martes, 21 de mayo de 2013


166. La Trinidad en la substancia del alma otorga funcionabilización: 1 Cron  29, 10-20





    Tuyo, Señor, es el Reino, tú te elevas por encima de todo. Todo viene de ti y de tu mano procede lo que te damos. Nosotros somos extranjeros y peregrinos delante de ti, como lo fueron nuestros padres. Nuestros días pasan como una sombra, sin esperanza de poder alargarla. Todo esto lo hemos preparado para edificar una Casa a tu santo Nombre. Pero sé que tú sondeas el corazón y amas la rectitud. David entrega los planos y materiales con los que Salomón comenzará a construir el Templo. Ha hecho espacio exterior para que el interior, el corazón sondeado por Dios, se expanda y se arraigue. Destruyan este Templo y en tres días lo volveré a levantar. Se refería al Templo de su Cuerpo. Jn 2, 18-25 Dar lenguaje revelador al Verbo es obra del Espíritu en María y en la Iglesia de la Primera y Nueva Alianza, que se expande al infinito más allá de sus límites visibles.
    La vida de la mayoría de las personas está atestada de cosas; cosas materiales, cosas que hacer, cosas que pensar. Su interior está atestado de pensamientos, sensaciones y emociones, que se suceden vertiginosos uno tras otro sin parar. Esa es la dimensión de la conciencia de los objetos, causante de tantos desequilibrios. A fin de que la cordura reine en nuestro planeta hay que equilibrar la conciencia de los objetos con la pura conciencia del Espacio o del Amor. Tener conciencia del Espacio significa que, además de tener conciencia de las cosas, hay un estado de alerta subyacente, muy experimentado por los monjes népticos. Este estado de alerta me hace testigo de lo que sucede en mi conciencia de los objetos, y me hace percibir la Presencia en la conciencia pura. Eckhardt Tolle, Una Nueva Tierra. Un despertar al propósito de su vida
    Hay que volver a hacer memorial, el monacato universal tiene un consenso probado con la razón, pero que en el cristianismo adquiere su plenitud en la vida y ejecución de Jesús. Todos los seres humanos somos disfuncionales. Es necesario que una Fuerza Sobrenatural nos despierte, nos salve, redima, ilumine y libere. Así entramos en procesos de funcionabilización. La Revelación nos dice que, aparte el Mal los males y la muerte, somos concebidos en pecado original, cometemos pecados personales, existimos en estructuras de pecado, y el pecado del mundo, negación del Crucificado, nos acecha. La fe, el bautismo y el encuentro con el Resucitado nos comienzan a liberar, e iniciamos en esperanza un camino de amor. Los vicios nos asedian y el sendero estrecho será una lucha entre ellos y las 62 virtudes impulsadas por la razón iluminada por la fe y las gracias actuales, modo humano; más los dones, carismas y frutos del Espíritu impulsados por el mismo Señor, modo divino. Las virtudes y los dones tienen el mismo objetivo, el bien en sí u honesto, más allá del útil y deleitable. Los dones las completan y nos hacen dóciles a las inspiraciones de Dios. Es como ser movido con kerosene o con reacción nuclear. No hay vida espiritual sin este enfrentamiento cotidiano entre vicios y virtudes que son las energías increadas de Cristo y las lámparas de fuego de la Trinidad.
    Si las Tres Personas de Dios toman posesión de mi cuerpo alma y espíritu, ante todo me muestran que el Templo del Espíritu en mi corazón creyente conlleva una distinción entre el Espíritu Increado de Dios y mi espíritu creado o condición espiritual del hombre, entre espiritualidad racional o natural y sobrenatural o de la Gracia; y desencadenan una fuerza irresistible para llevar con sabiduría evangélica mis disfunciones y las de los que me rodean, purificándome de mis vicios. Luego me iluminan los enredos de maldades que tengo incrustados en recovecos que ni imaginaba estaban tan contaminados del mal espíritu del pecado, la mundanidad y lo diabólico, me sacan de mis horizontes cerrados, egoístas y limitados para abrirme a los suyos, novedosos, comunionales y misionales. Por último me unen y entrelazan con Ellas; y en Jesús clamo Abba Padre, pues el Espíritu se une a mi espíritu y da testimonio de que funciono cual hijo de Dios. Rom 8,16
    Paul Young en La encrucijada, le hace decir al Espíritu Santo, las partes fracturadas abatidas y desbastadas de la persona interactúan entre sí. Cuando hablo de cuerpo, alma y espíritu pareciera que cada uno fuera una pieza diferente. Pero sabes que las palabras son insuficientes y el lenguaje limitado para comunicarnos. Sería más exacto captar que tú eres tu cuerpo, tu alma y tu espíritu. Eres un todo interpenetrado e interpenetrante, una unidad en la diversidad. En este mundo quebrantado, la justicia, que trata de ser imparcial, mucho falla, y no hay nada justo sin perdón y gracia. Contratos, abogados, enfermedades y poderes, a nada de esto le exijas justicia completa. Sería mejor hablar de compasión, bondad, solidaridad y dejar de preocuparte por tus derechos y lo que tú consideras justo.
    En Cristo, el Único Justo, volvemos a reganar la primacía e integridad de la persona humana en todas sus dimensiones corporales, psicológicas y espirituales. Por la fe, la esperanza y el amor con los dones del Espíritu, en imposibilidad absoluta de producir por mis propios esfuerzos ese Encuentro, accedo por puro Misterio Don y Tarea, a una experiencia inefable y oscura de la Trinidad habitando en la substancia o más profundo centro de mi alma, que es mi conciencia pura tomada por Dios, mi suprema identidad. Juan de la Cruz, Noche oscura, L.2, c.13 y Llama. Can.1, 10-12 Esa identidad consiste en que mis procesos, las Misiones y las Procesiones de las Tres Personas Divinas, permaneciendo distintos, se ponen en comunión de interpenetración con mi cuerpo, psiquis y espíritu, y mis interrelaciones personales angélicas, humanas y cósmicas en historia de salvación.
    Por eso para los monjes progresar significa abajarse como en la escala de Jacob sobre Jesús. Nuestro único verdadero poder está en el servicio humilde del Orar Leer Trabajar. Es un absurdo que en una comunidad monástica, cuyo único ministerio es espiritual, existan luchas por el poder. Quien es poseído por la Trinidad, ya lo tiene Todo en su seno, y busca comunicar con alegría ese Templo a todos. No obstante hay que llevar con amabilidad a los arribistas ya que estamos en procesos. Y si ellos piensan que hay algo que se eleva por encima de la Trinidad, les tomará tiempo caer de esas inexistentes ilusorias y enloquecidas alturas. David lo aprendió, y Simone Weil lo repitió, el falso dios, que se asemeja en todo al verdadero, con la excepción de que no se le llega a contactar, impide para siempre acceder al Único Verdadero.

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