domingo, 10 de marzo de 2013


159. Padre, nunca me abandones, entrégame en tu Amor a la muerte: Heb 5, 5-10





    Cristo dirigió durante su vida en la carne súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. El Grito, krázo, kraugé, fonèn megálen de Jesús, testimoniado por los sinópticos, expresa el drama paradójico de su abandono en la muerte, y su entrega en las manos de su Padre.
    Debido a la investigación y lectura intensa de semanas que me tomó exprimir el mensaje teológico de Kazuo, escribo esto luego de tres horas caminando por los bosques de un vecino nuestro que extrae resina de pinos gigantescos, lo que hace que uno se moje los dedos y respire incienso fresco, ese que resbala sangrando y llorando por los troncos canalizados. Me fui para ver si lograba sintetizar los centenares de datos acumulados.
    Soplaba viento del Pacífico hacia el Golfo, y leí de Urs Von Balthasar en sus precisiones teológicas Klarstellungen. Zur Prüfnung der Geister, este trozo. La Iglesia paga hoy con amargura, las faltas que ha cometido en su larga historia, por abreviaciones y unilateralismos que, con frecuencia, penetran sin que los sintamos, pero preñados de consecuencias. En el sector de la mariología cualquiera puede recordar los arriesgados desplazamientos de acentos, no sólo en la piedad popular, sino en la teología científica. Hemos de preguntarnos si hemos situado la cristología en su debido y justo lugar, o sea, en el lugar que Jesús mismo ocupó al ofrecerse como Camino hacia el Padre, que no puede recorrerse sino en el Espíritu Santo. Hemos practicado un culto de Cristo aislado, como una mariología desgajada. Nos hemos estancado en el hombre Jesús como en un grandioso modelo de la humanidad, como un hermano mayor, amigo de las almas y el alimento eucarístico, en vez de concebirlo como quiso que se lo entendiera, como la demostración palpable del amor del Padre, como la Palabra fáctica de la reconciliación del Padre con nosotros, de ese Padre que debe ser nuestro último Tú y al que nos conduce el Hijo como Camino. Toda mariología debe estar encauzada de forma cristológica y eclesial; pero la cristología debe estarlo en la Trinidad. Por no haberlo predicado pagamos hoy tanto plato roto. A María se la aísla del contexto salvífico total poniéndola en concurrencia con la misión del Hijo, quien se nos desmorona en pura humanidad, y su mensaje pascual en el Dios Trino no se identifica con Él. Nada de esta Revelación se explicitará en Nunca me abandones, sólo se insinuará con lenguaje secular la situación humana, lo desconocido, y la felicidad; tratando de expresar lo inefable con amor y conocimiento. R. Panikkar, De la Mística
    Descendía de la montaña, estando por alcanzar alguna inteligibilidad, cuando cataplum todo rodó por el suelo. Me caí cerca de un manantial. Una de las tantas caídas en la peregrinación llevando la Cruz. Nada serio, sí peligroso para un anciano con osteoporosis hiperdegenerativa. Al revisarme horas después por los dolores, noté que tenía una herida en el meñique derecho y dos feos hematomas en el segundo dedo del pie izquierdo y la oreja izquierda. Las heridas, de pie a cabeza, son hitos de nuestra historia, al observarlas reavivan nuestro limitado imaginario. Es Dios escribiendo sobre nuestro pellejo, una narración de Amor, Piel y Sangre. Peter Greenaway, The Pillow Book
    Así tres, que no se me han borrado y siguen cinceladas, hablan de mi niñez. La de la muñeca izquierda, el servicio gozoso a mi madre de ir a buscar los huevos de las gallinas en pleno invierno, expuesto a los cortes del hielo filoso cual cuchillo, que me abrió una venita y sangré como puerco con la yugular abierta. El medallón del muslo derecho, la exagerada vacuna del doctor Bravo contra la viruela, en la Escuela Primaria. La de mi cuello, una cataplasma encendida en alcohol que me aplicaron sin darse cuenta y me quemó y arrancó la piel sin estética hasta hoy. Heridas como memorias que, si quisiera recordarlas y narrarlas con exactitud, aun esta última del meñique, la cosa se pondría ardua, ya que la realidad no es ni objetiva ni subjetiva, sino el misterio del mensaje de la experiencia, signo; que llega a nuestra conciencia, significante; en búsqueda de logos, significado.
