miércoles, 15 de agosto de 2012

113. Y todo terminará Bien en la entrega a la Trinidad: Job 38, 1-7


 


    El Señor le respondió a Job. No sé quién eres tú para oscurecer mis proyectos con palabras desprovistas de sentido. No sé dónde estabas cuando Yo fundaba el universo, fijando sus medidas, hundiendo sus pilares y asentando su piedra angular; mientras los astros del amanecer cantaban a coro y aclamaban todos los hijos de Dios. Job solicita una confrontación con Dios, ya que proclama su inocencia y sus males desmienten la bondad y justicia de Dios. Éste le retruca con una retahíla de preguntas que muestran la sabiduría con que ha proyectado el universo incluyendo sufrimientos y muertes que apuntan, en la totalidad de la Biblia, al Crucificado Resucitado. Esto supera la tirria de Job, que se retracta, por conocerlo sólo de oídas y no haberlo visto en su Misterio que incluye el mal para sacar de él el Bien. Comprendí, por la gracia de Dios, que era preciso mantenerme firme en la fe, y creer con no menos firmeza que, todas las maneras de existir terminarán bien, all manner of thing shall be well. Juliana de Norwich
    El árbol de la Vida, The Tree of Life, donde se replantea en un contexto de matrimonio y familia el drama cósmico de Job, es un film escrito y dirigido por Terrence Malick, nacido en Waco, Tejas, en 1943, de padre sirio libanés. Estudió filosofía en las universidades de Harvard y Oxford, donde preparó una tesis sobre Heidegger que no terminó. Fue profesor de filosofía en el MIT y trabajó como periodista en Life, Newsweek y The New Yorker. En 1969 obtuvo un Master del American Film Institute; y en 1973 estrenó Malas tierras, Badlands, en 1978 Días del Cielo, Days of Heaven. Se fue a Francia durante 20 años, donde enseñó Literatura Inglesa, regresando en 1990 a Tejas. En 1998 presentó La delgada línea roja, The Thin Red Line, en 2005 El nuevo mundo, The New World, y en 2011 El árbol de la vida. Está filmando The Burial y Voyage of Time.
    Reservado y distante, poco se sabe de él. Nunca concede entrevistas, ni se tiene su fotografía. Sus películas, alejadas de lo hollywoodiense son flechas alusivas a hilvanar parecidas a las de Bergman. Hay que verlas varias veces para comenzar a profundizar su filosofía que da lugar a interpretaciones diversas. He aquí la nuestra para The Tree of Life que comienza a fines de los años 50 de Eisenhower con la cita de Job que consideramos. Aparece una llama de la Colección Epstein en Los Ángeles, cual Luz cincelada en las tinieblas, Jn 1, 5 inclusión literaria como algunas otras. Se escuchan las palabras, BrotherMother, se ven girasoles al sol levante, la madre, Jessica Chastain, todavía niña que recuerda los dos Caminos de las monjas sobre la diferencia entre la naturaleza y la Gracia. Tenemos que elegir. La Gracia no trata de satisfacerse a sí misma, busca ser olvidada, no recula ante la antipatía, acepta insultos e injurias. La naturaleza busca complacerse a sí misma, hace que otros también la complazcan, busca salirse con la suya, imponerse a los demás, y razones para estar descontenta cuando todo el mundo resplandece a su alrededor y el amor sonríe en todas las cosas. Nadie que ame el camino de la Gracia tendrá un mal fin. La promesa de la madre, la Virgen, de serle fiel a Dios pase lo que pase. 
    De inmediato la entrega del telegrama donde se le anuncia que su segundo hijo R.L. de 19 años acaba de morir en un accidente. O'Brien padre, Brad Pitt, es notificado por teléfono junto a una pista con aviones de acero inoxidable. Escenas dispersas sugieren que podría tratarse de un percance al precipitarse el avión de R.L. en una imponente y hermosa catarata de agua, que se mostrará una y otra vez. La familia es sumergida en un mundo de dolor y tribulaciones, al que hacen frente con oración, fe esperanza y amor. Dios los ha dejado en la estacada, no todo parece terminar bien para quienes siguen el Camino de la Gracia. La abuela sabia le da consejos de la naturaleza, todos morimos la vida continua y las penas remiten, y le repite a su hija lo de Job, el Señor me lo dio y el Señor me lo quitó. Job 1, 21 Se muestran casas y rascacielos, de vidrio y acero inoxidable, bellísimos y futuribles.
