sábado, 9 de noviembre de 2013

181. Relectura de la humildad en los discípulos misioneros contemplativos: Lc 14 



    Cuando te inviten a un banquete ve a colocarte en el último sitio, porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. Hypsothésetai, Jn 3, 14 Tanto la Regla del Maestro como san Benito inician con este clamor o Grito de Jesús en la Divina Escritura. Lc 14, 11 El Verbo encarnado, Cristo en su cuerpo, es nuestro Libro, Heb 10, 5-7 nuestro Lector, Lc 4, 16-21  y nuestro Intérprete. Lc 24, 27 y 44-45 Él mismo es el Libro Viviente, nos lee ese Libro y nos lo interpreta. El Libro de la Vida es Jesús abriéndose a todos los que son llamados. Bienaventurado quien se allega a leer este Libro que es Jesús y lo guarda en sus ojos y en sus manos, quiero decir, en su corazón y en sus obras. San Bernardo
    La Totalidad en su plenitud se encuentra en Cristo. Toda la dulzura de la tierra es la humanidad de Cristo, San Elredo Humildad, humanidad y humanismo no deberían entrar en desavenencia, vienen del mismo humus, tierra o polvo. Los humildes saben que son tierra y en tierra pronto se convertirán, aceptan su fuente, su camino y su meta. Y cuando el Verbo toma tierra en el seno de María, la tierra se hace bienaventuranza paradójica y la Familia humana encuentra su completo humanismo. Cristo es Humildad, y si es el Camino, la Verdad y la Vida hacia el Reino de la Trinidad, los hermanos y el universo, entonces la humildad es la escalera entre el miedo y el Amor, ya sin temor, ni vergüenza, ni triunfalismos soberbios. En Argentina, al borde norte de la Patagonia, noté que los granjeros, los que durante años vivíamos junto y desde la madre tierra, éramos más proclives a percibir el valor de la humildad, que los que se criaban en el cemento de las ciudades. El matiz se difuminó cuando las antenas de TV, móviles e Internet, comenzaron a emerger entre los campesinos desde 1997. Así, los rústicos no nos psicoanalizábamos, pero ya por el 2001 comencé a conversar con varios que hacían 150 km, ir y venir de Tandil, ó 720 km, ir y venir de Buenos Aires, por 50 minutos de bombástica terapia semanal. Sentía respeto y extrañeza, como ante una barrabasada que no terminaba de entender. Hoy pienso que habría valido mucho más que hubiera permanecido guardando rebaños en el pueblecito del que procedo en Transilvania. Allí habría comprendido las cosas esenciales tan bien como ahora. Allí estaría más cerca de la verdad, viviendo en compañía de los animales y de los sencillos pastores y agricultores. Cuando voy a lugares primitivos y hablo con gente simple tengo la impresión de que en ellos se encuentra la verdad. En lo esencial, la cultura, la civilización, no es necesaria para comprender la naturaleza y la vidaE.M. Cioran, Conversaciones
    Benito extrae su forma de presentar la humildad bíblica de los indicios o síntomas que enumera san Casiano en sus Instituciones, del Maestro y de san Basilio. La evolución del concepto de humildad entre los monjes primitivos y contemporáneos de Benito, basculó desde la vileza de la condición humana hasta la abnegación del egotismo egolátrico y la renuncia a todo por alcanzar el Yo de Cristo.
    Mas debemos admitir que la humildad, o los significados que le damos en nuestros bolsones subculturales, no poseen buen marketing aun entre monjes y monjas jóvenes que están más inclinados a promover la autoestima, la liberación y la afirmación del desarrollo personal. No es para menos. Se la confundió y manipuló con humillaciones institucionales que debían unificar los Usos del personal. Todo lo que oliera a sana rebelión, legítimo disenso y libertad de opiniones o expresiones disonantes debía ser erradicado. Se olió que la deprimente introversión escrupulosa del centrado en su humillación, es contraria al dinamismo gozoso y extrovertido de la evangelización. Que las manifestaciones de humildad que pone Benito, más que virtuosas, son sintomatologías geriátricas contrarias a los de una juventud impetuosa que busca cambios y resultados risueños. Eso lo vemos en tristes monasterios donde jóvenes llenos de vitalidad que exigían ayunos y vigilias, cuando se los doblega, con atinadas terapias psicológicas o autoritarias y falsas espiritualidades, se vuelven pusilánimes arrinconados y sin pujanza, los doblegamos en gorditos fofos y dormilones a barbitúricos, timoratas resentidas sin alegría. Que apaciguar las furias de superioras mañosas con máscaras de falsa humillación, al desaparecer odiando en vez de amando con todas las 67 virtudes o energías evangélicas, trae la paz de cementerios frustrados donde triunfan el patriarcado o el matriarcado en vez de la koinonía.
