jueves, 5 de junio de 2014

199. El camino creado de las Trilogías hacia el Increado de la Trinidad, Rom 8, 14-21

  

    Todos lo que son conducidos por el Espíritu son hijos de Dios y coherederos de Cristo. La creación entera espera con ansiedad la revelación de los hijos de Dios. Para ser liberada de la esclavitud de la corrupción. Cuando hablamos de ciencia pensamos en las matemáticas, o en la capacidad que poseemos de conocer mejor la realidad y descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el cosmos. Pero la ciencia que viene del Espíritu no se limita al solo conocimiento humano, sino que pone en relación éste con el entendimiento de la Revelación.
    Es una moción divina que nos lleva a percibir, a través de la creación, la Omnipotencia y el Amor de Dios en su relación con cada criatura. Cuando nuestros ojos son transfigurados se abren a la contemplación de la Trinidad, en la belleza de la naturaleza y su limitación destructora. Esos ojos sin escamas, llevan a descubrir que el cosmos nos habla de las Tres Personas y del Misterio de su Proyecto. Esto nos suscita gratitud ante el bien y aceptación del mal. Esa sensación la experimentamos también cuando admiramos las obras de las tecnociencias, fruto del ingenio y de la creatividad del hombre. El Espíritu nos lleva a alabar a Jesucristo, en quien y hacia quien la Totalidad fue creada. Y a reconocer lo que tenemos y somos. Un don inestimable del Padre. De modo que cada ser humano  reconoce su identidad en el Drama de la Creación Redención y Glorificación.
    El Génesis pone en evidencia que el Señor se complace en su creación. Subraya la belleza y la bondad de cada cosa. Al final de cada Día dice, Dios vio que esto era bueno. Si Dios ve que la creación es buena y bella, también nosotros tenemos que tener esa actitud. Gozar y palpar su hermosura. Con el don de ciencia alabamos a Dios, le agradecemos por habernos dado tanta belleza. Y cuando Dios creó al hombre, varón y mujer, no dijo que eso era bueno sino, en comunión con todo lo demás, que era muy bueno. A sus ojos, con los ángeles, somos lo más bello, lo más grande, lo más bueno de la creación en conjunto. Hacia la Nueva Creación en el Resucitado.
    Al mismo tiempo el don de ciencia nos ayuda a no caer en actitudes pecaminosas. La primera es el riesgo de considerarnos dueños de la creación. La creación no es una propiedad que podemos gobernar a voluntad. Ni mucho menos es propiedad de unos pocos. La creación es un regalo que Dios nos ha dado para que lo cuidemos, custodiemos, compartamos y utilicemos en beneficio de todos, con respeto  y gratitud. Sin este don la fe no se expande, la ignorancia e inequidad crecen.
    La segunda actitud equivocada es la tentación de apegarnos a las criaturas, como si éstas pudieran ofrecer la respuesta a nuestro deseo de Total Bienaventuranza. El don de ciencia nos ayuda a no caer en esa esclavitud. No idolatrar ni adueñarnos de la creación, sino cuidarla. Es un obsequio distinto, con muchos más bienes que males, e inseparable de Jesús. Cuando la explotamos o manipulamos, destruimos el signo del Amor de Dios. Menospreciar a las creaturas es despreciar a Dios. No me gustan, son malas. Ese es el pecado que rechaza a Dios. La custodia de la creación es la solicitud por lo que pertenece a Dios. Nunca destruiré su don. Dios perdona siempre. Los hombres algunas veces. La naturaleza jamás. Si no la cuidamos nos destruirá. Él ha dicho, esto es bueno y es el regalo para lo más bueno que he creado, a tus frágiles y fugaces hermanos.
    El don de ciencia es un Arco Iris que nos da una mística connaturalidad de relacionar, por la Energía del Paráclito, las realidades Increadas con las creadas, evitando la dominación manipuladora, el rechazo o el apego. Nos lleva de la mano a las Trilogías, imágenes o vestigios de la Trinidad. La creación es obra del Único Dios. No obstante, cada una de las Personas que no son cantidades ni números ni géneros, son causa de las creaturas. En ellas está el sello de los Artistas. Una ontología triádica . Summa Theologiae, I, 45, 6 y 7, Capánaga, Victorino, San Agustín de Hipona, BAC, Madrid, 1974, pp. 439 y ss., Palabra de comunión y participación 105, 1º febrero 1991 Aquí presentamos algunas, dispersas y explicadas en nuestros escritos, sobre el carisma monástico mariano para monjes y laicos. Estudiarlas, memorizarlas y personalizarlas cual mantras o palabras del Resucitado, ayudan mucho a vivenciarlo. Son Caminos, desde entre y hacia, la Puerta y la Meta de la Trinidad. Porque Tres son los que dan testimonio, el Espíritu el Agua y la Sangre. Y los Tres son Uno. 1 Jn 5, 7-8
