lunes, 7 de mayo de 2012

90. Los escenarios de la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe: Mt 28, 16-20



    Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, sumergiéndolos en el Único Nombre de la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y enseñándoles a cumplir todo lo que les he mandado. Y Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo. Marcos parece ampliar al indicarnos que hay que ir a todo el cosmos a proclamar, kerúxate el Evangelio de Jesucristo a toda creatura. Páse tê ktísei Se muestra que el Evangelio de Jesucristo es un genitivo subjetivo, mira al sujeto Persona que es el mismo Jesús resucitado, distinto e inseparable del Padre y del Espíritu; y también un genitivo objetivo, los contenidos doctrinales y éticos que nos enseñó Cristo y deben ser explicitados por la acción del Paráclito, de la Iglesia y de la razón hasta que Él vuelva. Hech 1, 8-11
    La Iglesia, que entrega y transmite la fe, imita el modo de actuar del Padre que vive en comunión trinitaria, se manifiesta a la humanidad ofreciendo el Verbo, e infunde el Espíritu Santo y así se comunica con todos los hombres y el cosmos. Para que la evangelización sea eco de esta entrega divina, la Iglesia debe dejarse plasmar por la acción del Espíritu y conformarse a Cristo crucificado y resucitado, el cual revela al mundo el rostro del Amor del Padre. De este modo descubre su vocación de Iglesia Madre que engendra y educa hijos para el Señor, transmitiendo la fe, nutriendo la esperanza y envolviéndolos con el amor. En el corazón del anuncio está Jesús, y transmitir la fe significa transmitir la Palabra, la Liturgia y el Servicio que permiten conocerlo. Pablo VI, lanzando la prioridad de la evangelización, recordaba a cada cristiano que examinase esta verdad, a través de la oración, los hombres podrán salvarse por otros caminos, gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el Evangelio; pero no sabemos si nosotros podremos salvarnos, si por negligencia, por miedo, por vergüenza, lo que Pablo llama avergonzarse del Evangelio, o por falsas ideas, omitimos anunciarlo.
    Con la nueva evangelización no se trata de hacer de nuevo una cosa que ha sido mal hecha o que no ha funcionado, de modo que la nueva acción se convierta en un juicio implícito sobre el desacierto de la primera. No es una reduplicación de la primera, ni una simple repetición, sino que consiste en el coraje de atreverse a transitar por nuevas rutas, indicar el esfuerzo de renovación que la Iglesia está llamada a hacer para estar a la altura de los desafíos que el contexto sociocultural actual pone a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio, en correspondencia con el cambio de época en que nos encontramos. A estos desafíos la Iglesia responde no resignándose, no cerrándose en sí misma; sino promoviendo una obra de revitalización de su propio Cuerpo, habiendo puesto en el centro la Persona de Jesucristo, el encuentro con Él, que da el Espíritu Santo y las energías para un anuncio y una proclamación de la Buena Noticia a través de nuevos caminos, capaces de hablar a las culturas contemporáneas.
    La expresión no logra, de todos modos, ser recibida de modo pleno en el debate, dentro de la Iglesia y dentro de la cultura. Existe quien duda que la nueva evangelización cubra o esconda la intención de nuevas acciones de proselitismo de parte de la Iglesia en relación a las otras confesiones cristianas. Se tiende a pensar que con esta definición se realice un cambio en la actitud de la Iglesia hacia aquellos que no creen, transformados en objetos de persuasión y no ya vistos como interlocutores en el contexto de un diálogo que nos descubre a todos unidos por la misma humanidad y en la búsqueda de la verdad de nuestra existencia. A esta última preocupación ha querido prestar atención y también dar una respuesta el Papa Benedicto en su viaje a la República Checa. Vienen a la mente las palabras que Jesús cita del profeta Isaías, es decir, que el templo debería ser una casa de oración para todos los pueblos. Is 56, 7; Mc 11, 17 Él pensaba en el llamado Patio de los gentiles, que desalojó de negocios ajenos a fin de que el lugar quedara libre para los gentiles que querían orar allí al único Dios, aunque no podían participar en el Misterio, a cuyo servicio estaba dedicado el interior del templo. Lugar de oración para todos los pueblos. De este modo se pensaba en personas que conocen a Dios, por decirlo así, sólo de lejos; que no están satisfechos de sus dioses, ritos y mitos; que anhelan el Puro y el Grande, aunque Dios siga siendo para ellos el Dios desconocido. Hech 17, 23 Debían poder rezar al Dios desconocido y, sin embargo, estar así en relación con el Dios verdadero, aun en medio de oscuridades de diversas clases. Debemos abrir hoy una especie de  Hogar para todos los seres humanos y el cosmos donde los hombres puedan entrar en contacto, de alguna manera, con Cristo sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su Misterio, a cuyo servicio está toda la vida y el servicio de la Iglesia.
