152. Los
monasterios, laboratorios de estudio diálogo y cultura: Ap 22, 6-21
El
Ángel me dijo, Dios que inspira a los
profetas envió a su mensajero para mostrar a sus siervos lo que ha de suceder
pronto. Cristo, sí volveré pronto. Bienaventurado
el que guarde las palabras profética de este Libro. Juan, yo fui el que vio y oyó todo esto. Asamblea
litúrgica, el Espíritu y la Esposa dicen, Ven; y el que escucha debe decir, Ven. Cristo, el que da testimonio de todo esto afirma,
sí, vengo pronto. Asamblea, Amén,
ven, Señor Jesús. Juan y el lector,
la Gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. El epílogo
apocalíptico es un diálogo litúrgico que muestra cómo la Asamblea, congregada
por el Señor en su Día, escuchó la Palabra, la asimiló para vivir el ya pero
todavía no de la Venida de Jesús según la Revelación, tiene la actitud fundamental,
Ven, Señor Jesús; y mientras, que la
Gracia del Señor permanezca con todos.
La
vida monástica sigue este modo apocalíptico de existir y es necesario conservarla con fidelidad en su espíritu
genuino, manteniendo su oficio
principal en la Escuela al servicio humilde de Jesucristo dentro de los
muros del monasterio; sea consagrados de manera íntegra al culto divino in umbratili vita o asumiendo algún
apostolado u obras de caridad; y renovando
sus antiguas tradiciones para adaptarla a las actuales necesidades del
hombre contemporáneo. PC, 9 Los monasterios han sido y siguen siendo, en el corazón de la Iglesia
y del mundo, signo elocuente de comunión, lugar acogedor para quienes buscan a
Dios y las realidades del Espíritu, escuelas de fe y verdaderos laboratorios de
estudio, de diálogo y de cultura para la edificación de la vida eclesial y de
la ciudad terrena, en espera de la celestial. VC, 6
Un
laboratorio puede ser una dependencia en cualquier centro docente para aprender
lo que otros nos legaron, o un edificio especial habilitado, controlado,
normalizado y asegurado, para investigaciones, experimentos, análisis, síntesis,
y todo aquello que avance el desarrollo integral y creativo del hombre. Hay
laboratorios de muchas especies, psicológicos, meteorológicos, clínicos,
lingüísticos, nucleares, artísticos, informáticos. Al monasterio se le pide ser
uno que, desde el Ven Señor Jesús escatológico
y su Gracia en el tiempo, una la fe de la Escuela al servicio de Jesucristo con
el estudio, el diálogo y la cultura; tanto para la edificación de la Iglesia
como del Mundo, sin dejar de apuntar hacia la Jerusalén celestial.
Nuestra
historia ya ha tenido diferentes y complementarios. Comenzamos en los
Laboratorios de Molesmes, Citeaûx, Julie y Tart. Fieles a la relectura que
hicieron de la forma de vida monástica, los primeros cistercienses dieron un
lugar peculiar e iridiscente a tres dimensiones. Fidelidad al espíritu y a la
letra de la Regla de san Benito, una estricta soledad personal y comunitaria
para favorecer la oración contemplativa, y el amor a Jesús pobre y humilde. El
Verbo hecho carne, la Biblia De veritate
hebraica, la Escuela
del Amor, la libertad de quien es imagen de la Trinidad, la antropología De anima, la amistad espiritual, los Tratados de espiritualidad,
el esplendor de la arquitectura y la ecología; hablan por sí mismos.
Octavio Arnolfini, con Étienne Maugier y Abraham Largentier firmando el documento en 1606, la Regla sin ninguna dispensa, en el Collegium de San Bernardo en Paris. De Rancé y la Trapa del siglo XVII. Los
abades Vital Lehodey de Bricquebec, 1893-1929 con Los
Caminos de la oración mental y El
santo abandono. Jean-Baptiste Chautard de Sept-Fons, 1858-1935 con El alma de todo apostolado, tan querido de san Pío X. Anselm Le
Bail, 1878-1956 de Scourmont infatigable
formador monástico, promotor entre otros de los Padres cistercienses. Thomas Merton,
1915-1968 impulsando el diálogo
interreligioso y el anuncio y denuncia social, se sintió frustrado ante la
pérdida de la contemplación que estaba ocurriendo por los años 60’s debido a la
preocupación por los asuntos económicos y materiales; poner un sobre énfasis en
costumbres insignificantes; y las diferencias de opiniones con su abad. Spencer
y Getsemaní con Obrecht y su amistad con las tres hermanas de santa Teresita.
REMILA despuntará de la Región Americana en 1976. Alexis Presse, abad de Tamié y
fundador de Boquen. Pfanner, El rebelde
obediente y Baba de Marianhill en Sudáfrica, W. Hünermann, Combonianas,
Madrid, 1965, 390 p.
Charles Dumont, André Louf, Armand
Veilleux, Martha Driscoll, Michael Casey, Juan María de la Torre y los abades
generales desde Wyart a Sortais y a Fitzgerald; como la irradiación cultural de
importantes revistas, libros, institutos, la Carta europea de las abadías, los Congresos Internacionales; los
laicos cistercienses; Augusta Tescari y los santos y santas trapenses.
No
es algo del todo nuevo el ser semilleros que somos edificados y edificamos. Lo
que pasa es que el desafío actual de la Nueva Evangelización, a partir del
memorial, debe transfigurar en esperanza cierta la novedad ambigua del cambio
de época. Opinamos que nuestros laboratorios tienen que reinventar tres
contornos, un monacato total místico
conciente. Total, que abarque, manteniendo
la identidad propia de cada tradición, al monacato de oriente y de occidente ortodoxo,
reformado y católico, en todas su formas, enriqueciéndose con el de las demás
religiones, hacia un Ordo monasticus
universalis que tiene más de 5.000 años. Místico, una experiencia del Misterio de Dios, el hombre y el
cosmos, que nos transfigure en la Pascua de Cristo, stauróforos y pneumatóforos.
Conciente, de la consciencia cual el
más profundo centro de unión con la
Trinidad, en el desapego, por Gracia de Jesús, del tráfago esclavizante de nuestras
facultades.
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