    En flashforwards Jack O'Brien adulto, Sean Penn, ya arquitecto, está a la deriva entre fe e incredulidad, Señor, dónde estabas Tú. Qué estoy haciendo aquí. Quiero saber quién eres y si me estás observando. Nadie habla del mal. Es que la Gracia, siendo sobrenatural, escapa a nuestra experiencia y sólo puede ser conocida por la fe. No podemos fundarnos en nuestros sentimientos o nuestras obras para deducir de ellos que estamos justificados o salvados. Pero la consideración de los beneficios de Dios, en nuestras vidas y en las vidas de los santos, nos ofrece una garantía de que la Gracia está actuando en nosotros, y nos incita a una fe cada vez mayor y a una actitud de pobreza y humildad llena de confianza en el Espíritu. CEC, 2005
    Cuando Jack ve un nuevo árbol que es colocado entre el concreto, comienza el Memorial principal del film. Un monitor cardíaco hace pensar que está en agonía. Se ve una estupenda formación del universo desde el Big Bang a la aparición de la vida, desde las bacterias y virus a los dinosaurios. Se oyen preguntas filosóficas y teológicas, entrelazadas con tentaciones.
    Los O'Brien reaparecen  en una colonia residencial de un pueblo de Tejas, con una casa más antigua y un árbol añoso en el jardín y secuoyas gigantescas. La joven pareja católica y conservadora, está cautivada por el bebé Jack, y sus dos hermanos, R.L. y Steve. El relato sugerente sigue centrado en la familia, y una predicación del párroco sobre Job y el misterio pascual, hasta que Jack alcanza la adolescencia. El señor O'Brien, la naturaleza, equilibra su sentido educador mandón y severo, con el amor que experimenta por sus tres hijos varones. La señora O'Brien, la Gracia, es cariñosa, serena, empática y orante, con una actitud juguetona meditativa y maternal. El padre, hablando en plata, busca el american dream, y lamenta no haber llegado a ser un músico de carrera. Consigue patentes por sus inventos sin obtener beneficios, lo que lo amarga y avergüenza. 
    Mientras está de viaje, todo pronto se hará con acero inoxidable, los hijos tienen un alegre jaleo de acceso sin restricciones a su madre. Jack experimenta las primeras punzadas de violencia confusión y rebeldía. Comete actos de vandalismo y un fetichismo con la enagua de su madre de la que parece enamorado para competir con su exigente padre. La fábrica de éste cierra y se mudan, pero al otro Barrio, la única manera de ser feliz es amar, si no amas la vida te pasará por encima. Se ve el fin del sistema solar. Luego de pasar por el desierto, en una playa apocalíptica, Jack se reúne con sus padres y hermanos niños, el mismo se ve así, y las cientos de personas que habitan en sus recuerdos. La familia se reencuentra y abrazan con la emoción del fin. Jack adulto escucha la última palabra Sígueme, y cae de rodillas. La madre, María con el Requiem de Berlioz Lux perpetua luceat eis, dice, te lo entrego a Ti. Te entrego a mi hijo. El sol cae, los girasoles miran al poniente, los rascacielos y puentes de la ciudad muestran toda su belleza y practicidad. Y la misma luz del inicio, doble y una, brilla en las tinieblas que no podrán vencerla, mientras nuestro Padre nos lleva con cariño cargados en su Espalda.
    La filmografía la ensalzó como obra de arte; y hubo algunas críticas a su catolicidad, esa que no esquiva el inexplicable enigma del mal en naturaleza y Gracia, dos realidades diversas mas indespegables del Misterio del Trino Dios desplegado en la Totalidad de Cristo, el Único Árbol de la Vida.     

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