    En cuanto creyentes, debemos amar también a las personas que se retienen agnósticas o ateas que tal vez se asustan, cuando se habla de nueva evangelización, como si fueran objetos de misión. Sin embargo, la cuestión sobre Dios es también para ellos. La búsqueda de Dios, si revera Deum quaerit, RB 58, 7 ha sido el motivo fundamental a partir del cual ha nacido el monacato occidental y, con él, la cultura occidental. El primer paso de la evangelización está en mantener alta la audacia y la atención en dicha búsqueda. Es necesario perseverar en el diálogo no sólo con las religiones, sino también con los que consideran la religión como cosa extraña.
    La nueva evangelización es pues una propuesta dirigida a nosotros mismos, nadie evangeliza sino está evangelizado, y nadie que está evangelizado puede dejar de evangelizar; a los que se alejan de la Iglesia; y a todos los seres humanos, también con formas de diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural sean agnósticos o ateos. Toda la Jerarquía, con y bajo Pedro, deberemos con creatividad  fabricar puentes hasta ahora intransitados, como padres profetas y pastores de la humanidad y del universo, no sólo de los católicos, para aprender y ser amigos de los Otros diferentes cualesquiera que sean, dirimiendo controversias y uniendo fragmentos en la Totalidad; entrando, desde nuestra identidad cristiana en comunión, plena o en proceso, con los elegidos, según el Proyecto del Padre antes de la creación del mundo, hacia la Recapitulación Total por el Espíritu. Ef 1, 3-14 
    La nueva evangelización nos pide un cambio en el arte del liderazgo, cómo piensa, actúa y cual es el nuevo perfil del líder hacia el siglo XXII. Borghino, Mario, El arte de dirigir. Construya el liderazgo en su interior, Grijalbo, México, 2012, 218 p. La nueva evangelización es una actitud, un estilo audaz y nuevo en su fervor, métodos y expresiones. No se puede pasar un Blue Ray en una gramola, no se puede intentar la parodia de usar Internet en una radio galena, ni mirar tridimensional con películas en blanco y negro.  La fe no es un cohombro adherido a una piedra anquilosada en el fondo del mar, sino caminar mar adentro entre aguas embravecidas con cambios, desequilibrios e interrogantes continuos. Es capacidad de saber leer y descifrar los nuevos escenarios sociales, culturales, migratorios, medios de comunicación, económicos, tecnocientíficos, políticos y religiosos que en estas últimas décadas han surgido dentro de la historia, para transformarlos en lugares de anuncio del Evangelio Eterno, la búsqueda del Tesoro escondido y el encuentro con la perla fina, vender todo y abrazar el Reino con gozo y bienaventuranza inextinguibles. Mt 13, 44-46
    El fondo sociocultural. Nos encontramos en una época de profunda secularización, que ha perdido la capacidad de escuchar y de comprender la palabra evangélica como un mensaje vivo y vivificante. La secularización, radicada en modo particular en el mundo occidental fruto de episodios y de movimientos sociales y de pensamiento, que han signado en profundidad su historia y su identidad, se presenta hoy en nuestras culturas a través de la imagen positiva de la liberación, de la posibilidad de imaginar la vida del mundo y de la humanidad sin referencia a Dios y sus enseñanzas. En estos años no asume tanto la forma pública de discursos directos y fuertes contra Dios y el cristianismo, aunque en algún caso esos tonos anticristianos y anticlericales se hacen sentir. La secularización ha asumido un   camuflado bajo perfil, que le  ha permitido invadir la vida cotidiana de las personas y desarrollar una mentalidad en la cual Dios está ausente, en todo o en parte, de la consciencia humana. Este modo de actuar ha consentido a la secularización entrar en la vida de los cristianos y de las comunidades eclesiales, transformándose