    Ya no sé si resbalé con las botas de goma, por el espeso sotobosque en sequía, o la humedad en las orillas del manantial. Contra cuales piedras me di, aun cuando volví sobre mis pasos para examinar el terreno. Si estaba observando, por las nubes y las ramas, klón más altas, la dirección del viento. O me distraje al estar leyendo en alemán, pensando en inglés; cosa que hice durante 14 años en mi juventud y ahora, en el ocaso de mi vida, ha regresado por sí sola sin pedirme permiso; y dándome un porrazo en español. Lo que sí sé con seguridad es que me caí. Aquí Ishiguro es una artista en filigranas, matizaciones, idas y vueltas, correcciones, emociones, corazonadas, confrontaciones y diálogos para aclarar diversas opiniones sobre un mismo hecho. Y esos hechos, rodeados de nubosidades, son historia real de la que conoce mucho, recreándola en la naif culpabilidad inculpabilidad de la novela ficción. Así, Lord Arlington, Dupont D’Ivry, Lewis, los filonazis ingleses, Chamberlain, Churchill, la abdicación de Eduardo VIII; Jorge VI, la Reina Madre en Balmoral. Y las investigaciones, públicas o secretas, en el Reino Unido con embriones, para preparar donantes aun clonados.
    Kathy recuerda, casi al final de la novela y de su breve vida. Hace un par de días estuve hablando con uno de mis donantes que se quejaba de que los recuerdos, incluso los más preciosos, se desvanecen con una rapidez asombrosa. Yo no estoy de acuerdo. Mis recuerdos más caros no se desdibujan jamás de mi memoria. Perdí a Ruth, y luego perdí a Tommy, pero no voy a perder mi memoria de ellos.
    Recordemos nosotros a la Pontificia Academia pro vita, en su Documento sobre la clonación del 30/09/1997, ante la conmoción de Dolly unos meses antes. La clonación, considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se obtiene sin la aportación de los dos gametos; se trata, por tanto, de una reproducción asexual y agámica. La fecundación es sustituida por la fusión de un núcleo tomado de una célula somática, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee, salvo posibles alteraciones, la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al nuevo individuo en réplica somática o copia del donante.
    El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de 277 fusiones ovocito más núcleo donante. Sólo 8 tuvieron éxito; es decir, sólo 8 de las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones sólo 1 llegó a nacer, la oveja que fue llamada Dolly, en 1996. La clonación humana se incluye en el proyecto del eugenismo y, por tanto, está expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado. Como ha escrito Hans Jonas, es en el método la forma más despótica y, a la vez, en el fin, la forma más esclavizante de manipulación genética; su objetivo no es una modificación arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su arbitraria fijación en oposición a la estrategia dominante en la naturaleza. Cloniamo un uomo: dall'eugenetica all'ingegneria genetica, en Tecnica, medicina ed etica, Einaudi, Torino 1997, 122-154
    En el ámbito de los derechos humanos, la posible clonación humana significaría una violación de los dos principios fundamentales en los que se basan todos los derechos del hombre, el principio de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación. Contrario a cuanto pudiera parecer a primera vista, el principio de igualdad entre los seres humanos es vulnerado por esta posible forma de dominación del hombre sobre el hombre, al mismo tiempo que existe una discriminación en toda la perspectiva selectiva eugenésica inherente en la lógica de la clonación. La Resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 1977 reafirma con energía el valor de la dignidad de la persona humana y la prohibición de la clonación humana, declarando que viola estos dos principios. El Parlamento Europeo, ya desde 1983, así como todas las leyes que han sido promulgadas para legalizar la procreación artificial, incluso las más permisivas, siempre han prohibido la clonación. Es preciso recordar que el Magisterio de la Iglesia, en la Instrucción Donum vitae de 1987, ha condenado la hipótesis de la clonación humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis.
    Lo más urgente ahora es armonizar las exigencias de la investigación científica con los valores humanos imprescindibles. El científico no puede considerar el rechazo moral de la clonación humana como una ofensa; al contrario, esta prohibición devuelve la dignidad a la investigación, evitando su degeneración demiúrgica. La dignidad de la investigación científica consiste en ser uno de los recursos más ricos para el bien de la humanidad.
    Por lo demás, la investigación sobre la clonación tiene un espacio abierto en el reino vegetal y animal, siempre que sea necesaria o en verdad útil para el hombre o los demás seres vivos, observando las reglas de la conservación del animal mismo y la obligación de respetar la biodiversidad específica. La investigación científica en beneficio del hombre representa una esperanza para la humanidad, encomendada al genio y al trabajo de los científicos, cuando tiende a buscar remedio a las enfermedades, aliviar el sufrimiento, resolver los problemas debidos a la insuficiencia de alimentos y a la mejor utilización de los recursos de la tierra. Para hacer que la ciencia biomédica mantenga y refuerce su vínculo con el verdadero bien del hombre y de la sociedad, es necesario fomentar una mirada contemplativa sobre el hombre y sobre el mundo, como realidades creadas por Dios, y en el contexto de la solidaridad entre la ciencia, el bien de la persona y de la sociedad
    Sin olvidar a mi mamá que sin saber de Bioética, clonaba toda clase se malvones a montones, depositando sus ramas con diferentes colores de flores, en la madre tierra. Y ni que hablar de las que hacía el tío Miguel Sorio con sus injertos, en su enorme quinta. Never let me go se publicó el 2005, y la película se estrenó en 2010. Se mueve entre el escándalo eugenésico del no todo ficticio científico James Morningdale, en un remoto rincón de Escocia; Hailsham que, dándoles educación dentro de la modestia, parquedad y austeridad de un Internado, trata de demostrar que los clonados tenían alma; y los otros Centros que los consideraban objetos oscuros en tubos de ensayo para la experimentación médica.
    Ishiguro Kazuo, 石黒一雄, es un escritor británico nacido en Nagasaki en 1954. A los seis años se trasladó con su familia a Londres donde su padre se especializó en oceanografía. Estudió literatura, está casado y tienen una hija. No es un escritor prolífico, pero ha sido traducido a 30 idiomas. A sus 58 años lleva escritas seis novelas, dos llevadas al cine, The Remains of the Day, Los restos del día, con Anthony Hopkins y Emma Thompson; y Never let me go, 2005, Nunca me abandones; además de tres Relatos y cuatro Guiones. Su narrativa está centrada en memorias, anteriores y posteriores a la II guerra mundial, que rondan u obsesionan el presente, pero que aun olvidando, divagando o distorsionando el pasado, nos permiten rescatarlo; dentro de una psicología angustiosa de arrebatadora tristeza y nostalgia, con pocos personajes y un hilo argumental sombrío y light japonés, al estilo de Murakami. En El desconsolado, presenta la alucinante peripecia de un pianista que interpreta un concierto que nunca llega a escucharse, en medio de las visiones y conversaciones fragmentarias de las personas que lo rodean. Dificultades en la comunicación cual el simbólico Fellini en La Dolce vita.
    No conozco si Kazuo es creyente, sin embargo se podría decir de él lo que Tatiana Kasatkina, de la Academia de la Ciencia Rusa, con una biblioteca de 42 millones de libros, afirma de Dostoievsky. Si desapareciera la cultura rusa, pero quedaran las obras de Pushkin y Fiodor, podríamos salvar el entramado de la Rusia cristiana. La belleza salvará al mundo pues como la bondad y la verdad, tiende a expandirse. Cuando vemos algo bello, queremos compartirlo, anunciarlo a otros, extenderlo y difundirlo. Y como Dios hizo el mundo, hay belleza en él y busca unir a las personas para la contemplación. Incluso cuando está oculta. Dostoievsky nos enseña a buscar la belleza y la verdad en el enfermo, en el loco, el débil, el borracho, algo que es muy paradójico y muy cristiano. Enseña que toda persona es imagen de Dios, y que además es una boca por la que Dios nos habla. Aunque los referentes de Ishiguro son Kafka y Beckett, no pierde el paso de los rusos.
    Hablo de la película mezclándola con el libro. No entraré en distinciones entre el guión cinematográfico y la novela. Let me never go, está dirigida por Mark Romanek y protagonizada por Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield, tres actores jóvenes y buenos de la nueva generación inglesa. Keira ya multimillonaria al estilo de Emma Watson, Robert Pattinson o Daniel Radcliffe; Zuckerberg en informática y Justin Bieber en cantautores.
    Es una narrativa distópica sin dejar lo utópico; un bildungsroman de tres amigos que se crían juntos en un Internado, se separan, se reúnen reconcilian y mueren; un anuncio denuncia ética de las donaciones de órganos vitales. Un memorial lento detallista, muy british and japanese de la cuidadora Kathy H. a los 31 años, meses antes de completar cerca del 2.000. El donante de Dorset, donde lo había pasado mal, quería asimilar en profundidad mis recuerdos, de forma que en las noches insomnes, con los fármacos y el dolor y la extenuación, acaso llegara a hacerse desvaída la línea entre mis recuerdos y los suyos. Entonces fue cuando comprendí por primera vez y de verdad, cuán afortunados fuimos Tommy, Ruth, yo y el resto de nuestros compañeros.
    Para mí es también una analogía o metáfora teológica de la muerte a la Luz disimulada de la vida, pasión y muerte de Jesús, cuya concepción virginal tiene algo de clon teológico en el Misterio. La contención evangélica del drama, tanto en la novela como en la pantalla de la PC, alcanza horizontes espectaculares, uno queda boquiabierto, meditando, llorando, contactándose con la Trinidad.
    Muchas cosas no son lo que parecen, hay cantidad de rumores no comprobados, el told and not told en la clase de la señorita Lucy que es despedida de inmediato. El Internado llamado Hailsham con un edificio victoriano precioso, jardines, estanques, senderos rurales, buenos profesores y custodios, que da una educación creativa, deportista y artística de calidad; en realidad es un Instituto para niñas y niños clonados y estériles que alrededor de los 23 años deberán comenzar sus donaciones. No pasan de la cuarta pues la debilidad patológica, y la extracción del hígado, corazón o pulmones pone fin a sus cuidadas vidas. Hail, bienvenido, el comienzo del Ave María en inglés, Hail Mary, full of Grace the Lord is with you; va unido a Sham, que significa farsa fingimiento impostura de sentimientos, imágenes y realidades. Está dividida en tres partes. Cuando son niños en Hailsham, 1978. En las Cabañas o The Cottages, 1985 después de los 18 años. Y Finalización o Completion, 1994; que resumo en tres mensajes bíblicos. Amistades difíciles, entrega calma, muerte en la entrega del Grito. 
    Kathy H., Tommy D. y Ruth son amigos con caracteres muy diferentes, complementarios, con sus sombras y claridades; vicios y virtudes. Viven como monjes y monjas, aislados del mundo exterior que desconocen, espectacular la escena ante el menú del restaurant, si me habrá pasado a mí. De mismo modo no tienen idea de quienes son las dos células de las cuales proceden, sin padres, sin familia; lo que Tommy imprime en sus dibujos de animales surrealistas y fantásticos. Con un realismo despiadado, Sputnik, mi amor, Hiroshima, mon amour, o Mystic River de Clint Eastwood,  oriental y tranquilo, sin juzgar sino narrando, se nos muestra la maravilla y la fragilidad de las amistades, con el enfrentamiento incesante del amor y de la muerte. En Hailsham se les enseña cómo tener relaciones sexuales con el esqueleto de un cadáver. Cuando Kathy y Tommy ingenuos quieren conseguir un aplazamiento o postergación de las donaciones pues tienen un amor verifiable, verificable y seguro, Madame, la de la Galería, exclama llorando, dicen que están seguros, seguros de estar enamorados, no sé cómo se puede saber eso. Se engañan al pensar que el amor es tan sencillo.
    Let me never go, toma su nombre del tema musical tercero de una casete de Canciones para después del crepúsculo de Judy Bridgewater, grabada en un Long Play’1956, que Kathy compra a los 11 años en un Saldo. Judy canta con tristeza una y otra vez, Baby, baby, kiss me, and never, never let me go. Se imaginaba a una mujer a quien le habían dicho que no podía tener niños, y que los había deseado con toda el alma toda la vida. Entonces se produce una especie de milagro y tiene un bebé, y lo estrecha con fuerza contra su pecho y va de un lado para otro cantando, Baby, baby, nunca me abandones, en parte porque se siente feliz y en parte porque tiene miedo de que suceda algo, de que el bebé se ponga enfermo o de que se lo lleven de su lado. Se daba cuenta que su interpretación no casaba con el resto de la letra. Eso no le importaba, ese era el mensaje para ella, y la escuchaba a solas, siempre que podía; llegando a danzar abrazada a una almohada, haciendo como que era su bebé. Así la encuentra un día Madame y 20 años después le dice, cuando te vi bailando aquella tarde, vi algo más de lo que veías tú. Vi un mundo nuevo que se avecinaba con velocidad, más científico, más eficiente, con más terapias para las enfermedades. Pero más duro, más cruel. Y te vi a ti, que apretabas contra tu pecho el viejo mundo amable, el tuyo, que sabías que no podía durar, y lo estrechabas con fuerza rogándole que nunca, nunca te abandonara.
    Mi exégesis se integra con esas dos, saltando y uniendo al ser humano, la sociedad y la naturaleza, con la trascendencia Teologal. El Baby de Kathy es Tommy, a quien ella ama como madre y mujer, y con quien tendrá relaciones íntimas, llenas de dificultades como las de los viejos alrededor de los 75 años, pues Tommy está decayendo luego de su tercera donación, al convertirse en su cuidadora en el Centro de Trasplantes de Kingsfield, mientras Ruth en Dover está completando, y meses antes de que él complete y le pida cambiar de cuidador para que no vea su desgaste patológico y su muerte. También es una metáfora de Dios Padre, pidiéndole a Jesús que en la Cruz no lo abandone, cuando se sienta tentado, pareciéndole que Dios lo está abandonando. El Espíritu logra el triunfo paradójico entre naturaleza y Gracia. Heb 9, 14; Lc 23, 46
    Tommy D. hace su viaje entre dos Gritos, uno de niño cuando lo humillaban engañándolo que lo iban a elegir para jugar al futbol y lo dejaban plantado; y el otro desgarrador en la noche, tetélestai, Jn 19, 30 entre el barro de la cumbre de un valle fuera de un pueblito que se ve en la lejanía; cuando vuelven de hablar con la señorita Emily y Madame Marie Claude, en Littlehampton, de la mentira sobre las postergaciones que nunca se dieron. No hubo postergación ni para el Hijo muy Amado. Cuando llega la Hora el Padre es Amor Inefable e Inexorable. En su confusa hondura Tommy se había cuenta desde pequeño cual era el destino de los alumnos de Hailsham; y el destino de la humanidad, morir amando o amar muriendo. El Amor es más fuerte que la Muerte y el Abismo y nunca muere, Cant 8, 6; 1 Cor, 13, 8 pero no se identifica con el amor humano ni con el de la Gracia en peregrinación. Se une y apunta hacia el Dios que es Amor y nos pide pasar por la prueba del Calvario hacia la Vida Eterna.
    Ruth conoce de clonaciones a su manera de certezas impetuosas. Todos lo sabemos, se nos modela a partir de gentuza. Drogadictos, prostitutas, borrachos, vagabundos. Y puede que presidiarios, siempre que no sean psicópatas. De ahí es de donde venimos. Si quieren buscar Posibles como es debido, busquen en la cloaca, en los cubos de basura, en los retretes, es de ahí de donde venimos. Está a la búsqueda concreta de su Original, Copia o Posible en Norfolk, donde van a parar todas las cosas perdidas. Durante cinco años es cuidadora. Se ganó a Tommy en la adolescencia. Convivieron en pareja, y lo apartó de Kathy. Al final les pide perdón, porque Dios se lo ha dicho en su mente muchas veces, y planea para ellos el aplazamiento. Sin embargo, los tres mueren solos, igual que el barco abandonado en la playa desierta y ventosa que han ido a visitar. 
    Es conmovedor atisbar cómo se acompañan a medida que las donaciones, parecidas a nuestros trabajos y servicios en los que vamos perdiendo las energías donándonos; tengo una lista escondida de 34 donaciones que Jesús me permitió hacer a su Iglesia; los dejan maltrechos y exhaustos, ancianos jóvenes que van al encuentro de la muerte sin rebelarse, sin que nadie los obligue, entregándose ellos mismos con sumisa y deliberada libertad. Eso era lo que se suponía tenían que hacer. Para eso fueron creados. Si el grano de trigo que cae en tierra no muere, queda solo sin dar fruto. Quien no está apegado a su vida en este mundo, la conserva para la Vida Eterna. Mi alma está turbada, pero no le diré al Padre que me libre de esta hora, para morir he llegado a esta Hora. Jn 12, 23-28
    Y como empezó, termina Kathy, añorando su Original, la Memoria Metafísica del Origen que es nuestro Padre Dios. He recibido la notificación de que mi primera donación será dentro de un mes. Lo único que me he permitido, y una sola vez, un par de semanas después de oír que Tommy había completado, fue ir en el auto a Norfolk. No llegué a la costa. En un momento dado me encontré junto a campos llanos, anodinos, sin cambio en el paisaje. Al final divisé unos árboles, no lejos del arcén, me detuve y bajé del coche. Estaba ante hectáreas de tierra cultivada. Había una valla que me impedía el paso, con dos filas de alambre de púas y unos árboles, donde se habían enmarañado todo tipo de brozas y deshechos, restos que el viento había arrastrado y la valla y los árboles habían detenido. En lo alto de las ramas, klón ondeando al viento, se veían trozos de plástico y bolsas viejas. Pensé en todos aquellos desperdicios e imaginé que era el punto adonde todas las cosas que había ido perdiendo desde la infancia habían arribado con el viento, y ahora estaba ante Tommy. No permití que la fantasía fuera más lejos, y aunque las lágrimas me caían por las mejillas no perdí el dominio de mí misma, volví al auto y me alejé hacia dondequiera que me estuviera dirigiendo. 

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