viernes, 20 de abril de 2012

86. Séptimo aspecto de la New Age, su cristo cósmico no es el de la Biblia: Ef 4, 10-16




    El que descendió es el mismo que subió más allá de todos los cielos, para Plenificar la Totalidad. Realizando la Verdad en el Amor, crezcamos en esa Totalidad hacia Cristo, que es la Cabeza, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión, gracias a todos los ligamentos, páses hafês que lo nutren, según la actividad propia de los miembros. Los cristianos no esperamos la llegada de ninguna nueva edad cósmica, llámese piscis acuario o capricornio. El esquema de este mundo pasa, el tiempo salvífico ha plegado sus velas, kairós synestalménos 1 Cor 7, 29-31, y ya hemos llegado el fin de los siglos 1 Cor 10, 11; la Nueva Creación 2 Cor 5, 17, el Hombre Nuevo Ef 2, 15,  el Hombre Celestial  1 Cor 15, 48-49 se ha hecho presente en el Hombre Dios Resucitado, y la renovación del mundo está decretada de manera irrevocable y se anticipa ya con realidad en este siglo. LG, 48 El Cristo Cósmico para nosotros es el mismo Jesús resucitado que llena la Totalidad penetrándola con las energías de sus misteriosos ligamentos; cual análoga e infinita red neuronal que vivifica desde su Cabeza a la Totalidad del cuerpo angélico, humano y cósmico, comenzándolo a transfigurar. DV, 8 No dirigimos nuestra mirada a fuerzas creadas impersonales, como las raíces interconectadas, las cuerdas luminosas o las semillas de Avatar de Cameron, que pueden no obstante, darnos una parábola bella y artística, como el Pueblo el Cuerpo y el Templo, o la Vid y los sarmientos, de lo que creemos por Revelación. Lo que miramos es la Vida, la Verdad y el Amor Increados de las Tres Personas de Dios, manifestadas en el Crucificado Resucitado que tiene la Primacía en Todo.
     En la Nueva Era se ha hecho popular una visión muy distinta, del significado cósmico de Cristo. El cristo cósmico es un ejemplar divino que puede ser cualquier persona humana que posea energías crísticas o místicas, incluyendo la persona de Osho, Buda, Krishna o Jesús, como un simple ser humano más. El cristo cósmico, y vaya si tienen alguna razón en este caso, sería el guía de una salida de las ideas pesimistas de un universo mecanicista newtoniano lleno de competitividades, con ganadores y perdedores, dualismos, y el aburrimiento que sobreviene cuando nuestro maravilloso universo se describe como una máquina, privada del misterio y del espiritualismo. Pero ese cristo cósmico es local e histórico, no transhistórico, fuera del espacio y del tiempo como pasa con Cristo resucitado. Es íntimo a cualquier vida humana, a una piedra de jade, una pirámide de Teotihuacán, un árbol energético, Don Goyo, Los Azufres con Ovnis o el Orizaba, un gurú huichol o la galaxia de Andrómeda. Podría vivir en la casa de al lado o incluso en el interior más profundo y auténtico de mi propio self. Para la Nueva Era, el cristo cósmico aparece como un modelo que puede repetirse en muchas personas o cosas, lugares y épocas. Es el portador de un enorme cambio de paradigma. En definitiva el nuevo paradigma, un potencial escondido dentro de nosotros.
      En los cristianos Jesucristo no es un simple Modelo que puede presentarse en cualquier ser humano iluminado. En la New Age, el Jesús histórico y de la fe, Personal e individual, es distinto del cristo universal, eterno e impersonal. Jesús no es considerado el único Cristo sino que hay miles de cristos. La muerte de Jesús en la Cruz, o se niega o se reinterpreta para excluir la idea de que pudiera haber sufrido como Cristo. Los documentos extrabíblicos, que no se hallan en el canon de la Sagrada Escritura, como los evangelios gnósticos, son considerados fuentes auténticas para el conocimiento de aspectos de la vida de Cristo. Otras revelaciones en torno a Cristo, proporcionadas por entidades, guías espirituales y maestros ascendidos o las Crónicas Akasha, son básicas para la cristología de la Nueva Era. Se aplica un tipo de exégesis a la Biblia que pretende purificar al cristianismo de la religión formal e institucionalizada por Roma, Constantinopla y Moscú y nos impediría el acceso a su esencia esotérica.
      En los católicos, Cristo es el Singular Absoluto Verbo de Dios hecho carne en Jesús de Nazaret, cuya figura humano-divina revela el misterio Pascual Trinitario. Puede vivir en nosotros, por la Gracia Increada del Espíritu si no estamos en pecado mortal, sin confundirse con nosotros. Sin embargo, ésta vida no es natural, no se nos impone, no es automática, no es una técnica ni nace de nosotros, sino que es Don y Misterio de Dios que la infunde como regalo sobrenatural.
     Para los católicos la vida según el Espíritu es en una relación con las Tres Personas que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos y la naturaleza. La espiritualidad psicologizante de la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia alterados, dominados por un sentido de armonía y fusión con el biocentrismo galáctico. La mística no es el encuentro con el Abba trascendente de Jesús en la plenitud del Amor, sino una experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un monólogo con mi yo o sí mismo creado, que procede desde abajo
     No es el renacer de lo Alto, del agua y de Espíritu para entrar en el Reino, Jn 3 del que subió a los Cielos; y nos dejó en la Eucaristía el anticipo de lo que hará, al transubstanciar el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, cual si nos dijera que la identidad más profunda de todas las realidades es Él mismo sin quitarnos las especies; y lo ejecutará en la gloriosa resurrección universal. Para la New Age es más bien un sentimiento exaltante de bienestar y comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del cristo cósmico que no es el Resucitado, sino creaturas tales como sexo, ecología, trabajo, política, psicología o espiritualismo místico natural parecido a la indefinida diosa Eywa donde van los ancestros de los Na'vi en Pandora. No hay ningún Dios Increado, fuera de nosotros mismos y de este cosmos envejecido con 14 mil millones de años. En síntesis, el cristo cósmico para la Nueva Era es este universo corruptible que se desmorona; para nosotros es el Resucitado Eterno Viviente, diferente y penetrando la gloriosa libertad de los hijos de Dios en un cosmos incorruptible. Rom 8, 21      

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