    01. Opción absoluta por la Trinidad, en Jesús Amor Humilde, Consepultados en su Tumba de Unitotalidad. 02. Creer Discernir Evangelizar. 03. Estabilizar Monastizar Obedecer. 04. Callar Conversar Crear. 05. Orar Leer Trabajar. 06. Copensar Cosentir Contactar. 07. Monacato Ayer Hoy Mañana. 08. Silencio Palabra Encuentro. 09. Principio Biblia Signos. 10. Vida Verdad Amor. 11. Liturgia Palabra Servicio. 12. Transfiguración por Transubstanciación  hacia la Resurrección. 13. Liturgia Lectio Labor. 14. Huir Callar Aquietarse. 15. Confesión de la Trinidad, Signo de la vida Cenobítica, Servicio de Caridad. 16. Disfuncionalidad Iluminación Funcionalidad. 17. Gracia de Creación Redención Glorificación, en Inteligibilidad Síntesis Consagración. 18. Desaparecer amando hacia Jesús Resucitado. 19. Silencio Soledad Simplicidad. 20. El Verbo Encarnado en su Pascua nos revela la Trinidad. 21. Solidaridad mutua y compartida entre ricos y pobres. 22. Austeridad Comunión Sencillez. 23. Monasterio, Clínica para el cuerpo, Psiquiátrico para el alma, Pneumátrico para el espíritu. 24. Opción preferencial por los pobres, los frágiles y los pecadores. 25. Orantes en comunión para la misión. 26. Discípulos misioneros contemplativos. 27. Monacato Total Místico Conciente. 28. Cruz Combustible de Nueva Vida. 29. Espiritualidad Teología Carisma del monacato laical interiorizado. 30. Fe amante, esperanza planificadora, amor iluminado. 31. Fe es Palabra Amor Vida. 32. Biblioteca Total de los Pueblos. 33. Colcha Maternal de Retazos. 34. Evangelización Total en Salida. 35. Anuncio Diálogo Concamino, ecuménico, interreligioso e increyentes. 36. Doctrina social de la Iglesia, Inicio de Mundo Mejor. 37. Cristificar Unitotalizar Transfigurar. 38. Nuestro Hogar para un Nuevo Mundo, Cuidar del Jardincito cercano a la Cruz. 39. Un Cristo Cosmoteándrico. 40. Trinitariogalaxia Cristogalaxia Angelicogalaxia, Antropogalaxia Biogalaxia Inorganicogalaxia. 41. Dios los hermanos las cosas, en Teoegoecosistemas. 42. Principio de Anástasis, poner en pie desde el Resucitado todo lo que se destruye o mata, idesligable de los Principios de Encarnación, de Totalidad, Pequeñez, Novedad y Salida. 43. Apóstoles de la intercesión orante en la Singularidad Absoluta del Corazón de Jesús. 44. Amantes de Cristo, los hermanos y el lugar. 45. El Verbo hecho Cuerpo Libro, Cuerpo en María bajo el cuidado de José, Cuerpo Resucitado, Cuerpo Eucarístico, Cuerpo Místico, Cuerpo Canto y Cuerpo Cósmico. 46. Distintos pero inseparables en koinonía, Mundo Iglesia Reino. 47. Guadalupe, Niña mestiza en reconciliación de opuestos, Madre Inmaculada, Virgen embarazada Saliendo al Encuentro de Juantzin Juan Diegotzin y de toda América. 48. Puros de corazón, con Jesús Hagnós, lavando los pies a los descartados. 49. Tierra Santa, el Quinto Evangelio, Biblia de piedras, Belén Egipto Nazaret Jerusalén Jardín. 50. Metánoia Transformación Misión intransferible humilde y magnánima.
    La Regla de san Benito es el camino real para no desviarse ni a la izquierda ni a la derecha, Num 20, 17 del monacato. Para san Bernardo, hacer profesión según la Regla y vivir según ella, significa adoptar sus orientaciones mayores, no de observar a la letra todas su prescripciones. Él ha captado hasta que punto la Regla es Bíblica, centrada en Cristo. Es la Regla, tomada en su conjunto y sobre todo en su doctrina espiritual, a la que san Bernardo debe el carácter equilibrado de su enseñanza monástica. Nada más extraño a su mentalidad que el literalismo que se ha desarrollado en épocas siguientes. El verdadero Espíritu de la Regla, el Espíritu Santo, está en guardar en todo la justa medida, la discreción, no separando el texto de la tradición viva que lo expresa. Con el corazón dilatado, se corre por el Camino de los mandamientos de Dios con la inerrable dulzura del Amor. RB, pról. 49, JeanLeclercq, San Bernardo y la Regla de san Benito, 94 Cuadernos Monásticos, 307-321
    El Espíritu nos da un Rebozo que apapacha a Cristo en el Padre, con el Centro y Toda la Circunferencia de lo creado. Ícono de la Trinidad, Ícono de los hermanos, Ícono del Universo.
    Deténganse la Tierra, los universos, y todos los seres. Abajo todos los corazones, todas las mentes, todas las vidas, todas las inmortalidades y eternidades. Todo eso sin Cristo, para mí es un infierno. Un infierno al lado de otro. La vida sin Cristo, la muerte sin Cristo, la verdad sin Cristo, el mundo sin Cristo, el Sol sin Cristo y el Universo sin Cristo, todo es un terrible sinsentido, un martirio insoportable, un sufrimiento infructuoso, un infierno.
    No quiero ni la vida, ni la muerte sin Jesús. No quiero ni la verdad, ni la justicia, ni el paraíso, ni la eternidad sin Cristo. A ti sólo Jesucristo te quiero. Que Tú estés en la Totalidad, por encima de todo y en todo. La verdad, si no está Cristo, no me hace falta, es sólo un infierno. Lo mismo son el infierno la justicia, el amor, el bien, la felicidad e incluso Dios mismo, a quien no conozco por completo sino en Cristo.
    Si Cristo está ausente todo es un infierno. No quiero ni la verdad sin Cristo, ni la justicia sin Cristo, ni el amor sin Cristo, ni a Dios sin Cristo. No quiero nada de esto de ningún modo. Acepto cualquier tipo de muerte. Mátenme del modo que quieran. Sin Cristo no quiero nada. Ni a mí mismo, ni a Dios, ni a cualquier otro existente. Jamás los querré. Justin Popovic, 1894-1979, monje ortodoxo serbio
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario