciudad antigua, ya poblada según la arqueóloga Kathleen Kenyon en el 2600 aC, conquistada a los Jebuseos en el 1004 por David, transformada en la Sede del Arca y del Templo, queda fuera de  las Doce Tribus, porque es la Casa de Dios, el lugar donde reside su Skené. Sal 132
    Con la explicitación de la Revelación, el Templo estará en el Cielo, y la Nueva Jerusalén, descenderá de Dios, embellecida como una novia para recibir a su Esposo que en ella fue Crucificado y Resucitado. Ap 21 La Jerusalén terrena y celestial es inseparable de Yahveh Salva, pues el Verbo se hizo carne en un momento preciso y en un lugar concreto, en una franja pequeña de tierra junto al Mediterráneo, perteneciente a Israel y sojuzgada por Roma. Cuanto más vemos la Universalidad y Unicidad de Cristo, tanto más miramos con gratitud aquella Tierra en la que Él nació, vivió y se entregó a Todos. Las piedras sobre las que caminó están cargadas del Memorial que gritan su Buena Noticia, son el Quinto Evangelio. Olvidarse de Jerusalén asediada por las guerras a través de los siglos, pluralista multiétnica y plurirreligiosa, la Iglesia Madre desde donde se difundió la Palabra a todos los confines del Mundo, es olvidarse de Jesús, es poner el gozo en  una mentira, en un ídolo. Verbum Domini, 89
   Jesu, dulcis memoria, dans vera cordis gaudia, sed super mel et omnia, ejus dulcis praesentia. Nil canitur suavius, nil auditur jucundius, nil cogitatur dulcius, quam Jesus Dei Filius. San Elredo de Rieval Tener docibilidad a la Palabra y hacerme responsable de mi misión me exige memoria. El proceso de integración de mi mínima historia en la Historia de la Salvación. A. Cencini, El árbol de la vida Para liberarnos del olvido, madre de todos los pecados, que es aversión a Cristo, con mi egocentrismo al cubo, se impone la virtud del Memorial constante, mneme Theoû, Memoria Dei, que es conversión al Recuerdo de la Trinidad.
    Es posible y es una obligación formar la memoria, clave de los judíos, de los filósofos griegos, de Jesús y de los padres del monacato primitivo. Tenemos que volver a aprender a memorizar y a recordar y unir los fragmentos en un Todo. Estamos ante un vacío educativo. No se trata de volver a aprender el Catecismo de memoria sin entenderlo ni experimentarlo como encuentro con el Viviente, sino de que hoy la memoria está ausente de nuestra planificación de formación permanente que ayude al discípulo misionero a mantenerse en comunión con su Maestro muerto y vivo.
    Y el hombre ha nacido para tener memoria. Ningún ser humano expresa su identidad en un solo instante, sino en el aprender a contarse sin exhibicionismos, con insight de sus heridas y dones. Lo que no se integra nos desintegra. Lo que la memoria no reelabora queda en el inconsciente y disturba el desarrollo de la persona. La memoria creyente es una facultad decisiva para la peregrinación en el tiempo que lleva a la Eternidad, porque acarrea todo a mi corazón mariano, Lc 2, 51 en el Corazón Pascual de Jesús y aprende a ver la Totalidad desde el Amor Liberador Trinitario. Hacer memoria es releer lo que me ha sucedido a la luz de la ciencia, filosofía y teología, pintando el cuadro de mi historia irrepetible, creer recordando y recordar creyendo. Sobre todo hacer memoria de toda la Palabra de Dios, abreviada en Jesús, centro definitivo de integración que me lo pide en cada Eucaristía. Mas la memoria iría del presente al pasado mientras el memorial va del pasado al presente, por ello hay que pasar al Memorial bíblico, haciendo celebración, no conmemoración o crónica de un tiempo que pasó, sino de un acontecimiento de salvación doloroso, gozoso o agridulce que ocurre aquí, ahora, en este momento, proyectándose al futuro. Acuérdate, zakar del camino que Yahveh te ha hecho recorrer para que aprendas a observar sus mandamientos. Deut 8, 1-5 
    En la perspectiva escatológica, toda vida cristiana se ofrece como una existencia pascual. Morir y resucitar con Cristo es el estilo, continuo y siempre nuevo de quien se ha encontrado con el Resucitado. Existencia pascual que, participando en el dinamismo del Amor trinitario, es proveniencia siempre nueva, venida siempre nueva y porvenir siempre nuevo. Bruno Forte, Teología de la historia Así podré escribir mi historia injertada en la Sinfonía de la Historia de la Salvación, en conciencia pascual de luces y tinieblas, y pondré a Jesús y a Jerusalén por encima de todas mis angustias y alegrías.

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