    Nuestra especialidad monástica; cual gastroenterología, dermatología o neurología dentro de la medicina; en la Iglesia y el Mundo para edificar el Reino, es Orar Leer Trabajar en el desierto de la comunión claustral. América Latina y el Caribe necesitan de la vida contemplativa, testigo de que sólo la Trinidad, el misterio pascual y la Plenitud de Cristo, bastan para llenar una existencia de sentido y bienaventuranza. Aparecida, 221 Ese es el apostolado propio de los trapenses y nuestro aporte a la Nueva Evangelización. Rechazar o menospreciar nuestra contribución no tiene objeto. Somos poquísimos, como el patólogo encerrado en su laboratorio, para que la multitud del quirófano lleve a cabo la sanación, hilos de plata orantes, Ecl 12, 6 más poderosos que la energía cuántica nos unen. 
    La humilde clausura no es aislamiento o desconocimiento de los pobres, encarcelados, migrantes, suicidas y oprimidos por el hambre y las injusticias. Si un trapense ignora la dimensión dramática de la vida propia y ajena no sabe quien es Jesús y qué es la mística. Bergson desestimó la faceta trágica de la existencia y a eso hay que atribuir el olvido en que ha caído. No se evitan sin impunidad las crisis. E.M. Cioran, Conversaciones Sabemos que para romper el círculo vicioso de la desnutrición física y la malnutrición mental, y por lo tanto, de la pobreza y la ignorancia, no es suficiente la sana investigación científica y sólidas políticas sociales que permitan una mejora real en la educación, la producción y distribución de alimentos, una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria. También se debe redescubrir el sentido del humanismo cristiano basado en Dios, la solidaridad fraterna y el cuidado de los ecosistemas. Estamos con el Consejo Justicia y Paz sobre Pan y cerebro, educación y pobreza. Desde nuestros monasterios, expertos en el Misterio salvífico interrelacional de la intercesión, nos unimos a los especialistas que con sus actividades desean llamar la atención acerca de la relación perversa entre pobreza y déficits educativos y cognitivos, sobre las aplicaciones positivas de los frutos del trabajo de la mente humana y los descubrimientos tecnocientíficos de producción de alimentos y lucha contra el descarte y la marginación de los ninguneados. Lo hacemos gritando en silencio, Padre danos hoy nuestro Pan de cada día. La oración contemplativa refuerza la actividad de los científicos, y los científicos refuerzan la oración.
    Por otra parte, somos conscientes que estamos leyendo un texto sobre la humildad que fue escrito hace 1.500 años en una cultura muy diferente de la globalización mundial del siglo XXI. Se impone una relectura en una nueva clave hermenéutica que sin dejar su perenne riqueza pneumatológica, se acomode a nuestra expresión y sentir antropológico actual, con sus matices para los jóvenes, adultos o ancianos de la Casa de Dios. Es importante no olvidarnos que lo principal para Benito es Jesucristo, todo lo demás es secundario, pérdida, basura, luego su Amor y su Humildad. Si desgajamos la Humildad, de Cristo, y del Amor, nos estaremos alejando de la genial mística benedictina. La Humildad es un atributo del mismo Jesús Amor, y en Benito es inseparable de la obediencia, obaudire o escucha de la fe a la Trinidad y a su Iglesia, y del callarse para hacerse discípulo misionero de Jesús Testigo del Padre que evangeliza aprendiendo de los Otros diferentes y dialogando desde el silencio con todos los que se acercan al monasterio, santuarios para toda la Humanidad. De ahí que no podamos desligar a la Escuela de la Virgen de esa Humildad. La máxima realización de la existencia cristiana como vivir trinitario de hijos en el Hijo nos es dada en María quien por su obediencia de la fe y su constante meditación de la Palabra y acciones de Jesús, es la mujer discípula misionera más perfecta del Señor, amante y humilde servidora profetisa donde llega a cumplimiento la respetuosa y humilde proposición evangelizadora y la esperanza de los pobres. Aparecida, 266-272
