lunes, 3 de marzo de 2014

191. El gozo de evangelizar desde la Contemplación en Pobreza y Salida, Gal 4, 1-7


    La prueba de que somos hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama Abba, Padre. Ya no somos esclavos sino hijos. Toda la alegría de evangelizar con nuestro carisma monástico contemplativo viene del Encuentro con la Trinidad, en el Verbo encarnado y pascualizado del Hombre Jesús de Nazaret, y su Iglesia al servicio del mundo. Contemplar empobrecer salir, ser Orantes en comunión para la misión.
    Contemplar. La fidelidad a este carisma y su clausura está unida con el celo por extender el Reino de Dios y su justicia a todos los hombres y ecosistemas. Ahí está nuestra solicitud apostólica que llevamos atada en el alma. No en salir de la clausura. Sino en encerrarnos más en ella. Pero dilatando el Orar Leer Trabajar. La vida contemplativa es una forma de participar en la misión del Resucitado. Con su Cuerpo Místico y Cósmico. El monacato es ya una manera importantísima de hacer apostolado. No podemos ir a otros servicios de la pastoral activa. Necesitamos la vida contemplativa. Testigo de que sólo Dios armoniza todo.
    Quedémonos bien apretados en nuestro capullo de gusanos de seda. Cual crisálidas que pronto serán mariposas. En nuestras tumbas con Cristo muerto en transmutación resurreccional. En el Castillo con millones de moradas. En el seno de María. Nuestra transfiguración o transparencia de Jesús, es lo que los Pueblos buscan en nosotros. Queremos ver a Jesús. Jn 12, 21 La contemplación es la Simple Percepción en fe de Jesús Todo con esperanza amante. La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido. Esa experiencia de ser sanados y salvados por Él. Esa que nos mueve a amarlo cada vez más por Él mismo. Si no sentimos el deseo de comunicarlo, detengámonos en oración para pedirle que vuelva a cautivarnos.
    Enternecer la dureza del corazón. Sacudir nuestra tibieza y mediocridad. Ponernos ante Él desnudos para dejar que Él nos contemple. Reconocer esa mirada de amor que descubrió Natanael el día que Jesús le dijo, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva. Entonces, lo que ocurre es que, en definitiva, lo que hemos visto y oído es lo que anunciamos. La mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor. Detenerse en sus páginas y leerlo con el tacto de los santos. Si lo abordamos de esa manera, su belleza nos asombra y vuelve a cautivarnos. Urge recobrar un espíritu contemplativo que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza. Que ayuda a llevar una vida nueva. Que no hay nada mejor que dar el Resucitado a los demás.
    Empobrecer. Thomas Merton nació en 1915. Entró a los 26 años en Getsemaní en 1941. Murió 27 años después el mismo día de su entrada, 10 de diciembre de 1968. Su primera época hasta 1958, fue de separación de los demás. Ese año tuvo una experiencia en la esquina de la Cuarta y Walnut, en Louisville. En medio del barrio comercial, de repente me abrumó darme cuenta de que amaba a toda esa gente. De que todos eran míos y yo de ellos. Fue un despertar de un sueño de separación. De falso aislamiento en un mundo especial. El mundo de la renuncia y la supuesta santidad. Toda esa ilusión de una existencia separada y diferente. Dios se hizo miembro de la raza humana. La gente anda por ahí resplandeciente como el sol. La puerta del cielo está en todas partes. Después de dos años de tentaciones para dejar la vida monástica y casarse, se enamoró de una enfermera entre 1966 y 1968, hizo su compromiso perpetuo como ermitaño. El monje vive en comunión con todos. No se separa de nadie. Pero necesita la segregación en un ambiente y estructuras institucionalizadas para vivir su carisma.
    Su última plática fue en Bangkok. El primer Encuentro interreligioso convocado por Pablo VI. La vida monástica se desarrolla siempre que hay una persona dando enseñanza y guía a un pequeño grupo que intenta amar a Dios y alcanzar la unión con él. Y ahora yo desapareceré. I will disappear. Pocos momentos después moría electrocutado. La Providencia quiso que entregase su vida en Asia, sirviendo al monacato, al diálogo interreligioso y al encuentro de toda la humanidad. Un avión con cadáveres de soldados muertos en la guerra de Vietnam, a la que tanto se opuso, lo devolvía a su abadía de Getsemaní. Sus efectos personales valorados por el gobierno fueron. Un reloj, $US 10. Un Breviario cisterciense, nada. Un Rosario, nada. Un Ícono de la Virgen con el Niño, nada.  