no sólo en una amenaza externa para los creyentes, sino convirtiéndose en un terreno de confrontación cotidiana. Son expresiones de la llamada cultura del relativismo y antropocentrismo. Además, aquí existen graves implicancias antropológicas en acto, que ponen en discusión la misma experiencia humana elemental, como la relación hombre y mujer, la generación y la muerte, y las metas de la vida. Las características de un modo secularizado de entender la existencia dejan sus huellas en el comportamiento cotidiano de muchos cristianos, que se muestran influenciados, si no condicionados, por la cultura de la imagen con sus modelos e impulsos contradictorios. La mentalidad hedonista y consumista predominante conduce a los católicos hacia una superficialidad light y un egocentrismo, que no es fácil contrastar. La muerte de Dios, anunciada en las décadas pasadas por tantos intelectuales, cede el lugar al indiferentismo y a un estéril culto del libertinaje individual. El riesgo de perder los elementos fundamentales de la fe es real, con la consecuencia de caer en atrofia espiritual, analfabetismo teológico, y en formas subrogadas de pertenencia religiosa de vago espiritualismo. En este primer escenario la nueva evangelización se presenta como un estímulo del cual tienen necesidad las comunidades cansadas y mortecinas, para descubrir la alegría de la experiencia cristiana, para encontrar de nuevo la libertad de la verdad en el ardor del primer amor. Ap 2, 4 Por otra parte, se asiste a un renacimiento religioso o espiritual aunque con ambigüedades. Tantos aspectos positivos del redescubrimiento de Dios y de lo sagrado en varias religiones se encuentran oscurecidos por fundamentalismo y creencias absurdas, que manipulan la religión para justificar hasta la violencia e incluso el terrorismo. Se trata de un grave abuso. No se puede utilizar la violencia en nombre de Dios. Y la proliferación de sectas sincretistas representa un desafío garrafal.
    El fenómeno migratorio. Impulsa cada vez más a las personas a dejar sus países de origen y vivir en contextos urbanizados, modificando la geografía étnica de nuestras ciudades, de nuestras naciones y de nuestros continentes. Este fenómeno provoca un encuentro y una mezcla de razas, culturas y maneras de pensar que nuestras sociedades no conocían desde hace siglos. Se producen meticulosas formas de contaminación de los valores por los cuales comprometerse, de los vínculos a través de los cuales la persona estructura la propia identidad y del acceso al sentido de la vida. El resultado cultural de estos procesos es un clima de extrema anomalía, fluidez y liquidez, dentro del cual hay siempre menos espacio para las grandes tradiciones, incluidas las religiosas, cuya función es estructurar en modo objetivo el sentido de la historia y la identidad de los sujetos. Con este escenario social se relaciona la globalización no fácil de descifrar, que exige de parte de los cristianos un fuerte trabajo de discernimiento. La globalización puede ser interpretada como un fenómeno negativo, si prevalece la hermenéutica determinista con chips implantados por salud y averiguar si su tarjeta cubre la cura, vinculados sólo con la dimensión económica y productiva, una caja negra sin historia ni previsión del futuro. Sin embargo puede ser leída como un fenómeno de crecimiento, en el cual la humanidad aprende a desarrollar nuevas formas de solidaridad para compartir el progreso de todos hacia el bien común. En este segundo escenario, la nueva evangelización nos permite aprender que la misión ya no es un movimiento norte sur u oeste este, porque es necesario desvincularse de los confines geográficos. Hoy la misión se encuentra en los cinco continentes. Es necesario conocer los sectores y los ambientes ajenos a la fe, ya sea porque no la han encontrado o porque la dejaron.
    Medios de comunicación social. Este shuffling de profunda mezcolanza de culturas con desconchones, es el fondo sobre el cual actúa un tercer escenario, que está marcando en modo cada vez más determinante la vida de las personas y la consciencia colectiva. Se trata del desafío de los medios masivos, que hoy ofrecen enormes posibilidades y representan uno de los grandes retos para la Iglesia. El escenario que aquí presentamos, al comienzo característico sólo del mundo industrializado, es capaz de influir también amplios sectores de los países en vías de desarrollo. No existe lugar en el mundo que hoy no pueda ser alcanzado y quedar sujeto al influjo de la cultura de los medios y de la cultura digital, que se estructura cada vez más como el lugar de la vida pública y de la experiencia social. La difusión de esta cultura trae consigo indudables beneficios; mayor acceso a la información, mayor posibilidad de conocimiento, de intercambio, de formas nuevas de solidaridad, de capacidad de construir una cultura de dimensión mundial, haciendo que los valores y los mejores frutos del pensamiento y de la expresión humana se transformen en patrimonio de todos. Sin embargo, estas potencialidades no pueden esconder los riesgos que la difusión excesiva de una cultura de este tipo está ya generando. Se manifiesta una profunda concentración egocéntrica sobre las necesidades individuales; banalización, san Pedro es Rocky, santa María Magdalena Maggie y san Bernabé Barry; pornografía asqueante y putrefacta, trata de personas, datos falsos, robo y publicación de documentos confidenciales Top Secret. Se afirma una distorsión virtual emotiva en la estructuración de las relaciones y de los vínculos sociales. Se asiste a una pérdida del valor objetivo de la experiencia de la reflexión y del copensar, reducida en muchos casos, a un puro lugar de confirmación del propio modo de sentir. Se difunde una progresiva alienación de la dimensión ética y política de la vida. El punto final al cual pueden conducir estos riesgos consiste en lo que es llamado la cultura del efímero, de lo inmediato, de la apariencia, una sociedad descartable incapaz de memorial y futuro. En tal contexto, la nueva evangelización exige a los cristianos la audacia de estar presentes en estos nuevos areópagos, buscando los caminos para hacer comprensible, también en esos lugares el patrimonio de educación y de sabiduría custodiado por la Tradición humana y judeocristiana.
    Economía mundial. Un cuarto escenario que marca con sus cambios la acción evangelizadora de la Iglesia es el económico. Los Papas han denunciado los crecientes desequilibrios entre el Norte y el Sur, en el acceso y distribución de los recursos y en el daño a la creación. La duradera crisis económica y financiera en la cual nos encontramos indica el problema del uso de las fuerzas materiales, que no encuentra con facilidad las reglas de un mercado global capaz de tutelar una convivencia más justa. Al reservar los medios cada vez menos espacio a estas problemáticas a partir de la voz de los pobres, las Iglesias tienen más obligación de sensibilización y acción concreta, ser la Voz de los ninguneados a quienes nadie visita ni auxilia. Mt 25, 31-46
    La investigación científica y tecnológica. Es el quinto escenario. Vivimos en una época en la cual no cesamos de admirarnos por los maravillosos pasos que la investigación ha sabido superar en estos campos. Todos podemos experimentar en la vida cotidiana los beneficios que provienen de estos progresos y beneficios. De este modo, las tecnociencias corren el riesgo de transformarse en los nuevos ídolos del presente. Es fácil en un contexto digitalizado y globalizado hacer de la ciencia una nueva religión cientológica a la cual dirigir nuestras preguntas sobre la verdad y el sentido de la esperanza, sabiendo que solo recibiremos respuestas parciales e inadecuadas. Nos encontramos frente al surgir de nuevas formas de gnosis, que asumen la técnica como una forma de sabiduría, con nuevos cultos. Éstos proponen, de modo terapéutico, prácticas religiosas que los hombres están dispuestos a vivir, estructurándose como religiones de la prosperidad y de la gratificación instantánea en favelas mundiales.
    La política partidista. Es el sexto escenario. Desde el Vaticano II hasta hoy los cambios que han tenido lugar son sintomáticos de la época. Se ha terminado la división del mundo occidental en dos bloques con la crisis del comunismo. Esto ha favorecido la libertad religiosa y la posibilidad de reorganización de las Iglesias históricas. La aparición en la escena mundial de nuevos actores económicos, políticos y religiosos, como el mundo islámico y el mundo asiático, ha creado una situación inédita y desconocida, rica de potencialidades, pero también plena de nuevas tentaciones de dominio y de poder. En este escenario, existen temas y sectores que han de ser iluminados con la luz del Evangelio. El empeño por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos; el mejoramiento de las formas de gobierno mundial y nacional; las formas posibles de escucha, convivencia, diálogo y colaboración entre culturas y religiones; la defensa de los derechos del hombre y de los pueblos, sobre todo de las minorías; la promoción de los más débiles; la protección de la creación y el empeño por el futuro de nuestro planeta.
    La interreligiosidad cotidiana. Cual en pista de bolera corren a nuestro alrededor las más diversas religiones y filosofías, y si no caemos en un cinismo fatídico, por más que nos acuclillemos y no seamos capaces de soportar ese crujido en demasía, cada una nos ofrece algo de Verdad si nos asomamos con discernimiento a su ventana. Este séptimo escenario es un constreñido desconcertante, pues es el reverso del primero. El mundo del siglo XXI no parece tan secular como se dice. Harvey Cox, El futuro de la fe Iglesias, mezquitas, pagodas, sinagogas, new age, umbandas y brujos están en la misma cuadra. La nueva evangelización tendrá que presentar nuevos modos de ser Iglesia, formas nuevas sobre el discurso del Trino Dios, con una nueva ecología humana y ambiental mucho más holística.
    Pero atención, citar a autores, emplear palabras similares o razonamientos parecidos de movimientos  culturales no significa avalar ningún aspecto de sus teorías. El holismo o totalidad es una categoría clave de la teología católica, así como de la filosofía y las ciencias. La New Age lo introdujo en su sistema y lo pintó, por el derecho a la libre expresión, a su manera. Ofrece una estructura teórica que integra la cosmovisión de lo que interpreta, es el hombre moderno. En contraste con la experiencia de una fragmentación creciente en la ciencia y en la vida cotidiana, acentúa el holismo como concepto metodológico y ontológico central. La humanidad se integraría en el universo como parte de un único organismo vivo, un entramado armonioso de relaciones dinámicas. Diversos científicos que pretenden tender  puentes entre la ciencia y la religión rechazan la distinción clásica entre sujeto y objeto, de la que se suele culpar a Descartes y a Newton. Los hombres formaríamos parte del entramado universal, ecosistema o familia, de la naturaleza y del mundo y deberíamos buscar la armonía con todos los elementos de este cosmos natural. Cuando se comprende cuál es el propio lugar en la naturaleza, también entenderíamos que totalidad y santidad son una misma y sola cosa.
    Mientras que para los católicos la Totalidad sólo se entiende desde  la Singularidad Trascendente que ya está en el Verbo encarnado. Col 1 En Él se incluye todo lo verdadero, bueno y bello que hay en los Otros muy distintos de nosotros, con Centros de Investigación Holísticos abiertos a una total interrelacionalidad cultural e inreligionación en Hogares de fraternidad cosmoteándrica.

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