    Los cristianos unidos al Resucitado aprendemos que la Verdad y el Camino que nos lleva a la exaltación de la Vida Eterna es el Amor Humilde que nos ha enseñado y mostrado Cristo Señor de la Humildad, RM 13, 72 haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual  Dios lo exaltó. Fil 2, 5-11; RB 7, 34 Cruz que debemos cargar todos los días, Lc 9, 23 y 14, 27 no sólo en ciertos momentos o en la muerte. Benito como el Maestro no unen en sus capítulos 7º ó 10º, la Humildad con la pobreza y el desapego de todo. En cambio Casiano sí lo hace siguiendo la concatenación de Lc 14. No hemos de apegarnos a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni a nuestro padre o madre, esposa, hijos o hermanos, y menos a nuestra propia vida. Porque el apego lleva al temor, pues todo lo creado tarde o temprano me será arrebatado y la pérdida de ese bien real o ilusorio es un mal, que engendra la esclavitud de la tristeza y el miedo, y eso me impide la libertad del Amor a lo Increado en Jesús quien pone orden y sabiduría en todo lo creado. Anthony de Mello
    Un apego devastador en la vida comunitaria es la neurosis de querer cambiar a los demás y exigirles que me quieran y se comporten de la manera que a mí me agrada. Cada uno debe hacer su propia vida, sin verse privado de mi ternura y mi caricia, como la espero de ellos. No me voy a enfadar porque obre de maneras muy distintas de las mías. Tú eres libre y puedes tomar por donde te plazca. Eso sí, ambos protejámonos de las consecuencias de nuestras opciones, pero sin imposición alguna. Si lo haría o me apegara y tu manera de actuar me molestara, sería un ser débil de psicología enfermiza, mal programada, no habría captado la Libertad de Cristo. La renuncia no es otra cosa que el Signo de la Cruz y de la mortificación. Debes saber que has muerto a este mundo, a sus obras y deseos, y que estás crucificado para el mundo y el mundo está crucificado para ti. Gal 6, 14, Casiano, Instituciones, 4, 34
    Si disfruto de mil personas no me apego a ninguna, si me agarro a una no disfruto de las otras 999. Lo importante no somos tú ni yo ni las mil, sino el Resucitado en medio en quien ya poseemos la Totalidad. Si vienes a dialogar conmigo, Jesús hace sonar su Melodía celestial, si no vienes su Melodía sigue embelesándome con su Silencio. Quiero con simplicidad ser lo que soy, con mis formas, y quiero lo mismo para ti. Aun cuando tú seas mi instrumento favorito en esa Melodía del Cuerpo Místico y Cósmico, porque eres mi esposa, mi hijo, o mi amiga, no te exigiré cambios ni me privaré del deleite que me ofrecen los otros instrumentos con su belleza de sonidos. Si despiertas más mi oído es para que escuche mejor a Dios y a los demás en su danza universal.
    Dejé de hacer poesía por debilitamiento de mi capacidad de emoción, llega un momento en que uno se insensibiliza. El interés por la poesía está vinculado con esa lozanía del espíritu sin la cual se cala con rapidez en artificios. Lo mismo ocurre con la escritura. A medida que avanzo en edad, escribir me parece inesencial. Tras haber salido ya de un ciclo de tormentos, experimento por fin la dulzura de la capitulación. Como el rendimiento es la peor de las supersticiones, me alegro de no haber caído en él. Usted conoce el inmenso respeto que siento por quienes no se han realizado, por quienes han tenido el valor de eclipsarse sin dejar rastro. Mi única y última pasión es la tragedia del tango argentino. E.M. Cioran, Conversaciones  El Amor Pobre y Humilde escucha todos los instrumentos, que fueron hechos por las Manos del Padre, sin apegos ni exigencias porque ha renunciado a todo y es feliz en el último lugar, disuelto en el humus de la Madre Tierra, en sinfonía con las otras infinitas tumbas que Gritan por la Vida.
     

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