    Empobrecemos cuando realizamos que no somos distintos de los demás. Todos somos pecadores. Mezclas de gracia y de pecado. Todos somos preciosos para todos. Ricos y pobres en solidaridad. Los monjes y monjas lejos de estar separados, estamos enterrados para que nos pisen sin darse cuenta. Así intercedemos mejor junto al Resucitado que está siempre vivo orando por todos. En mis oraciones pido con alegría por ustedes ya que los llevo dentro de mi corazón. Fil 1, 4-7 Interceder no nos aparta de la verdadera contemplación. La contemplación que deja afuera a los demás no conoce la Totalidad de Jesús. Es un lastimoso engaño.
    Todos somos pobres. Pero no todos somos miserables. A imitación de nuestro Maestro que siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriqueceros con su pobreza, 2 Cor 8, 9 los contemplativos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza. Miseria es pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Distinguimos tres tipos. La miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. Leamos Pobre para los pobres. La Misión de la Iglesia, del cardenal Müller. Amigo del padre Gustavo Gutiérrez, quien elaboró la teología de la liberación a partir de su cercanía con los miserables. Un Encuentro con Jesús que no es el anunciador de una mística separada de toda referencia con el mundo. Sino de la unidad entre la dimensión trascendente y la inmanente. Sólo el Evangelio puede tener un papel auténtico y duradero en la humanización del mundo. La misión de la Iglesia es el anuncio del Evangelio, de los sacramentos y del servicio en el amor. Aun los contemplativos debemos salir de nosotros mismos para ser prójimos en especial de los más miserables, marginados y ninguneados.
    Salir. La NASA anunció el miércoles 26 de febrero ppdo. el descubrimiento de 715 nuevos exoplanetas ubicados fuera de nuestro sistema solar. El número de exoplanetas confirmados llega hoy a 1.700, sobre 3.600 potenciales. Si no estamos listos para ir a fundar monasterios, a salir con la vida contemplativa en la Synaxis de Jesús, aquí y en Marte, no sabremos lo que es la contemplación en Salida. No sabremos lo que es planificar la esperanza. La Iglesia en Salida son discípulos misioneros que primerean, involucran, acompañan, fructifican y celebran.
    La comunidad contemplativa evangelizadora primerea. Experimenta que el Señor tomó la iniciativa. La ha primereado en el amor. Por eso, ella sabe adelantarse. Tomar la iniciativa sin miedo. Salir al encuentro. Buscar a los lejanos. Y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. Atrevámonos un poco más a primerear.
    La comunidad contemplativa evangelizadora sabe involucrarse. Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos. Serán bienaventurados si hacen eso. La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los otros distintos. Achica distancias. Se abaja hasta la humillación. Asume la vida humana. Toca la carne sufriente de Cristo en el Pueblo. Los evangelizadores tienen así olor a ovejas. Entre ellas escuchan bien sus clamores.
    La comunidad contemplativa evangelizadora se dispone a acompañar. Acompaña, no juzga ni condena, a la humanidad en sus procesos. Por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia. Evita maltratar límites. Con fidelidad sabe que orar es ya evangelizar. Francisco Javier no es nada sin Teresita. Y ella no puede nada sin Francisco Javier. Ambos se complementan en sus diferentes carismas. Ambos son discípulos de Jesús y orantes misioneros de su Evangelio. La oración del justo es poderosa. Sant 5, 16
    La comunidad contemplativa evangelizadora está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. No somos solterones. Sino casados espirituales como Jesús en matrimonio y familia con su Iglesia. Cuidamos el trigo y no perdemos la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva. Aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. Los contemplativos sabemos dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo. Pero nuestro sueño no es llenarnos de enemigos. Sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora hacia un Mundo Nuevo.
    La comunidad contemplativa evangelizadora celebra y festeja, Goza con cada pequeña victoria. Cada paso adelante en la evangelización. La evangelización se vuelve belleza en la liturgia. La Iglesia evangeliza y es evangelizada por la Eucaristía. La Suprema Salida de la esclavitud a la libertad filial. Por el camino de la Mujer Eucarística. La Virgen Mestiza de Guadalupe en Salida a toda América. Privilegiando la ternura y compasión por los anawim.

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