jueves, 21 de noviembre de 2013

183. El fermento del monacato contemplativo, no al becerro de oro: 2 Tim 2, 11-13



    Si somos incrédulos, no tenemos fe, Cristo permanecerá fiel a la Verdad, porque no puede negarse a sí mismo. El monacato contemplativo es un poquito de levadura, que hace fermentar a la Iglesia hacia la manifestación de Jesús al mundo. Mt 13, 33 Monjas y monjes tenemos que tener fe creativa en el carisma profético apocalíptico que el Espíritu nos ha regalado, y que no puede desdibujarse al colaborar con los clérigos, los consagrados y laicos en nuestro servicio a La Misión Continental de toda América, desde Tierra del Fuego a Alaska.
    La experiencia monástica constituye el corazón de la vida cristiana porque es una opción radical por Jesús Amor Humilde a quien tenemos que seguir como el Absoluto Total que nos hace considerar todo lo demás cual añadiduras en su verdadero lugar. Es subir con el Cristo Orante a la cumbre del Monte y desde esa clausura energetizar, con la Luz tabórica de la intercesión, a los misioneros que siembran la revolución de la ternura de Dios, salen de sus comunidades para ir a las periferias, y se convierten a una novedosa pastoral al estilo de Juan Diego y María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización de América.
    Cada monje y cada monasterio tendrían que ser un Transparente de Jesús Transfigurado. En cada celebración eucarística, y el Coro que a su alrededor prepara y prolonga esta máxima Presencia Transubstanciada de Cristo, nos damos cuenta cuán lejos estamos de lo que rezamos, de la distancia que separa nuestra desemejanza con la meta de hacernos semejantes al Resucitado, cómo nuestras mentes no concuerdan con nuestras voces. RB, 19 Lo diabólico está en olvidar los procesos de transmentalización, conversión o metánoia.
    Esa transfiguración por la Gracia, y confrontación cotidiana con el Evangelio y los santos que lo plasmaron, es la que hace que el contemplativo asuma a cada ser humano, cargando con las llagas o desgarramientos de sus pecados y de su alejamiento de Dios. Me protejo en Dios de las hiperbólicas consecuencias del mal en mí y en los otros, sin insensibilizarme, ya que eso sería alejarme de las cosas, de los seres humanos y de Dios. El Resucitado no se aleja de nada ni de nadie por mucho que uno se aleje de su propia identidad que es Cristo mismo. Nosotros podemos abandonarlo, hacernos autoreferenciales y poner una confianza indebida en ciencias o filosofías creadas, como si el cristianismo fuera una doctrina y ética de autorealización humana y no la amistad con las Tres Personas Increadas, Padre, Verbo hecho carne pascual, y Espíritu. Perdemos la fe en nuestra Transfiguración. La Belleza del Salvador no puede negarse a sí misma, y guardará nuestra identidad hasta que la asumamos.
    Estoy rodeado de tantos males que es imposible contarlos. Las culpas me tienen atrapado y ya no alcanzo a ver. Líbrame, Yahveh, por favor. Soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí. Sal 40 Hay que repetirlo mil veces, todo lo efímero, inconveniente, absurdo, decadente, trágico y enfermizo que tiene nuestra vida tan precaria entre gozos y tristezas, y tan fugaz siempre acechada por la muerte, se resuelve sólo en plenitud al entrar en contacto con el Verbo hecho carne pascual que me lleva a la relación personal con la Trinidad. Si los Tres piensan en mí, ya escapé de la nada sea en los Balcanes, la Patagonia o el desierto de Sonora. Para mí los filósofos místicos son más importantes que Hegel y Kant. Teresa de Jesús desempeñó un papel muy importante en mi vida, y la biografía de Edith Stein me conmovió en profundidad. Aunque no estoy hecho para la fe, los místicos, los locos y los fracasados me obsesionan. Cioran
    Fe no es algo somático o psicológico, ni salud o bienestar, ni un estado o estadio especial de consciencia cuántica o extática, sino la relación trascendental de Amor recíproco que se establece cuando el Resucitado viene a mi encuentro y colma mi Esperanza. Sé que esta descripción puede sonar a formulación fría, de una teología intelectual. Relatar el origen de los sentimientos y las  reflexiones posteriores de esa experiencia inefable corresponden a los grandes santos. No obstante también ese relato de Doctores de la Iglesia nada dirá a quien no entre en empatía con ellos, y la empatía suprema la otorga el Paráclito. Los grandes escritores son los que sienten y saben expresar esos intríngulis de interioridades cual verdaderos psicólogos espirituales. Lo formulado es una parte pequeña de la experiencia, su parte más profunda y divina se nos escapa casi siempre, y Dios la reedita.
    Algunos prefieren cada tanto alejarse del Señor ante la propuesta de una raíz perversa de mundanización. Sus guías ya no quieren que Israel permanezca distinto, diferente de las demás naciones. Abandonan sus propias tradiciones para ir a tratar con el rey helenista Antíoco IV. Van a negociar su fidelidad al Dios siempre fiel. Es como si dijeran somos progresistas liberales, vamos con el progreso adonde va todo el mundo. Es la tendencia adolescente que cree que ir adelante en cualquier elección o dirección, es mejor que permanecer conservadores en las costumbres de la fidelidad al Único Dios. 1 Mac 1
    La Revelación llama a esto apostasía y adulterio. No se negocian sólo algunos valores, sino lo esencial de nuestro ser, nuestra fe e identidad en el Mesías de Yahveh. Lo que proviene del príncipe de este mundo, quien nos lleva de la nariz con el mal espíritu de la mundanidad y sus consecuencias. Tomaron las costumbres de los paganos, el rey prescribió que todos formaran un solo pueblo y cada uno abandonara sus propias usanzas. No es la deseada globalización de la unidad de todas las Naciones, cada una con sus propios usos en comunión, sino la globalización de la uniformidad hegemónica, del pensamiento único, fruto de venderse al mundo puesto bajo la potestad del Maligno. 1Jn 5, 19 El cristiano, por el contrario, anhela menos desigualdades pero cada vez más diferencias que nos enriquecen a todos. Hicieron sacrificios a los ídolos, profanaron el Sábado, renegaron de la Alianza y elevaron en el año 167 aC sobre el altar del Templo, la Abominación de la desolación, Baales, Zeus Olímpico, Terneros de oro. Dan 9, 27 Ser como todos, normales, hacer lo que hacen todos. Mientras, Jesús nos espera, nos ama y nos perdona cuando retornamos a Él, el Dios fiel, Fuente de la Vida la Verdad y el Amor en Procesiones Infinitas, no puede negarse a sí mismo.
    En el Cristo Fiel, Pistós que custodia nuestra Fe, estamos interconectados con la Totalidad. Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes. La efectividad depende de la conjunción de todos. Los miembros más ínfimos son necesarios y útiles a la Totalidad del Cuerpo que formamos en Cristo Jesús. Papa Clemente, tercer sucesor de Pedro, + 101 La oración inactiva amante y quieta de los monasterios contemplativos de clausura llega a la actividad inquieta y amante de los misioneros, y su actividad cambia nuestra inactiva oración. Las noches en oración al Abba son la otra cara de los días en apostolado y trabajo. La Iglesia no separará a Teresa de Lisieux de Francisco Javier. Si no inyectamos oración en los apóstoles, no sabrán qué anunciar, y nosotros recluidos, no sabremos qué orar.
    La tentación por lo que se destruye sin vislumbrar supraformas de reconstrucción puede asediarnos y demoler nuestra identidad. El becerro de oro, el fetichismo de las creaturas, no libera. La Verdad Increada nos hace libres, esa es la que buscamos materializar en nuestro ser. La Virgen es Bienaventurada porque escuchó la Palabra de Dios y la puso por obra. Llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la Verdad de Cristo que es la Verdad. En la mente de María estuvo Cristo la Verdad, en su seno estuvo Cristo hecho carne y es más importante lo que está en su mente que lo que lleva en su seno. San Agustín, Sermón 25
    María es Santa, es Bienaventurada, pero más importante es la Iglesia que la Virgen. Porque María es parte de la Iglesia, un miembro supereminente, pero un miembro de la Totalidad del Cuerpo cuya Cabeza es el Señor. El Cristo Total está constituido por la Cabeza y el Cuerpo. Ella ante la Cruz podría recordar la Promesa de la Anunciación y haber pensado, eso no era verdad, me engañaron, pero jamás lo hizo. La fe surge de las ruinas y de nuestras oraciones del por qué que atraen la Mirada del Padre. No nos quedemos paralizados en el hoy ni en el ayer. La Virgen esperó el Mañana de Dios, el alba del Domingo de Resurrección. La luz encendida en el sepulcro de Jesús es la esperanza de la Madre, que en ese momento fue la esperanza de la humanidad. Tenemos que preguntarnos si en los monasterios está encendida esa lámpara y se espera el Mañana de Dios. Francisco a los filipinos en Roma y en el monasterio benedictino camaldulense San Antonio abad del Aventino. 

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