sábado, 12 de noviembre de 2011

48. Jesús nazareno, Profeta y Basileús de la Palabra en palabras: Jn 6, 11-15


    La multitud, al ver el signo que Jesús acababa de hacer de la multiplicación de los panes decía, Éste es en verdad, el profeta que debía venir al mundo. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, basileús, se retiró otra vez solo a la montaña. Texto luminoso dando la Palabra Increada en palabras humanas creadas, Jesús al Profeta y al Rey, al que prefiero dar la palabra griega Basileús, ya que rey para nosotros tiene tantas connotaciones humanas e históricas, positivas y negativas, que pueden desvirtuar lo que Dios desea revelarnos. En la liturgia hubo que cambiar de Cristo Rey a Jesucristo Rey del Universo por análogas razones. Su Reino no es como los reinos de este mundo, Jn 18, 36 la disimilitud de toda categoría aplicada a Dios es mucho más grande que su similitud. Basileús, en cambio, se aplica a un emperador o rey, pero también al padre de una familia, y esto está más cerca de lo que Jesús deseaba, aunque necesitará también del Espíritu que nos haga dar el salto de la palabra en el espaciotiempo a la Única Palabra Eterna, la Única que encierra el Infinito.
    Cristo dará a su Reino una significación que está en las antípodas de un imperio mundano donde los dictadores o príncipes, árjontes de los gentiles, dominan con finanzas crueles, militares vandálicos y servicios de inteligencia de esperpentos, y los superiores hacen sufrir con carámbanos de su irrebatible autoridad. No puede ser así en la Iglesia, inicio del Reino, sino que el que quiere ser mayor debe ser servidor de los demás, y el que quiera ser el primero debe ser esclavo de todos; como Jesús mismo no ha venido para ser servido, sino a servir. Mt 20, 24-28 La experiencia del Mesías es que Dios es un Padre rico en amor compasivo y misericordioso, y si es Abba Papá, lo que da a luz es una Familia, la Familia de Dios, LG 28 uno de los nombres de la Iglesia que es también Pueblo del Padre, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. En Ella todos juntos estamos a la búsqueda del Proyecto de Dios, no sometidos a la arbitrariedad de rey humano alguno, sino a las Tres Personas de Dios en obediencia de fe, y a una jerarquía que nada le añade a la acción de Dios, sino que es el sacramento signo e instrumento de las misiones de la Trinidad en el mundo; simples hombres, esposos y padres que están dentro de la Iglesia y como ante Ella, no para destruir, conquistar y oprimir, sino para edificar y lavar los pies. 1 Cor 3, 10-16
    Su percepción del Reino y de su reinado es la de una Familia abierta al Amor, la Alegría y la Paz, donde el perdón vence a la venganza y la reconciliación a la discordia; reunida en comunión alrededor de la Mesa de la Palabra, el Sacramento y la Caridad; formando semillas del Reino futuro ya presente y escondido, levadura fermentando toda la masa, en esperanza. El Reino está hecho a imagen de la Trinidad reflejada en la Iglesia doméstica de cada hogar, pero no se trata de familia natural. La Iglesia doméstica deberá ser antepuesta y preferida a la familia con lazos de sangre. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, y no toma su cruz, no es digno de mí. Y el que pierda su vida la encontrará. Mt10, 37-39
    Por eso un padre de la Iglesia Familia abierta, para formarla, deberá ejercer ante todo un fuertísimo servicio profético propositivo. Como Pablo, oren por mí a fin de que al abrir mi boca encuentre la palabra para que con audacia, parresía dé a conocer el Misterio del Evangelio. Ef 6, 20 Es por lo que clama la nueva evangelización, encontrar nuevo fervor, metodologías y palabras. Ese es el amor que debe obsesionarnos, que la Palabra de Cristo se expanda cada vez más y mejor. No nuestro yo falso, nuestra fama o nuestras ideas. Somos simples enviados, embajadores, legados del Verbum Domini, como Jesús lo es del Padre. He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en nombre propio, a ese sí lo reciben. Nuestra gloria no viene de los hombres. No podemos glorificarnos unos a otros; sino preocuparnos de la Gloria que viene sólo de Dios; Jn 5, 41-44 la cual nos abre la Puerta de la Palabra para anunciar el Misterio de Cristo, por cuya causa estamos encarcelados. Col 4, 3-4  
    Jesús el Basileús fracasado huye solo a la montaña, envolviendo su Luz en un fanal de soledad abierta al Hogar de la comunión trinitaria con la humanidad y el cosmos. No han entendido su signo de la inasible profundidad del pan temporal y eterno, de la mesa y el altar. Jn 6, 26-29 Los que entiendan, como Pedro, Jn 6, 68-69 tendrán las llaves de este gozoso y nuevo Reino al revés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario